Mujeres visionarias

Podemos votar. Podemos acabar una carrera universitaria. Podemos abrir una cuenta en el banco. Podemos tomar un avión, conducir un coche. Podemos decidir cuándo y cómo queremos ser madres, si deseamos casarnos y con quién. Cualquier mujer de mi generación se reirá al escucharme enumerar esas ventajas: «Oh, sí, soy muy afortunada por el hecho de que nadie escoja a mi marido por mí», «qué suerte no tener que pedir permiso para hacer un viaje», «gracias, gracias, gracias, por permitirme obtener un doctorado en medicina». Pero quizá deberíamos recordar que muchas mujeres tuvieron que pelear con uñas y dientes para que nosotras asumiésemos con normalidad lo que ellas consideraban privilegios. Estudiar. Escribir. Crear. Tomar decisiones importantes. Vivir la vida. Reivindicar la propia identidad frente al aplastamiento de otro sexo que se consideraba el primero. El único con derechos. Qué difícil tuvo que ser para aquellas que decidieron romper las cadenas. Qué solas debieron sentirse, qué fuerza sobrehumana debía surgirles desde dentro para atreverse a quebrar un orden que duraba desde el principio de los tiempos. Tenían todo en contra: la costumbre. Las leyes. Y, lo que es peor, los estereotipos. Las buenas mujeres solo podían ser esposas y madres. El resto, simplemente, no formaba parte del mundo femenino. Hubo muchas que lo aceptaron, y nadie puede reprochárselo. Otras, sin embargo, dieron una palmada en la mesa y dijeron «basta». Con desigual fortuna, por cierto. No todas las batallas acaban en victoria. Pero solo el hecho de plantear la pelea, de osar romper la inercia, suponía ya un paso muy grande.

Déjate inspirar por 20 mujeres que han hecho historia destacando en su campo. El coffee table book ‘Pioneers of the Possible’ (‘Pioneras de lo Posible’), escrito por Angela M. Nazarian y editado por Assouline, ofrece un retrato de su personalidad y sus hitos, acompañado por bellas fotografías (42 €).

Hoy, nosotras, que llevamos las riendas de nuestras vidas, tenemos una responsabilidad con respecto a esas mujeres que partían de cero, que luchaban contra todo sin referencias. Sin más armas que la voluntad y la sensación de que lo que reivindicaban era justo. Por favor, dedicad un minuto a pensar en esas mujeres la próxima vez que hagáis una transferencia, que os pongáis frente al volante de un coche, que recojáis vuestras notas en la universidad. Como todos los otros, sin duda el siglo XX fue el siglo de los hombres. Pero, gracias a ellas, el XXI va a ser nuestro.