Carmen Mola, la escritora sin rostro que ha vendido más de 250.000 ejemplares (y se ha traducido a 11 idiomas)

No conocemos su rostro, pero ha vendido más de 250.000 ejemplares y se ha traducido a 11 idiomas. Comparada con la superventas italiana Elena Ferrante, ahora publica el tercer volumen de su saga sobre la fascinante inspectora Elena Blanco, ‘La Nena’. Como no podía ser de otro modo, la entrevistamos vía email. 

Ilustración de mujer leyendo
Ilustración de mujer leyendo / naum

Con su primera novela, ‘La novia gitana’, Carmen Mola se convirtió en un éxito editorial a través del boca a boca de quienes la leían. ‘¿No la conoces aún? Cuando la empieces, no serás capaz de parar’, te decían sus admiradores, que crecían vertiginosos en número al mismo tiempo que ella escalaba puestos en las listas de los libros más vendidos. Todos proclamaban que la inspectora Elena Blanco, protagonista de la trepidante saga de novela negra de Mola, era fascinante. Adicta a la ‘grappa’ y a los karaokes e hija de familia más que bien, la inspectora Blanco es una mujer a punto de cumplir los 50 años, que dirige la Brigada de Análisis de Casos (BAC), un grupo de élite de la policía que se enfrenta a los delitos más complejos. Además de llevar con mano firme a su equipo, Blanco carga con un doloroso pasado que hace que sea incapaz de comprometerse en el terreno de los afectos.

Novela 'La Nena' de Carmen Mola

Portada de la novela 'La Nena' de Carmen Mola.

/ D.R.

Ahora, Carmen Mola publica ‘La Nena’ (Alfaguara), la tercera novela de esta saga. Si ‘La novia gitana’ comenzaba con el asesinato de una joven mujer gitana tras su fiesta de despedida de soltera y acababa con una bomba, la aparición del hijo perdido de la inspectora Blanco, en la siguiente, ‘La red púrpura’, Mola daba un giro de tuerca hacia la oscuridad y nos sumergía en la internet profunda o 'deep web’, donde Blanco encontrará pistas sobre su hijo, además de un potente caso por resolver. Ahora, en ‘La Nena’, la primera sorpresa es que la inspectora Blanco ha decidido retirarse de la policía para trabajar en una ONG. Poco le durará, sin embargo, ya que una trama delictiva volverá a hacerle daño donde más le duele y hará que vuelva a estar de nuevo al frente de su brigada.

Sin duda, Carmen Mola se ha convertido en el mayor fenómeno editorial de la novela negra española en los últimos años. Comparada hasta la saciedad con la escritora italiana, también anónima, Elena Ferrante, ambas comparten la pasión que despiertan en los lectores, pero mientras de Ferrante hay ya pistas sobre su identidad, Mola se mantiene en el absoluto secreto. Además, mientras la primera se dedica a la novela constumbrista con la saga ‘Dos amigas’, la segunda apuesta por el género ‘noir’ más vibrante que se ha conocido en los últimos años en el panorama literario. Ambas han logrado el éxito internacional aunque a nuestra compatriota aún le queda camino para alcanzar a su colega italiana. Ferrante ha sido traducida a más de 40 idiomas y ha vendido mas de 10 millones de copias, Mola ya va por 11 idiomas y 250.000 libros vendidos. Claro que Mola acaba de echar a andar ya que publicó la primera novela de su saga en 2018, mientras que Ferrante publicó la primera de la suya en 2011.

Fotograma de 'La amiga estupenda'

Fotograma de la adaptación de la 'La amiga estupenda' para HBO.

/ IMdB

Buena parte del éxito de las novelas de Carmen Mola es que tienen algo de adictivo, la acción se desarrolla sin tregua mientras las tramas dramáticas y afectivas crecen. Pero además, la escritora comparte con Elena Ferrante la esmerada creación de unos personajes que cobran vida propia ante tus ojos, y que pronto lo harán en forma de serie televisiva -como ya ocurrió con ‘La amiga estupenda’ de la autora italiana- ya que los derechos de ‘La novia gitana’ han sido adquiridos por Viacom International Studios y Diagonal TV. La propia escritora nos confirma que el proyecto ya está en marcha y que “ya hay por lo menos un guionista profesional trabajando en la adaptación”. Sin embargo, no puede dar nombres, como tampoco de que actriz soñaría ella para encarnar a su famosa inspectora. “Me han advertido de que no debo decirlo. Así que soy obediente y me lo callo”, explica, aunque reconoce que ha pensado en muchas actrices para interpretar a Elena Blanco. “Antes de terminar la primera novela, mientras la escribía y cuando ni siquiera sabía si lograría terminarla, mucho menos que me la publicaran o que pudiera ser llevada al cine o a la televisión, ya pensaba en alguna”, confiesa. Sin embargo el tema no le preocupa porque considera que la fortuna le sonríe: “Tengo la suerte de que en España hay actrices maravillosas en el final de los cuarenta, por lo menos cinco o seis que bordarían el papel.”. Eso sí, adelanta a Woman que “todo lo que he leído [sobre la serie] hasta ahora me gusta mucho”.

Entrevistar a la escritora Carmen Mola es sencillo. Mandas un correo que ella contesta. Todo por escrito, para evitar cualquier posible pista sobre quién se esconde tras su pseudónimo. Lo hace porque defiende un anonimato que, cuando publicó su primera novela, aseguraba que había elegido por las dudas que tenía sobre el fracaso de la misma. Hoy, sin embargo, protege el secreto de su identidad -apenas se sabe de ella que es madrileña- con celo ya que le permite “vivir tranquila, poder entrar en una librería y ojear las novedades, que hay muchas y muy buenas, sin que nadie sepa quién eres. También ahorrarme las giras, las charlas, muchas entrevistas… Tengo la sensación de que siempre digo lo mismo, así que mejor no tener muchas oportunidades de hacerlo”. Lo que sí reconoce echar de menos es “la falta de contacto directo con los lectores. Me gusta leer lo que opinan en las redes sociales, a veces me gustaría tener la oportunidad de debatir con ellos”. Con todo, parece que en su balance personal pesa más mantener el estatus de escritora fantasma. Lo cierto es que Mola ha creado un personaje más y quizá lo defiende tanto o más que a los que recrea en sus novelas. Tanto que ella misma reconoce mentir en las entrevistas siempre que le preguntan por el terreno personal, aunque asegura que en esta no lo ha hecho mucho. ¿Será verdad?

Parece que en ‘La Nena’, la inspectora Elena Blanco ha cambiado y bastante. ¿Qué nos puedes adelantar (te dejo la responsabilidad de los spoilers)?

Te agradezco que dejes lo de los spoilers en mis manos, que hay que andar siempre con cuidado, hay gente que hace resúmenes que estropean las sorpresas en las obras de ficción. Quiero pensar que Elena Blanco, y los demás, van evolucionando y aprendiendo de novela en novela. Lo que vio Elena al final de La novia gitana lo vivió en La Red Púrpura, ya no era la misma, imposible serlo. Lo que aprendió en la Red Púrpura le trae consecuencias en La Nena… Y todos deberán sobreponerse, o no, a los acontecimientos de La Nena. Mi libertad como autora consiste en dirigir el cambio. No estoy segura de que en la próxima novela Elena no vaya a volver a los karaokes y decida cantar temas de Ana Belén o de Sabina.

¿Es ‘La Nena’ el final de la saga, o vamos a poder seguir la historia?

Leo en muchos sitios que es el final de la trilogía, pero yo en ningún momento he dicho que fuera a ser una trilogía, sólo que seguiría escribiendo a Elena Blanco y la BAC mientras a los lectores les gustara y yo me lo pasara bien. Será tetralogía, pentalogía o lo que haga falta. La verdad es que no sé cómo habría que llamarlo si al final fueran veinte entregas.

¿Qué hechos te han inspirado para escribir esta novela?

La idea se me ocurrió viendo un programa sobre las granjas piratas de cerdos. Pensé que había que ser muy inhumano para tener a unos animales en esas condiciones. También me pasó por la cabeza la manada y todas las manadas que iban saliendo por aquellas fechas. Pero tampoco sé si todo eso me inspiró o sólo me sirvió para usarlo como fondo. En realidad, mi idea principal era explorar las posibilidades de los personajes. Quería rebajar el protagonismo de Elena Blanco y dárselo a otro de ellos, en concreto a Chesca.

Tras publicar tres libros, ¿sigues afirmándote en permanecer como una escritora anónima?

Cada día que pasa estoy más contenta de esa decisión, más ahora que parece que las novelas funcionan. El anonimato me permite vivir tranquila y seguir dedicándome a mis asuntos personales sin interferencias.

¿Qué tiene de bueno y de malo el anonimato?

Lo mejor es eso, vivir tranquila, poder entrar en una librería y ojear las novedades, que hay muchas y muy buenas, sin que nadie sepa quién eres. También ahorrarme las giras, las charlas, muchas entrevistas… Tengo la sensación de que siempre digo lo mismo, así que mejor no tener muchas oportunidades de hacerlo. Lo peor es la falta de contacto directo con los lectores. Me gusta leer lo que opinan en las redes sociales, a veces me gustaría tener la oportunidad de debatir con ellos.

Me decía María Fasce en una entrevista que David Trueba le dijo que iba a decir que él era Carmen Mola, que Rosa Montero le dijo que estaba segura de que Carmen Mola es un tío y que incluso muchos libreros le decían que era ella quien se escondía tras tu pseudónimo. ¿Qué piensas cuando te cuentan todas estas anécdotas?

Me divierten mucho. Lo he contado ya varias veces, mi favorita es cuando me dijeron que Carmen Mola era Manuela Carmena. También me han llegado rumores de que era Elvira Lindo, Lorenzo Silva o Juan Gómez Jurado, ya me apetecería a mí escribir tan bien como ellos. Me gustaría poner en marcha más rumores: Carmen Mola es un camionero que viaja a Alemania con hortalizas y que escribe en las áreas de servicio de las autopistas europeas, o Carmen Mola es un programa experimental de ordenador —no muy sofisticado— para escribir ficción…

Tu obra ha sido traducida a 11 idiomas, hasta al japonés. No dejo de pensar en el gran éxito que tienes y en lo buenas que son tus novelas negras. Y me surge una duda, ¿cómo recogerías un premio, que estoy segura que antes o después te van a caer?

Supongo que tendría que contar con la complicidad de mi agente o de mi editora, para que fueran ellas a recoger el premio. No me han dado ninguno, así que no me he visto todavía en esa situación, lo mismo es algo que nunca pasa, así que no hay que adelantarse a ese problema. Y lo que dices de las traducciones, la primera sorprendida soy yo. Todavía tardará en salir la edición japonesa, pero me hace mucha ilusión, me encantará recibir un ejemplar.

La primera novela de tu saga será llevada a la televisión de la mano de Viacom International Studios y Diagonal TV. ¿Vas a participar en los guiones o prefieres mantenerte al margen? ¿Nos darías el nombre de alguna actriz que imaginas como Elena Blanco?

He pensado en muchas actrices que me gustarían como Elena Blanco. Antes de terminar la primera novela, mientras la escribía y ni siquiera sabía si lograría terminarla, mucho menos que me la publicaran o que pudiera ser llevada al cine o a la televisión, ya pensaba en alguna. Tengo la suerte de que en España hay actrices maravillosas en el final de los cuarenta, por lo menos cinco o seis que bordarían el papel. Pero me han advertido de que no debo decirlo. Así que soy obediente y me lo callo. Con respecto a los guiones, me encantaría poder escribirlos yo, pero no sé hacerlo. Ya hay por lo menos un guionista profesional trabajando en la adaptación, pero tampoco sé si estoy autorizada a decir su nombre. Lo que puedo asegurar es que todo lo que he leído hasta ahora me gusta mucho.

¿Qué sientes cuando te comparan, una y otra vez, con Elena Ferrante?

Pienso en que Elena Ferrante debe de estar harta de que la comparen con una escritora española. ‘La novia gitana’ está traducida al italiano, así que quizá me haya leído, si es así espero haberle gustado. A mí ella me gusta mucho.

Por último, he leído que has ‘mentido en casi todo’ otra veces cuando te han preguntado datos personales. Del 0 al 10, ¿con cuánta sinceridad has contestado esta entrevista?

Empiezo todas las entrevistas con el firme propósito de ser sincera, pero me dura poco. No tardo en dejarme vencer por la fantasía. Hoy no he mentido mucho porque apenas me has preguntado por mi identidad. Ya he dicho que soy profesora de universidad, funcionaria, ama de casa, ex alcaldesa… La única verdad es que soy madrileña, pero eso es fácil, Madrid es un sitio que acepta a todo el mundo.

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