¿Quieres un superpoder? Aprende a hablar en positivo

Tu discurso puede convertirse en tu mayor enemigo. Aprender a controlar las palabras y a hablar en positivo es el superpoder que el filósofo español Luis Castellanos trata de enseñar en sus conferencias y sus exitosos libros.

Rafa Nadal, ganador por décima vez de Roland Garros

Ningún tenista había conseguido esta hazaña hasta el momento, razón de más para su felicidad

Entre los encuentros para mejorar el bienestar del cuerpo y el alma que organiza el madrileño centro Arsenal Femenino sport, wellness & social club se convocó en enero a Luis Castellanos. El filósofo y experto en lenguaje positivo, autor de libros como 'Educar en lenguaje positivo' (Paidós), dio dos charlas con el sugerente título de 'My Words. My Power' ('Mis palabras, mi poder'). En ellas desgranó la importancia de controlar tu lenguaje y usarlo en tu beneficio.

"Las palabras salvan historias, vidas", explica Castellanos. "Esas palabras y acciones son las que llamo habitadas. Si quieres estar alegre, practica la alegría hasta habitarla; si practicas el miedo, serás muy bueno encontrando miedo, si practicas el agradecimiento serás muy bueno agradeciendo y reconociendo a los demás. Si practicas las excusas serás muy bueno encontrando excusas, si practicas la culpa serás muy bueno culpando a otros, si practicas el amor, la compasión, la amabilidad... serás muy bueno amando". ¿Estás preparado para el cambio? Hablamos con el autor.

Aunque parezca obvio, ¿en qué consiste el lenguaje positivo?

El lenguaje positivo es el lenguaje que alivia el sufrimiento, el dolor y la soledad. Lo que lo hace especial es la aceptación de que la vida es vulnerable y frágil, que está llena de dificultades y problemas que acaparan nuestra visión y nuestro lenguaje, pero también de que somos capaces de ver, entender y comunicar el lado favorable de las cosas y elegir las mejores palabras para construir y narrar una buena historia de vida.

Si tuvieras que escoger tres palabras para mejorar tu vida, ¿cuáles serían?

Curiosidad, creatividad y compasión. Tres palabras que me dotan de energía y vitalidad y a las que está asociado el universo. La curiosidad tiene que ver con la atención, con la limpieza de la mirada, con el cuidado esencial que es una actitud vital, con la admiración, con la fascinación. Implica movimiento hacia la vida, hacia lo desconocido, movimiento sin miedo. La creatividad tiene que ver con algo tan sencillo como es nuestra esperanza. Con el lenguaje de la felicidad, de la 'resiliencia'. Es una palabra que construye mi habla interna y que nos permite trabajar juntos. Me permite buscar respuestas a una de las preguntas más importantes de mi vida: ¿qué estoy buscando? Son las palabras que habitan mi mirada para inventar y crear un mundo mucho mejor a mi alrededor, aquí y ahora… La compasión es el redescubrimiento, definitivo, de la mirada. Te veo, sé quién eres. Eres de verdad. Es la mirada del corazón que me permite un nuevo acceso cognitivo y emocional al mundo. Es la base de nuestras palabras y acciones habitadas, de la autenticidad del corazón. De la verdad que habita en la mirada curiosa y creativa. En qué te puedo ayudar, cuenta contigo, te escucho…

Luis Castellanos, con su libro

Luis Castellanos y su libro, 'Educar en lenguaje positivo'.

/ Arsenal

¿Cómo puede llegar a cambiar tu vida el uso del lenguaje positivo?

El lenguaje positivo es la historia de las palabras invencibles e imparables que no dejan que entre el miedo y la soledad en el corazón de las personas. Las palabras y acciones habitadas pueden cambiar el curso de mi historia para que tenga una buena historia con un protagonista digno, un protagonista acreedor de confianza. Confío en ti.

Esto que me cuentas, ¿qué datos irrefutables me darías para apoyarlo, si los hay?

Llevamos muchos años observando la vida que albergan las palabras. También nos hemos asomado en el fascinante mundo del cerebro. En 2009 publicamos nuestra investigación en la revista científica 'PLOS ONE' con la que demostramos que las expresiones de ánimo (mensajes como "vamos, tú puedes", "eres lo más", etc.) tienen tal relevancia en el cerebro que nos permiten estar más atentos, más rápidos y más concentrados en la tarea, tener un pensamiento más creativo. En definitiva, incrementan nuestra inteligencia. Existen varias demostraciones de que el uso de las palabras que expresan emociones positivas cambia nuestro estado de ánimo y está relacionado con una mayor longevidad. Además, los últimos estudios se centran en el uso de las palabras para detectan con una gran precisión los niveles de estrés o la depresión. El lenguaje es una herramienta poderosísima que puede aportar soluciones concretas para optimizar el aprendizaje y el rendimiento, detectar y prevenir enfermedades mentales, mejorar la salud y el bienestar.

Libros de lenguaje positivo

'La ciencia del lenguaje positivo' y 'Educar en lenguaje positiva', dos obras de Luis Castellanos.

/ Luis Castellanos

Dices que las personas tenemos un superpoder que tiene mucho que ver con nuestro modo de hablar. Convénceme, por favor, de que no estás exagerando.

Ese poder es nuestra habla interna. Nuestro 'Pepito Grillo' particular que nos habla sin parar y nos dice "tú puedes" o "no puedes", "es imposible" o "es posible", "qué difícil, abandona" o "vamos, lo vas a lograr"… Mirarnos al espejo cada mañana, estar a solas ante quién soy yo y 'ver' nuestras palabras, ver de qué está poblado mi lenguaje y el lenguaje de mis sueños. ¿Están poblados mis sueños de un sí puedo o un no puedo, de desaliento o aliento para la vida? Cada persona es la demostración más palpable del poder de las palabras en uno mismo. En ellas vivo y viven mi presente y mi futuro. Impulsar esas promesas que llevamos en nuestras mentes y en nuestras corazones. Identificar la importancia de cada una de las palabras, ser autoconsciente de la voz que habita en mí, podría determinar el rumbo de mi bienestar y mi actitud ante la vida.

¿Es conveniente hablar y hablar, o es determinante la manera en que lo hacemos?

Hablar y hablar, sin elegir qué hablamos, cómo hablamos y para qué hablamos puede estar vacío de verdad y autenticidad, lleno de falsedades, egoísmos, miedos, excusas, quejas, culpabilizando a otros de lo que nos ocurre y ocurre. Y, esto es contagioso. El secreto está no en censurar nuestro lenguaje sino en elegirlo para crear, para comunicar, para compartir, para saber, no solo, cuánta felicidad quiero recibir sino, sobre todo, cuánta felicidad soy capaz de aportar y tomar las decisiones correctas.

¿Qué le dirías a alguien repitiendo constantemente un discurso negativo para que cambie?

El que tiene un discurso negativo sufre de hambruna, vive en la mentalidad de la escasez, focalizado en lo negativo, las palabras que lo acompañan intensifican la inseguridad y disparan la soledad y el miedo. El lenguaje negativo es un gran seductor; nos dice que la vida es así, tú qué sabrás qué es la vida, la realidad es como es: dura, difícil, complicada… Excusa, queja indiscriminada y culpabilizar a otros son tres caminos que obstaculizan el aprendizaje, la curiosidad, la creatividad y la compasión. Por eso le diría que se pare y observe su lenguaje, que aprenda a regularlo eligiendo más palabras positivas y que como consecuencia cada vez será más libre. Una sonrisa iluminada de amabilidad aparecerá en su rostro. Las palabras con las que vemos el mundo transforman nuestra realidad.

¿Puede un discurso positivo cambiar tu vida laboral o incluso la amorosa?

Con las palabras y acciones habitadas afloran la realidad y la verdad de nuestras posibilidades. Algunas de estas nuevas posibilidades logramos hacerlas realidad si elevamos el nivel de positivismo en nuestra mente para conseguir un cerebro que funcione en positivo. Como nos comenta Shawn Achor, uno de los mayores expertos en psicología positiva a nivel mundial, un cerebro en positivo funciona mucho mejor que cuando está en negativo, neutro o estresado. Se eleva la inteligencia, la creatividad y los niveles de energía y atención como ya hemos comprobado en nuestra publicación científica en PLOS ONE. El cerebro positivo es 31% más productivo que si está negativo, neutro o bajo presión. Trabajamos un 37% mejor en ventas. Los doctores son 19% más rápidos, más precisos y más correctos en sus diagnósticos si están positivos, que si están negativos, neutros y presionados. Porque sienten, lo que llamamos, una ventaja de felicidad.

¿Hasta qué punto pueden hacerte daño las palabras?

Las palabras dañinas duelen mucho. A veces este dolor se convierte en crónico, nos enferma y nos mete en un túnel que parece no tener salida. Son palabras que se instalan en nuestra mente y nos atan con su miedo, odio, rencor. A veces nos vuelven violentos contra los demás y contra el mundo, y otras veces nos hacen agredirnos a nosotros mismos Ya sabemos que el maltrato no es solo físico. La violencia verbal es peligrosa y mucho más cotidiana y habitual, hasta tal punto que llegamos a normalizarla y aceptarla, dejamos de verla. Por eso hablamos de la importancia de vigilar estas fuerzas destructivas de nuestro lenguaje verbal y no verbal.

¿Cómo va a ser la comunicación del futuro?

Creo que lo que necesitamos es que nuestros líderes hagan un alto y presten atención a su lenguaje. Líderes que tomen conciencia de sus palabras, de la verdad y de la mentira que éstas habitan. Las palabras y acciones habitadas ponen en evidencia el poder del factor de falseo lingüístico: esa capacidad que tenemos de hablar dañando, de mentir y portarnos mal sin dejar de vernos como buenas personas. Es una misión crítica y capital que identifiquen esas fuerzas destructivas y se mantengan alerta para ejercer como personas que lideran un futuro prometedor. Un futuro más sabio, amable y compasivo que atienda a los sueños de las personas, a la promesa que cada uno de nosotros llevamos dentro. Es una nueva ética, es la ética del lenguaje, de cada una de nuestras palabras que conllevan una responsabilidad, no como mero ejercicio filosófico, sino de 'empatía temporal': sentir lo que otro siente y actuar a tiempo y en el tiempo de cada uno. Estaría genial que nos diésemos cuenta de la relevancia del lenguaje como herramienta para construir buenas historias personales y una buena historia de la humanidad. El lenguaje se inventó para ver. ¿Qué han dejado de ver nuestros líderes? Y, sobre todo, el lenguaje positivo es capital y la nueva clave que puede contribuir al diseño de humanidad que queremos impulsar desde la educación.

Por último, si solo pudieras darme tres consejos respecto al lenguaje y el uso de las palabras para lograr una mejora sustancial de mi vida, ¿cuáles serían?

Aprendamos a habitar. Toma conciencia de tus palabras, regula y elige tu lenguaje y logra autonomía lingüística. Libertad para amar, ser feliz y dar felicidad. Es decir, habita tus pensamientos, habita tu escucha, habita tus palabras y tus acciones. Y no por deseos de perfección, sino con sentido de humor y creatividad. Prefiero ser creativo antes que perfecto. El mundo se abre ante mis ojos.

Síguele la pista

  • Lo último