Carmen Reviriego: “Faltan mecenas en España”

Hablamos con una de las más importantes asesoras internacionales de coleccionistas de arte para hacer una radiografía a la situación del sector en España.

Carmen Reviriego, una de las más importantes asesoras internacionales de coleccionistas

Carmen Reviriego, creadora de la Fundación Callia.

/ Carolina Roca

Carmen Reviriego es una de las personas que más entiende de arte en nuestro país, un sector que considera su vida y su gran pasión. En 2007, fundó su propia compañí<strong>Callia,Transcend through art</strong>a Callia,Transcend through art, para asesorar en el coleccionismo de arte desde una perspectiva artística, social y económica. Desde entonces se ha movido en el mercado internacional del arte, como ella misma dice, “viajo 150 días de los 365 que tiene el año”, y, entre otros reconocimientos, ha sido galardonada por el Consejo Empresarial de Alianza por Iberoamérica con el premio ‘Mujer Iberoamericana 2019’, y reconocida por el Instituto de Empresa, ESADE y la Asociación de Mujeres Empresarias de España como una de las ejecutivas más relevantes del país. Además, es miembro del Comité Cultural del Queen Sofia Spanish Institute de Nueva York, columnista de la revista FORBES Internacional, realiza un programa de televisión sobre arte en México y es autora de tres libros de referencia en ámbitos universitarios: ‘La Suerte de Dar’, ‘El Laberinto del Arte’ y ‘De viaje por la Ruta del Arte’. Presidenta de la Fundación Callia , Reviriego ha sido la impulsora de los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo, una iniciativa que congrega a los principales líderes empresariales en torno al compromiso social con el arte. Hablamos con ella de la falta de un fuerte mecenazgo en nuestro país que lastra las posibilidades y la visibilidad de los artistas españoles en los mercados internacionales.

Estamos justo en ARCOmadrid 2020, la gran feria española e iberoamericana del arte que cumple 39 años. ¿Cuál te parece que ha sido el papel de esta feria?

ARCO es una feria muy querida que todos debemos apoyar, es la feria más visitada del mundo, con más de cien mil visitantes. Pero no está entre las más importantes del mundo, en la primera liga del circuito internacional del arte. ARCO debería de buscar una mayor calidad, que los criterios de selección de galerías y obras sean más rigurosos. Hay muchas galerías que no quieren venir porque no quieren salir con otras que no están a la altura. Se necesita un proceso más profesional y transparente de selección donde prime, por encima de todo, la calidad. Además, las ferias más importantes del mundo son privadas, no públicas. En su día, a ARCO le comió el pastel Art Basel en Miami. Ahí fuimos torpes, siendo España el puente natural con América latina que una feria tan latina como la de Miami no se la haya quedado ARCO es tremendo. Dice mucho de esa falta de agilidad que puede tener una organización pública en ver de privada. Creo que debería de ser mixta o privada.

Eres la presidenta de la Fundación Callia y además eres miembro del Consejo del Queen Sofia Institute de Nueva York. ¿De dónde nace tu amor por el arte?

Desde bien pequeña, he sentido mucho amor por las Artes, con mayúsculas. Por la música, la literatura, las artes plásticas. Tengo el enorme privilegio de dedicarme a algo que es mi pasión. He escrito tres libros de arte que además están en muchas de las universidades de Historia del Arte del mundo, escribo para la revista Forbes artículos de arte y mecenazgo y tengo un programa en televisión en México sobre arte en ‘prime time’. Siempre hablo de lo mismo, de arte, es mi vida.

¿Cuál es la primera motivación de una persona al iniciar una colección?

La primera motivación siempre cuando alguien adquiere arte es siempre porque le gusta, porque quiere vivir bonito y rodeado de belleza, pero también puede ser porque quiere diversificar el patrimonio y la tercera, que es la que más me interesa, la que más he trabajado y por la que más soy conocida es el mecenazgo, el arte como herramienta para trascender. Por ejemplo, cuando hablamos de la colección Thyssen, el primer señor August Thyssen era un empresario muy discreto, me atrevería a decir que hacía alambradas para gallineros, entre otras muchas actividades, pero fue quien empezó la colección. Luego vinieron dos generaciones más de mecenas, que la continuaron. En tres generaciones consiguieron crear todo un museo que colocaron frente al [Museo del] Prado de Madrid y es hoy una de las colecciones más importantes del mundo. Eso lo ha conseguido un mecenas. Nadie conocería a los Thyssen si no fuera por esa colección.

¿Qué importancia tiene el mecenazgo en el arte?

Toda. Para que te hagas una idea, en el nuevo MOMA que estuve en la inauguración el pasado octubre, yo conté los artistas españoles que había, eran seis y todos muertos. España consume historia pero no produce historia. Esto ocurre porque los artistas jóvenes y los artistas vivos españoles no trascienden al mercado internacional del arte, no tienen visibilidad. Cuando un gran mecenas adquiere una obra de un artista el puente entre el artista y el museo es el mecenas. Si España no tiene mecenas, las obras no llegan a los museos. Los museos que marcan tendencias en el arte contemporáneo son el MOMA de Nueva York y la Tate de Londres. El mercado del arte está en más de un 60% entre Londres y Nueva York. Faltan mecenas en España.

¿Por qué faltan mecenas en España?

Porque no tenemos una cultura de mecenazgo. No estoy hablando de las leyes de mecenazgo, que sí que las hay aunque no son tan buenas como pueden ser las anglosajonas, pero el problema no es ese. Es un problema cultural, la gente no tiene costumbre de apoyar el arte económicamente. Para promoverlo, en la Fundación Callia hemos hecho los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo, que son benéficos, la recaudación está donada íntegramente a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para la restauración de obras de arte de la colección. Los españoles somos muy generosos con nuestra familia y vecinos, pero nos cuesta trascender. Cuando voy a la galas benéficas en Nueva York, veo que cuando donan dinero y dicen hemos recaudado un millón en la cara de la gente ves el sentimiento de la suerte de dar, el título de mi primer libro, que es una serie de conversaciones con filántropos internacionales. Todos coinciden en eso. En España no existe esa alegría de aportar al bien común.

Sería como cuando Amancio Ortega dona máquinas de tratamiento para el cáncer…

Cuando se hace, se mira al que dona como si fuera un sospechoso. En Estados Unidos, Bill Gates que es un hombre que se hizo rico desde un garaje, ha acabado con la polio en casi todo el mundo gracias a sus iniciativas filantrópicas. Aquí cuando Amancio Ortega dona esas máquinas, se cuestiona el por qué lo hace. Creamos los Premios Iberoamericanos de Mecenazgo por la necesidad de reconocer la labor de esta gente que comparte su dinero fruto de su esfuerzo y sacrificio. Lo que hay que hacer es aplaudirles, para que den más. El arte es fundamental.

¿Qué importancia tiene el arte en las vidas de los ciudadanos?

La gente apoya la Sanidad, la Investigación y se piensa que el arte no es tan importante. Pero no es verdad. Es igual de importante. En mi discurso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando recordé que Tomás Moro en su libro ‘Utopía’ decía que no dejaran a los niños ver sacrificios de animales ni violencia porque se acostumbraban y cuando el ser humano se acostumbra a la violencia acaba perdiendo la virtud más humana que es la compasión. El Arte con mayúscula produce todo lo contrario. Cuando vives rodeado de arte, te humanizas. Y para ser generoso, para donar, primero tienes que ser humano, tienes que empatizar con el dolor de los otros. Por eso el arte es tan importante.

¿En qué consiste vuestra iniciativa Arte por la igualdad?

Cada año se premia a un mecenas español y otro iberoamericano, que no tiene que ser latino, sino que apoye nuestro arte, de artistas españoles o iberoamericanos. Este año es Philippe de Montebello, durante 30 años director del Metropolitan. Y cada año lo que se regala al mecenas es una escultura o pintura de una artista mujer, de esa forma le damos visibilidad y su obra entra a formar parte de una buena colección. Este año ha sido una obra de Eva Fábregas. Hemos premiado a mecenas muy destacados, como Carlos Slim, Daniel y Estrellita Brodsky, la Baronesa Carmen Thyssen Bornemisza, Paty Phelps de Cisneros. De ese modo los premios sirven como plataforma de promoción de la igualdad en el arte, además de ser un impulso para el talento emergente.

¿Qué supone para nuestros artistas esa falta de mecenazgo?

Que no trasciendan. En el momento que un artista está colgado en un MOMA o en una Tate, ya lo ven todos los coleccionistas, lo compran… La gente compra arte porque les gusta, pero también porque están creando un legado patrimonial. Si los artistas españoles están expuestos hay más demanda. Yo viajo 150 días al año, asisto a todas las ferias importantes de arte. ¿Crees que encuentro a muchos artistas vivos españoles? No. Como mucho a tres o cuatro. Los artistas españoles en la mayoría de los casos malviven. No todos, hay algunos como Jaume Plensa que están en el circuito internacional. O Secundino Hernández. O Cristina Iglesias, que acaba de ganar el Premio Royal Academy Architecture 2020. Pero luego hay artistas españolas que son extraordinarias, como Soledad Sevilla o Blanca Muñoz, que tienen poquísima o nula presencia internacional teniendo la calidad que tienen. Nos faltan mecenas que apoyen el arte español. El mercado del arte internacional mueve 63 billones de dólares. El español apenas un 1% del mercado.

¿Faltan mujeres en los puestos de liderazgo del sector artístico?

Faltan mujeres en todos los ámbitos. La desigualdad sigue en todos los ámbitos y el arte no es distinto. Pero se ven cambios. El Prado está haciendo un gran esfuerzo, la Royal Academy of Arts de Londres, el templo del arte contemporáneo, hará en septiembre la primera exposición individual de una artista mujer, Marina Abramovic, en sus 250 años de historia. El nuevo MOMA ha asumido una responsabilidad social en cuanto a valores… Creo que sí que hay que hacer ese esfuerzo. Los museos tienen una responsabilidad en la transmisión de valores, de igualdad, de integración.

Este año muchos de las exposiciones individuales por todo el mundo son de mujeres artistas. ¿Crees que hay un movimiento real por la igualdad?

Claro que lo hay. Estoy convencida de que ha ayudado mucho que empiecen las mujeres en puestos de liderazgo y de responsabilidad. Hay que luchar por ello sin descanso. Las tendencias, para corregirlas, hay que golpearlas. Hay que sacar a las cosas de su carril para romper la inercia. Las mujeres, todas, tenemos que solidarizarnos, apoyar el arte femenino. Eso no significa que apoyemos el mal arte, sino el gran arte creado por mujeres. Y eso significa que rompemos las inercias al dar un buen meneo, con fuerza, como hicieron las sufragistas.

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