Por qué todo el mundo está obsesionado con Fleabag (y pronto tú también)

Las ocho nominaciones a los mayores premios de la televisión confirman que estamos más ante una serie de culto que ante una gamberrada de la genial Phoebe Waller-Bridge.  

Fotograma de la serie 'Fleabag'
Fotograma de la serie 'Fleabag' / D.R.

Mejor comedia, mejor guión, mejor dirección, dos nominaciones a mejor actriz invitada y otras dos a mejor actriz secundaria. Además, por supuesto, de mejor actriz de comedia para Phoebe Waller-Bridge. Esas son las ocho nominaciones a los Emmy de la segunda temporada de Fleabag, la miniserie de Amazon Prime que seguro que tus amigas ya te han recomendado o prohibido ver, porque pese a su brevedad (seis episodios por temporada) a todo el mundo le obsesiona Fleabag, para bien o para mal. Estas son las 10 razones para no perdértela.

1. Phoebe Waller-Bridge. La británica es un talento difícil de clasificar, aunque muchos lo hayan intentado: actriz, escritora, director, productora. Es también la responsable del éxito de Killing Eve al adaptar la saga literaria de Luke Jennings y una de las protagonistas de la nueva saga de Star Wars. Formada en la Real Academia de Arte Dramático, es la protagonista, guionista y directora de ‘Fleabag’, nombre del personaje principal al que ella interpreta.

2. Reverso tenebroso. Todas las comedias y heroínas románticas están aquí, pero pervertidas. Bridget Jones, las hermanas Bennet, las chicas de ‘Girls’ y las de ’Sexo en Nueva York’, e incluso Amelie. Phoebe Waller-Bridge es una genia tomando referencias de aquí y de allá, mezclándolas y convirtiéndolas en una versión siniestra y divertida de las mismas.

Phoebe Waller-Bridge en Fleabag
Phoebe Waller-Bridge en Fleabag / D.R.

3. El humor. También es una heredera lejana del mejor humor inglés: absurdo, sutil, inteligente, descarnado. Tan pronto hace un chiste sobre si el tamaño de su culo lo hace idóneo para el sexo anal como desmonta un argumento teológico a base de sarcasmos. Como con los grandes podes del humor británico, en varios momentos de Fleabag te quedarás pensando ‘¿de verdad ha dicho eso?’.

4. La culpa. Bajo la apariencia de descocada y atractiva soltera que enlaza relaciones sexuales y sentimentales por un Londres amable, Fleabag es un personaje atormentado por la culpa tan torpe emocionalmente que no sabe expresarlo ni ante sí misma. Nada de redenciones tipo ‘Anatomía de Grey’ con discurso calculado al milímetro, aquí la culpa es igual de incómoda, irreconocible, constante y persistente como en la vida real.

5. Las secundarias. Waller-Bridge es soberbia, pero Sian Clifford (en el papel de su hermana) y la gran Olivia Colman (interpretando a su madrina y actual pareja de su padre) merecen sus respectivas nominaciones a los Emmy y un aplauso lento. Mujeres complejas y fuertes que, pese a mostrarse cómicas, resultan creíbles, ése es el gran logro de la serie, y es mérito tanto de su creadora como de sus actrices. Por cierto, las míticas Fiona Shaw (como terapeuta) y Kristin Scott Thomas (como tentación erótica de Fleabag) hacen unas apariciones estelares que también se han llevado su nominación.

Olivia Coldman en 'Fleabag'
Olivia Coldman en 'Fleabag' / D.R.

6. El cura. Internet ha enloquecido por el personaje de Andrew Scott y no era fácil que sucediera esto. Que en pleno siglo XXI un sacerdote como tentación provocara la polémica parecía imposible, pero la interpretación del que fuera Moriarty en la serie ‘Sherlock Holmes’, la complejidad del personaje construido por Waller-Bridge y la relación entre ambos que tiene menos de prohibido que de verdadera conexión por primera vez con el Fleabag. Solo con el cura la vemos algo menos atormentada.

7. La narrativa. Porque otro de los fuertes de la serie es su continua fractura de la cuarta pared. Fleabag constantemente habla a la cámara, es decir, al espectador, lo que da momentos hilarantes y sensación de que es un personaje cínico, en pleno control de la situación e incomprendido. Pero saltándose toda convención narrativa, mientras los demás personajes no son conscientes de esos apartes, el sacerdote le pregunta “¿a dónde te has ido?”. La conexión es real.

La protagonista de 'Fleabag' hablando a cámara
La protagonista de 'Fleabag' hablando a cámara / D.R.

8. La promiscuidad. La protagonista se acuesta con quien quiere y cuando quiere. Y a pesar de tener todos los ingredientes (iglesia, romanticismo, novio recurrente, comedia…) la epifanía del arrepentimiento no llega. Y el mensaje es rabiosamente feminista. Fleabag admite que se siente sola, que tiene conflictos… Pero, a diferencia de la traición a las fans de ‘Sexo en Nueva York’ donde cada al final de la serie cada una acaba con su marido/amor estable, la historia de amor de Fleabag es consigo misma.

9. El duelo. Durante toda la serie se dan pinceladas, sobre todo de lo que ha supuesto perder a su mejor amiga Boo. Pero no es hasta el final cuando entendemos lo que supuso para Fleabag perder a su madre. Envuelta de comedia gamberra se esconde una obra maestra sobre la pérdida y la madurez en la que te sorprenderás pensando a menudo una vez que acabe.

10. El feminismo. La verdadera igualdad se alcanzará cuando no sea necesario usar las palabras “género”, “igualdad”, “feminismo” para definir una obra. ‘Fleabag’ es una serie de mujeres que no se regodea de serlo. Está hecha por mujeres, habla sobre problemas de mujeres, está protagonizada por mujeres (y ninguna es la novia sexy, la amiga gorda, la ex tonta…). Y lo más importante: tienen conversaciones y chistes y reflexiones de mujeres que no siempre tienen que ver con los hombres con los que se relacionan.

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