El espectáculo de la vendimia en primera fila de butacas

Si al principio del otoño uno tiene la suerte de visitar La Rioja Alta, es muy probable que en algún momento del día presienta que algo importante sucede.

Villas de La Emperatriz

Villas La Emperatriz.

/ La Emperatriz

No porque vea urgencia en el tráfico de las carreteras que surcan la comarca con capital en Haro. Tampoco por los días más cortos en los que el sol enciende el valle del Ebro: es todo un espectáculo contemplar cómo se iluminan en amarillo y rojo los viñedos, escoltados por las crestas calizas de la Sierra de Cantabria y, al sur, por el macizo azul de la Demanda. La vida transcurre en aparente normalidad en el final de un ciclo que se repite desde hace siglos y que, otro año más, da lo mejor de sí mismo.

Enoturismo en las villas de la finca La Emperatriz en La Rioja

Enoturismo en las villas de la finca La Emperatriz en La Rioja.

/ Carlos Glera Castillo

Será difícil que un visitante note a su paso la expectación en pueblos, campos y bodegas que salpican la comarca, desde Nájera a Baños de Rioja o desde Cenicero a Sajazarra, pasando por San Vicente de la Sonsierra. Hasta el comienzo de la vendimia, las plantas cumplen en silencio su tarea de llenar de mosto y color sus racimos de tempranillo, garnacha, viura, graciano... Y tampoco los paisanos, siempre atentos a la mayor fuente de ingresos regional, entran en muchos detalles. Pasaron los calores de agosto y los riesgos de granizo. Pero esta recta final para la recogida de la uva es decisiva de cara a la entrada en bodega, donde cada maestro hará su mejor vino.

Enoturismo en las villas de la finca La Emperatriz

Enoturismo en las villas de la finca La Emperatriz.

/ La Emperatriz

Vivirlo es entenderlo. Y para comprender lo que representa la vendimia en La Rioja Alta, no hay mejor observatorio que una bodega con su propio viñedo como Finca La Emperatriz. Hace ya unos años que los bodegueros riojanos han abierto sus puertas a los visitantes. Las instalaciones son accesibles en entradas guiadas con la correspondiente cata y fascinación por los infinitos secretos que encierra una copa de vino. Pero no son tantos los que permiten alojarse en el propio viñedo, hacer una inmersión completa en el paso de la tierra a la botella.

Salón de las villas de la Finca La Emperatriz

Salón de las villas de la Finca La Emperatriz.

/ CARLOS GLERA CASTILLO

Al ser la singularidad un grado cada vez más valioso en Rioja, la mejor opción para quien quiera entrar de lleno en su mundo está en Baños de Rioja. Allí, bodegas La Emperatriz se rodea de un histórico viñedo en propiedad que perteneció en su origen a la esposa de Napoleón III y emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo. La familia Hernáiz conserva las construcciones que sirvieron en su tiempo para alojar al mayoral y los trabajadores de la finca. Son tierras que se distinguen de las más próximas al valle del Ebro y que entre sus señas de identidad tiene el guijarro o glera que trae el vecino río Oja. Las edificaciones, que conservan la autenticidad y el carácter de la arquitectura popular de la Rioja, han sido objeto de un minucioso trabajo de restauración para ponerlas al servicio de visitantes, enoturistas y viajeros.

Sus tres villas, perfectamente integradas y equipadas para familias, grupos de amigos o parejas, están rodeadas de un mar de viñas así que no hay más que optar por recogerse o salir a recorrer la comarca. Como paso intermedio a esta decisión, las villas sólo están separadas de la bodega que ultima estos días su campaña, por un coqueto jardín con wine bar donde una cata explicada por sus propios autores deriva en agradable conversación. Se puede comprender entonces que, más allá de tópicos comerciales, el carácter de la materia prima trabajado con mimo, conocimiento y personalidad da lugar a resultados auténticos, alejados de la norma general. Por unos días, es posible desconectar el ritmo frenético del día a día para concentrarse en escuchar, ver, oler y saborear un paisaje tan generoso con quienes lo aprecian.

Viñedo Singular

Los hermanos Hernáiz, propietarios de Finca La Emperatriz, se encuentran entre los primeros elaboradores en circunscribir la nueva clasificación aprobada por el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja, que acredita los vinos según la singularidad de su origen. En 2019, Finca La Emperatriz se convirtió en uno de los primeros Viñedos Singulares de Rioja, con 32 hectáreas -de las 85 de viñedo que tiene la propiedad- oficialmente reconocidas dentro de esta sistematización.

Una excelente noticia es que los vinos Finca La Emperatriz Tinto y Blanco 2017 salen al mercado dentro de la categoría de más alta calidad de D.O.Ca. Rioja , después de haber pasado el proceso de calificación que exige una valoración de excelente y tras haberse agotado la añada 2016.

Síguele la pista

  • Lo último