Aprende a decir que no: descubre por qué te hará más feliz

Es difícil y nos cuesta mucho, especialmente a las mujeres, pero existen trucos para lograrlo y dejar atrás ese sentimiento de culpa.

Aprender a decir no
Aprender a decir no / Istock

Seguro que alguna vez has vivido una situación así o conoces a alguien que la haya sufrido.

Jefe: Necesitaría que hoy te quedes dos horas más por la tarde. ¿Te viene bien?

Tú: Bueno, si es necesario… (pensando: no, no me va bien porque tengo una cita).

Jefe: Perfecto. ¡Gracias!

Saber decir que no y establecer límites no es fácil, pero sí muy necesario para sentirnos bien con nosotras mismas y con nuestro entorno. Existen diversos factores que influyen en nuestra capacidad para poner límites o a negarnos a peticiones de los demás, y muchos están relacionados con esa necesidad, a veces innata, que tenemos por agradar, especialmente con personas que nos caen bien (una amiga) o alguien que vemos como una figura de autoridad (un jefe). Nos cuesta decir que no porque tendemos a hacernos responsables, incluso de tareas que no tienen por qué ser responsabilidad nuestra.

Saber decir no 1

/ Istock

En cierto modo, ese miedo a hacerlo está relacionado con la falta de autoestima. Sus efectos, aunque no lo creamos, sobre nuestra vida se pueden ver de forma práctica a diario en cualquiera de nosotras. Como también el miedo al conflicto que provoca que, muchas veces, por evitarlo, hagamos algo que, en realidad, no queremos hacer, como el ejemplo con el que abríamos este artículo. Está claro que en la vida hay que aprender a ser flexible, pero también a defender nuestras necesidades y preferencias, y no dejarse nunca avasallar por nada ni nadie.

Pero no hay que ser alarmistas ya que existen una serie de pequeños trucos para que aprender a decir no sea un poco más sencillo. Y para ello, hemos hablado con el doctor Rodrigo Rodríguez-Fernández, Asesor Global de Salud, Bienestar y Salud Mental de International SOS, sobre por qué debemos aprender a hacerlo para mejorar nuestras relaciones personales y sentirnos bien con nosotras mismas.

¿Hasta qué punto es cierto que las personas que dicen que sí a todo tienen, en general, una baja autoestima?

Este punto depende del caso, y es muy complicado generalizar. Pero sí es cierto que una gran parte de los empleados que encuentran dificultad en decir que no, o poner límites a las peticiones de otras personas, tienen tendencia a agradar. En este sentido, la tendencia al “sí a todo” también indica un cierto miedo a “no gustar” a la persona que realiza la petición. Aunque dentro de esta tendencia se encuentran multitud de factores externos e internos.

¿Qué consejos nos daría para que no nos dé miedo decir que no?

Es vital poner límites personales, siempre con asertividad. Mi consejo profesional es establecer límites previamente a lo que no queremos acceder cuando estamos en frío, y, una vez realizada la petición, solicitar un tiempo para meditar la respuesta antes de dar contestación en el momento. Por ejemplo: “¿me puedo tomar un tiempo para contestar? déjame que repase los 'timings' para ver si es posible…” Aprender a negarse es un proceso que hay que tomar con calma, paso a paso. Para no resultar brusco, siempre es bueno justificar tu respuesta. Si la razonas, te respetarán.

¿Por qué tenemos esa necesidad constante por agradar a los demás y evitar el conflicto o las discrepancias?

Hay muchos tipos de personas y esto debe estudiarse según el caso. Pero la tendencia a agradar está muy influída por el 'background' y vivencias de las personas, y también por las circunstancias actuales del empleado. En definitiva, de la raíz que está asentada en cada uno, el porqué.

Saber decir que no 3


/ Istock

¿Es mejor ir al grano, decir que no al instante, en lugar de darle vueltas a lo mismo y no centrarnos?

La tendencia a agradar puede considerarse un tipo de hábito y, como todo hábito, hay que entrenarlo. En este sentido, si tuviese que dar un consejo sería: tómate tu tiempo para sopesar tu decisión, pero no es recomendable procrastinar.

¿Cómo podemos entrenar nuestra mente para ello?

Lo mejor es poner todas las cartas sobre la mesa, con hechos y realidades. Una vez hacemos esto, podemos argumentar nuestra respuesta, para no resultar bruscos o sentirnos en desventaja, es decir, tomar una decisión razonada e informada. Además, entre un sí y un no hay un mundo de posibilidades intermedias.

¿Decir que no es una opción más femenina que masculina? Socialmente, a las mujeres se las ha educado para decir que sí a todo.

Esto se escapa de mi ámbito de expertise, pero sí puedo decir que las nuevas generaciones de profesionales llegan al mundo laboral con límites y preferencias que antes no teníamos.

¿Existe relación entre esto y el conocido como "síndrome del impostor"?

En cierta medida, sí. El síndrome del impostor tiene relación con decir que sí a todo, sobre todo en la inseguridad que ambos comportamientos comparten. 

Síguele la pista

  • Lo último