Kate Morton: “Los libros son extensiones de quien soy”
Con la Feria del Libro de Madrid a la vista, hablamos con la exitosa autora australiana Kate Morton. Su última novela “De vuelta a casa” está desde hace semanas en el top ventas.
Kate Morton es una de las escritoras más vendidas del mundo, con cifras que superan los dieciséis millones de ejemplares y con bestsellers como "El jardín olvidado" o "La casa de Riverton". Célebre por sus novelas llenas de intriga, secretos familiares, casas góticas, personajes femeninos poderosos y mezcla de presente y pasado, la australiana publicó hace unas semanas "De vuelta a casa" (Suma), donde da continuidad a todas esas claves.
A lo largo de 700 absorbentes páginas, el libro nos sumerge en una historia familiar llena de secretos y giros inesperados. Todo arranca cuando Isabel Turner y tres de sus hijos son hallados muertos cerca de Halcyon, su mansión en el sur rural de Australia, en 1959. Estaban celebrando un pícnic y un hombre del pueblo encuentra a la familia muerta, aunque en un primer momento parecían todos apaciblemente dormidos. Todos menos la pequeña de las hijas, un bebé que ha desaparecido misteriosamente. Años después, en el Londres de 2018, una periodista llamada Jess debe volar urgente a Sídney: la abuela que la ha criado, Nora, está en el hospital.
Kate Morton nos atiende, toda amabilidad y vía zoom, desde su granja en el sur de Australia.
¿Cómo nace exactamente tu novela?
A principios de 2020 estaba trabajando en otro libro. Vivíamos en Londres, pero empezó la pandemia y quisimos volver a Australia para estar con nuestra familia. Todo era irreal. Los EPIS, la cancelación de vuelos, Trump, salir del invierno y del bullicio de Londres y aterrizar en el verano y en el campo de Australia... Todo eso me hizo pensar en el hogar, en pertenecer, en volver a casa, en el paisaje de mi infancia que se metió muy dentro de mí... El libro en el que estaba trabajando se desarrollaba en Berlín, pero yo ni podía ir, ni me nacía hablar de allí, con lo cual lo tuve que dejar. Sentía que Australia era el lugar sobre el que debía escribir.
Una de las claves del libro es, de hecho, el hogar. Pero ese es un concepto abstracto. ¿Qué dirías que es para ti?
He escrito un libro entero sobre el tema, pero no sé cómo explicarlo. Es un poco la idea que transmite Jess de que «estar en casa es no sentirte solo». Es lo opuesto a sentirte perdido.
Otra clave es la maternidad, ¿qué te interesaba transmitir sobre este tema?
Sí, la maternidad es una parte muy potente en este libro. Soy madre de tres hijos y, personalmente, es algo que tengo muy presente. Pero, como escritora, me gusta escribir sobre distintas generaciones, el presente, el pasado y la complejidad de las familias. Estamos siempre conectados y el carácter de cada persona influye en los demás. Esto se ve en "De vuelta a casa": Nora y su carácter es el resultado de sus padres y de su familia, pero tiene su manera particular de ser la madre de Polly (su hija) y de Jess (su nieta). Por otro lado, Polly, como madre de Jess, toma decisiones muy difíciles: al principio las juzgamos, pero luego la entendemos.
A Polly se la juzga por abandonar a su hija Jess, a quien acaba cuidando su abuela Nora...
Me ha encantado Polly porque quería escribir de personajes sobre los que asumimos una cosa, pero a medida que leemos el libro, nos damos cuenta de que siempre hay otra perspectiva. Es una idea muy fuerte que una madre no cuide a su hijo. Me ha gustado entender su punto de vista y humanizarla. Es un reto escribir sobre alguien que no es claro: tienes que mostrar quién es, en vez de que el personaje te diga quién es. Igual pasa con Nora.
Todos son personajes muy potentes.
Cuando comencé, pensaba que la trama es la que tenía que liderar la historia. Y no, son los personajes. El carácter de una persona es su destino y cómo se comporta determina qué es lo que le va a pasar. Ahora me centro mucho más en los personajes y en sus relaciones que antes.
¿Por qué esa obsesión por los secretos de familia?
Creo que voy a tener que empezar a buscar los de la mía propia (risas). Siempre que alguien me dice que en su familia no hay secretos, les contesto que seguro que sí, aunque quizá no sepan dónde están. La gente toma decisiones sobre qué cuenta y qué no: los secretos es una de las maneras más fructíferas de conocer a la gente. Eso te habla mucho de una persona y para mí, al escribir de personajes, esa es una parte muy importante.
Confiesa, ¿guardas secretos a tu familia?
(Risas). Irónicamente, yo creo que soy bastante abierta, quizá porque puedo escribir de ellos. Siempre dicen que los escritores de novela negra son los más empáticos porque ya sacan sus secretos en sus novelas. Me pasa un poco eso. Yo como escribo sobre secretos, no los tengo.
¿No te tienta cambiar de registro?
No es una elección, porque mis libros son expresiones de mí como persona. Es decir, no tomo una decisión consciente: voy a escribir de esto. Cada libro es una cápsula de tiempo de mi vida, de mis intereses y obsesiones de ese momento. Y me encanta porque si vas a vivir dentro de un libro unos tres años, tienes que estar comprometida con lo que haces. Tengo mucha suerte porque de lo que a mí me gusta escribir, a la gente le gusta leerlo.
¡Ya lo creo! 16 millones de ejemplares vendidos. ¿Cómo se siente una ante tal éxito?
Fenomenal, por supuesto. Siento esa conexión individual. Me encanta la idea de que cada vez que coge un lector uno de mis libros no ve lo mismo que otro. Cada uno le da vida.
Con tantos ejemplares vendidos ya tendrás una mansión como las que aparecen en tus obras...
Tengo que decir que la residencia de "De vuelta a casa" no es la mía, pero el jardín se parece al de mi granja. La rosaleda y otras cosas son reales.
¿Por qué vivís con tu familia a caballo entre Londres y esta granja que tienes en Australia del Sur?
Nos fuimos a Londres para lo que iban a ser seis meses en 2015. Se alargó porque estábamos muy bien los dos, nuestros hijos iban allí al cole y se desarrollaron así las cosas. Pero como toda nuestra familia está en Australia, volvíamos a menudo para verles. La familia es muy importante para nosotros. Además como vivíamos en Londres, podíamos tener en Australia este lugar más rural, con más espacio y en contacto con la naturaleza, que a mí me encanta. Al llegar la pandemia nos quedamos en Australia y nos hemos quedado porque mi hijo está a punto de acabar la escuela, pero está claro que volveremos a Londres.
Hay muchas referencias literarias en el libro. Sabemos que te gustan mucho autores como las hermanas Brönte, Daphne de Maurier, que tu amor por los libros nació con Enid Blyton, pero... ¿qué hay de la literatura contemporánea?
Hace poco leí “Estación 11”, de Emily St. John Mandel. Es un libro fantástico sobre una pandemia que descubrí al ver la serie de televisión. Pero lo que más leo es no ficción.
Hablando de series de televisión, creo que has vendido derechos de alguno de tus libros… ¿te gustaría ver alguno adaptado a la pantalla?
Sí, se vendieron los de “El jardín olvidado” hace tiempo, pero todavía no se ha hecho nada. No es algo con lo que sueñe, pero sería interesante ver qué es lo que haría otra persona con mi historia. Me encanta la creatividad y el arte de los cineastas, tienen unas dotes artísticas distintas a las mías.
¿Cómo eres a la hora de escribir? ¿Eres muy metódica o desorganizada? ¿Ya sabes quién va a ser el asesino desde el principio? ¿Eres solitaria o vas dando a leer cosas a alguien?
Todo lo que has dicho, pero cada cosa en un momento distinto. Tengo cuadernos de notas, escribo ideas, preguntas... Una vez tengo la antena con un libro, las ideas están en todos los sitios y pueden llegarme en los momentos más extraños: cuando estoy con mis hijos, paseando, limpiando… Al empezar un libro, tengo una nubecilla constante sobre mí. Trabajo con ideas que a veces fluyen fácilmente, otras no. A veces le digo a mi marido que me escuche cuando estoy hablando del libro, porque es muy bueno escuchando, pero normalmente nadie lee nada hasta el final.
¿Y cómo es Kate Morton cuando no escribe?
Es una pregunta difícil de contestar porque ser escritora es gran parte de lo que soy. Los libros son extensiones de quien soy: escribir es una de las maneras en las que yo proceso el mundo y las cosas que veo. Mis libros no son autobiográficos pero encapsulan el momento en que yo estoy escribiendo. Por ejemplo, si escribiese ahora “El jardín olvidado” sería una novela diferente porque, no soy una escritora distinta, sino una persona distinta y no pienso como antes.
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