¿Una nochevieja de cine? Tres escenas de película para elegir cómo quieres pasar la tuya

Existen muchas formas de celebrar la última noche del año, pero solo hay tres títulos con los que querríamos que nunca se acabase esta fecha

Meg Ryan y Billy Crystal en 'Cuando Harry encontró a Sally'
Meg Ryan y Billy Crystal en 'Cuando Harry encontró a Sally'

La Nochevieja es un momento muy especial en el que compartir nuestras mejores experiencias y deseos con las personas que queremos. Familiares, amigos y allegados se reúnen la última noche del año para brindar por la salud, el dinero y el amor (aunque últimamente también se valora más hacer 'chin chin' porque no falte el trabajo) y celebrar que, al menos, han logrado sobrellevar el año que concluye de la mejor manera posible.

Si bien las hay que deciden vestirse de gala, con los mejores vestidos de lentejuelas que hemos ido analizando cada día en esta publicación, paso previo a la discoteca o el copeteo hasta la madrugada, muchas otras optan por estar cómodas y pasar la noche en casa. Entonces, tiene lugar el momento ideal para hacer 'zapping' en la tele y revisar los grandes momentos de la música y la historia de la canción... o bien recordar algunas de las escenas más famosas del cine basadas en la Nochevieja. Escogemos tres que no pueden faltar en tu itinerario si eliges el plan 'comfy'.

'Cuando Harry encontró a Sally' (1989)

Solo Nora Ephron podría haber escrito un guion tan complejo, natural y acertado como es el de esta película dirigida por Rob Reiner. En ella se demuestra que un hombre y una mujer pueden ser amigos, rompiendo por completo todas las falsas creencias que dicen lo contrario. Sus protagonistas, Harry Burns (Billy Cristal) y Sally Albright (Meg Ryan) demuestran a lo largo de los años que es posible mantener una amistad siendo del sexo contrario. A su vez, protagonizan una inteligente y lúcida guerra de sexos que, a pesar de sus esfuerzos de evitarlo, concluye en amor.

Como en la vida misma, llega la Nochevieja y los personajes de esta cinta solo piensan en que es buen momento para decirse que se quieren, aunque es él quien da el primer paso y aparece en la fiesta en la que está ella. "He estado pensando mucho y la cosa es que te quiero", dice él, ante la presunta indiferencia de ella, que solo intenta demostrar que cuando uno está solo (especialmente en la víspera de Año Nuevo), busca consuelo en las personas que le rodean.

"Amo que tengas frío cuando hay 20 grados. Amo que tardes hora y media para pedir un sándwich. Amo que te aparezca una arruga sobre la nariz cuando me miras como si estuviera loco. Amo oler tu perfume en mi ropa después de pasar el día juntos y amo que seas la última persona con la que quiero hablar antes de dormir. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, quieres que comience el resto de tu vida cuanto antes", le espeta Harry a Sally. Y es entonces cuando nos derretimos.

'El apartamento' (1962)

Si bien Harry encontró las palabras perfectas para describir lo que sentía por Sally en aquella Nochevieja de cuento, en 'El apartamento' sucede todo lo contrario. Al menos, de parte de uno de los dos. Esta película dirigida por Billy Wilder y, para muchos, considerada la mejor de su filmografía, se centra en la historia de C.C. Baxter (interpretado por el siempre espléndido Jack Lemmon), un empleado de una compañía de seguros de Manhattan. Soltero y totalmente volcado en su trabajo, aprovecha que se pasa media vida en la oficina para alquilar ocasionalmente su apartamento a su jefe, para que tengan su correspondiente intimidad y mejorar a su vez su posición dentro de la empresa.

Todo fluye como siempre, deja las llaves de su casa cada día a su superior hasta que empieza a encontrar atractiva a la señorita Kubelik (Shirley McLaine), una ascensorista que también está enrollada con su jefe. Al darse cuenta de lo que sucede, Baxter intenta por todos los medios que no continúen juntos, puesto que él la utiliza y ella está enamorada. Cuando, finalmente, ella se da cuenta de que este humilde empleado es el hombre de su vida, decide pasar el último y primer día del año en su apartamento. "La quiero, señorita Kubelik. ¿Me oye", estoy locamente enamorado de usted", le dice a su amor platónico. ¿La respuesta de ella? "No hable más y juegue". Está claro que ella también lo ama. ¡Para qué más palabrerío!

Forrest Gump (1994)

La escena de Año Nuevo de esta película ha sido carne de memes desde hace años, pero esconde un mensaje que da mucho que pensar. Para llegar a él, conviene echar la vista un poco más atrás del metraje, cuando el Teniente Dan (Gary Sinise) perdió sus piernas combatiendo en Vietnam. Forrest Gump (Tom Hanks) es una persona extraordinariamente cariñosa y servicial, se comporta de la mejor manera posible con quien en su día le recriminó que le entregaran la Medalla de Honor al mérito en lugar de dársela a él que dio su vida por su país en la guerra.

Para intentar animar al que fuera su jefe, que está completamente hundido por haber sufrido dicho accidente, se lo lleva a una fiesta de Nochevieja, en la que sobra cotillón y la felicidad se multiplica por momentos. Es entonces cuando sucede el cambio de año y, lejos de la alegría que le rodea, Dan demuestra no tener el mejor de los ánimos. No es que nos encantase pasar una noche como él, pero sí que lo daríamos todo por tener un amigo como lo es Forrest Gump.

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