¡Para de dar vueltas, pensar demasiado cansa!

Pensar no es gratis. Lo que pensamos nos define y nos termina agotando. Darle vueltas al mismo tema en la cabeza no es ni siquiera barato para el organismo. Así lo asegura el psicólogo Xavier Guix en su libro Pensar no es gratis (Granica, 2009). Pensar demasiado nos hace perder tiempo y energía. En concreto, se gasta glucosa, el combustible del cerebro. Cuando alguien dice que está agotado de pensar, es literal.

Además, los pensamientos generan estados de ánimo. “Al pensar influimos en nuestra química cerebral, y los pensamientos no son neutros, porque están construidos con imágenes, sensaciones y voces que actúan como estímulos para nuestros estados internos. Es así como podemos alegrarnos o destrozarnos el día, a golpe de pensamientos", asegura Xavier.

Las mujeres acostumbran a rumiar más, lo que las hace, en opinión del psiquiatra Jesús de la Gándara, muy vulnerables a las crisis. Pero también son más flexibles y rápidas buscando soluciones, apunta el experto. El fenómeno tan femenino de darle mil vueltas a todo aumenta la permanencia de los problemas en la conciencia y causa fatiga emocional. “Nos perturba más la opinión que tenemos sobre lo que nos pasa que el hecho en sí mismo", dice Gándara.

El hábito de las amigas de reunirse y tener largas controversias y debates acerca de lo que les pasa es un refuerzo emocional de gran valor, pero echa más leña al fuego y no ayuda a olvidar. Cuanto más se nutre la obsesión, más fuerte se hace y más espacio ocupa en la mente.

Salir del pensamiento rumiante requiere un esfuerzo. No va a ocurrir por casualidad. Si la persona se deja llevar, volverán los mismos pensamientos de siempre. La clave está, según Xavier Guix, en poner una distancia cada vez mayor entre el pensamiento y el pensador. A medida que somos capaces de observar el proceso de ida y vuelta de nuestros pensamientos nos damos cuenta de su fugacidad. Al poderlos observar, tenemos más capacidad para decidir dónde ponemos la atención".