Elena Trapé: "El nivel de formación de los jóvenes es mejor que el de nuestra clase política"

La cineasta Elena Trapé disecciona en su película ‘Las distancias’ los problemas que afectan a la generación mejor preparada de la historia. Una película que llega muy hondo, hasta la misma alma del espectador.

La cineasta Elena Trapé

La cineasta Elena Trapé en el Festival de Málaga.

/ Carlos Alvarez

'Las distancias' es una película sorprendente porque, en verdad, no esperas nada de lo que ocurre. Aunque su directora, Elena Trapé, se resiste a considerar su segundo largo como un retrato generacional, lo cierto es que el filme pone sobre la mesa la decepción que para los jóvenes de treinta y tantos ha supuesto ser la generación mejor preparada y, sin embargo, enfrentarse a un mercado laboral tan precario que lastra sus proyectos de vida, tanto personales como profesionales.

"¡El nivel de formación de los jóvenes es mejor que el de nuestra clase política! Y ni aún así tienen futuro, eso me da mucha pena", apunta Elena Trapé, quien ha logrado en su película que los actores y las actrices alcancen unas cotas de naturalismo en la pantalla a las que estamos poco acostumbrados.

Alexandra Jiménez, la protagonista, se llevó el premio a mejor actriz en el Festival de Málaga, donde 'La distancia' cosechó la Biznaga de Oro a mejor película y mejor dirección para Trapé. 'Las distancias' muestra también, con la misma naturalidad, cómo está presente el bilingüismo en la sociedad catalana. "Mi primera película, 'Blog', no la hice en catalán porque pensé que era antinatural, pero debería haber sido bilingüe porque es la manera en la que yo pienso. Creo que es una suerte serlo y además es mi realidad. El personajes de Alexandra habla con todos en castellano, otro habla en catalán siempre, y el resto dependiendo a quién se dirige. Eso es lo que ocurre en Cataluña, según quien te presente hablas en un idioma o en otro, de manera natural”, explica Trapé en su entrevista para Woman.es.

¿Cómo fue el proceso de creación de 'Las Distancias'?

El punto de partida del que surge es hablar de la decepción. El formato de ‘reunión de amigos’ lo elegí porque me gustan mucho las películas que plantean ese universo de reencuentro y quise hacerlo en un contexto distinto al que viven, en este caso Berlín, donde se desplazan cuatro amigos para visitar a otro de ellos y donde puede ocurrir cualquier cosa. La película partía de cosas que sentía en mi vida, a mi alrededor. Mi sensación era que en un momento dado tienes que trabajarte que las cosas no vayan como tu habías deseado. Esa, quizá, sea una de las claves de la felicidad. Ese punto de partida me ayudó a poner en evidencia conflictos internos de cada uno de los protagonistas y de los del grupo.

Elena Trapé, en el Festival de Málaga 2018

Elena Trapé recoge la Biznaga en el Festival de Málaga 2018.

/ Carlos Alvarez

‘Las distancias’ es una película que te hace sonreír a veces pero también sentirte apesadumbrado e incluso horrorizarte, ¿qué querías provocar en el espectador?

(Risas). En realidad es más oscura de lo que esperaba. Intentamos con el guionista forzar un 'happy end' pero no salía. La película pedía desasosiego. Para ello decidí rodarla en Berlín, una ciudad donde la luz no da concesiones y puede ayudar a mostrar la parte más dura de la peli. Desde el principio yo le pedía al 'dire' de foto que visualmente fuera áspera. Aparentemente parece que no tiene ni luz, que no está iluminada, algo que no es cierto. Los personajes no están favorecidos, y también se hizo adrede. Quería que fuera una película que raspara. Pero si te soy sincera, estuvimos tanto tiempo con ella… ¡Empezamos a escribir en 2011 y rodamos en 2017! Luego ha sido muy emocionante ver que la gente conecta con ella, todos se quedan con la cara hasta el suelo pero no porque no le guste sino porque están tocados. Hay gente que incluso me ha escrito después de tres días, porque necesitaban digerirla antes de poder hablar sobre ella. Me gusta mucho que haya pasado eso.

¿Son buenos amigos los protagonistas de tu película?

Creo que sí… Nunca quisimos que hubiesen buenos y malos, todos hacen lo que pueden y tienen capas suficientes para poder identificarte con ellos en alguna parte de la peli. Todos tenemos momentos de mezquindad que vienen causados por el puro egoísmo, son partes oscuras que no vienen de la maldad, sino que las circunstancias hacen que te comportes de modo muy infantil y egoísta y eso afecta tu entorno, pero ninguno ellos es malo, ni siquiera Guille. El problema es que nos cuesta decir las cosas como son. Siempre cuesta ser honesto. Los personajes fueron muy buenos amigos y hasta cierto punto todos ellos necesitan ese grupo que parece que ya no se sostiene… Incluso los actores y actrices se convirtieron en amigos y durante el rodaje salían juntos a cenar y a tomar algo.

Elena Trapé, Alexandra Jiménez y María Ribera

La cineasta Elena Trapé y las actrices de 'Las distancias' Alexandra Jiménez y María Ribera. 

/ Carlos Alvarez

¿Mejorarían las relaciones si habláramos más y lo hiciéramos desde la honestidad?

Desde luego, pero sobre todo si fuéramos sinceros con nosotros mismos. Lo importante debería de ser averiguar si quieres hacer las cosas por ti o por inercia. ¿Estoy trabajando en lo que me gusta, o era lo que tocaba? O, ¿estás de verdad enamorado o estás intentando hacer ‘lo que toca’? Me refiero a todos esos movimientos que realizamos empujados por la vida, por lo que crees que esperan de ti…

¿Cómo es esa generación a la que retratas -treinta y tantos años, trabajo muy precario, pocas esperanzas-?

Me parece muy ambicioso hablar de mi película como retrato generacional. No era la intención, no es un a peli generacional sino de amigos, pero el contexto sí que lo es. Una generación que tenía muy asimilado el estado del bienestar, que si tu estudias habrá un progreso, etcétera, pero que se ha dado cuenta de que estamos todos instalados en la precariedad, incluso haciendo lo que te gusta. Eloi [uno de los personajes protagonistas], por ejemplo, dice "yo hice lo que me tocaba y, ¿ahora qué?". Hablan inglés perfectamente, han viajado, tienen un master, han hecho Erasmus, tienen un curriculum espectacular, pero ven que no les sirve para nada. Eso sí es muy generacional, lo veo constantemente a mi alrededor. No es un mito, es cierto que somos la generación muy preparada. La pregunta es, ¿para qué nos sirve si nos han creado un mercado de trabajo precario donde no se valoran todos esos conocimientos?

¿Es una generación frustrada?

A mi lo que me impacta es la falta de ilusión que tienen las generaciones más jóvenes. He seguido dando clase en la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) y me impresiona tener a gente de 20 años sin motivación alguna porque tienen muy claro que no van a trabajar al acabar. Yo recuerdo cuando hice Historia del Arte que me decía todo el mundo que era una carrera que no tenía futuro, pero mi sensación era que guay, que estaba creciendo e invirtiendo en mi, y sentía la efervescencia de aprender. Creo que los que tenemos 35-40 te das cuenta de que no vas a subir de escalón, pero los de veintipocos directamente piensan que no les sirve para nada lo que están estudiando. Están inmersos en una desilusión que me impacta mucho más. Realmente no terminan de ver porqué tienen que hacerlo. Yo recuerdo ganas, el primer paso para crecer… La escuela de cine es privada y no es barata, pero están ahí convencidos de que no van a trabajar. ¡El nivel de formación de los jóvenes es mejor que el de nuestra clase política! Y ni aún así tienen futuro, eso sí que me da mucha pena.

En el Festival de Málaga te llevaste varios premios, incluida la Biznaga de Oro a la mejor película, y mejor dirección y actriz protagonista para Alexandra Jiménez. ¿Qué han supuesto esos premios a ti y a la película?

Ya estar seleccionados fue un subidón porque era un reconocimiento y más aún ver que la película conectaba con alguien. 'Las Distancias' es una peli muy pequeña y encima bilingüe, pero generó expectativas y nos ha permitido estrenas desde otro lugar. En el cine cuesta mucho sacar la cabeza. Salvo la excepción de Francia que favorece la producción nacional, en Europa es complicada la distribución. Hay pocas salas y dejan muy poco tiempo las películas. Me pasó con 'Blog' [su anterior filme], estás una semana y media y te barren de la cartelera. Además, en las ciudades más pequeñas prácticamente solo hay multisalas, así que es muy difícil llegar al público. Me siento muy contenta porque la distribuidora nos va a dejar un hueco para que la película llegue de boca oreja.

¿Cómo se hace en estos tiempos para ver buen cine?

Pues yo iba mucho a las salas y a los festivales y cineclubs de cinéfilos que son alucinantes porque son de personas que aman el cine y solo conocerlos ya merece la pena. Pero ahora siendo madre me parece fundamental tener la opción de Filmin o Netflix o HBO. Yo tengo todas porque con una hija pequeña no tengo tanto tiempo para ir al cine. Están muy bien, en el caso de Filmin sobre todo nos permite ver pelis que ni siquiera se han estrenado en España y mucho cine nacional.

¿Crees que hay una generación nueva de jóvenes mujeres cineastas en España?

No se si es casual pero sí que es verdad que en las escuelas de cine hay casi una paridad en las especialidades que luego no se traduce en el mundo laboral, no hay el mismo numero de directoras que de directores. Por eso creo que es fundamental el papel de las escuelas como productoras, que no tengan en cuenta tu género como ocurre en los exámenes, es una ventaja un lujo. Quizá porque cada vez más productoras se están arriesgando a apostar, porque se escogen los proyectos desde otro lugar, están saliendo cosas muy interesantes.

Hace unos días, un colectivo feminista denunciaba en Málaga la falta de mujeres en una muestra de cine clásico donde no había ni una directora, ni programadas sus películas ni en las diferentes ponencias que iba a haber. ¿Cuesta más a las mujeres creadoras tener sus espacios?

Me parece muy bien que se denuncie la falta de mujeres, pero creo que el problema de la presencia femenina es estructural, no solo en este sector. Yo tengo una hija y veo los dibujos en la televisión. Siempre es el hombre quien aparece como el que lidera la dinámica de grupo y encuentra las soluciones, lo que hace que luego se atribuya al hombre el liderazgo y a la mujer otros roles, como los cuidados etc. Por eso el camino es más largo y hay factores como la maternidad que lo ponen más difícil a nosotras, y eso que estamos en la parte del mundo donde la mujer tiene más derechos. Lo que pasa es que solemos estar en los cargos intermedios. Hay que cuestionar todo esto. A mi, si me sale un trabajo fuera me preguntan cómo lo voy a hacer mientras que su padre, que es director de fotografía, dudo que haya tenido que contestar a eso jamás. Pero es algo tan sutil que se construye desde tan pequeñitos que va a costar sacarlo, hay que empezar desde el principio a deconstruirlo.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Pues este verano estuve haciendo ‘Boca norte’, una serie juvenil para Playz, la plataforma digital de rtve.es, con el director Dani de la Orden. Ha consistido en rodar tres capítulos cada uno y, aunque él es el es el director más distinto a mi que pueda imaginar, lo hemos pasado súper bien. Ahora estoy escribiendo con Miguel Ibáñez el guionista de 'Las Distancias'.

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