Celebramos el centenario del nacimiento de Gloria Fuertes

Sus poemas infantiles, acompañan a toda su generación. Pero Gloria Fuertes fue mucho más que eso. Feminista, queer y comprometida… Hoy celebramos 100 años de su nacimiento #GloriaFuertes100

Gloria Fuertes, 100 años de su nacimiento
Gloria Fuertes, 100 años de su nacimiento / Sigfrid Casals

Yo, como otros muchos niños y niñas de mi generación, aprendí a amar la poesía gracias a ella. En un mundo extraño del que no entendía el funcionamiento, los poemas de Gloria Fuertes fueron para mí un faro amable en el que apoyarme.

Gloria sabía que la infancia no es esa etapa feliz que muchos idealizan, quizá porque la suya tampoco fue del todo idílica. De ella, recuerda en algunos de sus poemas la escasez de medios de su familia: “era una niña con zapatos rotos y mirada triste porque no tenía muñecas.” Pronto tuvo que ayudar a la economía familiar, su primer trabajo consistía en copiar direcciones con una máquina de escribir alquilada, le pagaban un céntimo por sobre.

Sin embargo, Gloria Fuertes quiso ser siempre escritora. Con 14 años se matriculó en Gramática y Literatura. Pero en 1933 falleció su hermano, atropellado y un año más tarde su madre también murió, dos pérdidas que marcaron la vida de la poeta. Eran tiempos duros y había que sobrevivir; Gloria comenzó a trabajar como contable en una fábrica, donde, según relataba ella misma, entre cuenta y cuenta escribía poemas.

En 1935 publicó sus primeros versos y dio sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid. Pero la literatura no daba de comer y así, durante 20 años, desde 1938 a 1958, se vio obligada a trabajar de secretaria en "horribles oficinas", según ella misma confesaba cada vez que recordaba aquella época.

Aunque tuvo algún novio y relaciones con hombres, su gran amor fue una mujer, Phyllis Turnbull, hispanista que conoció en la sede madrileña del Instituto Internacional. Allí acudió Gloria en 1953 a estudiar inglés y biblioteconomía. Phyllis y Gloria estuvieron juntas 15 años. La norteamericana le descubrió las becas Fullbright. Gracias a una de ellas, Gloria -que no pudo estudiar en la universidad- se convirtió en profesora universitaria de español en Estados Unidos de 1961 a 1963.

A su regresó a Soto del Real, ambas fundaron una biblioteca ambulante. Fue, probablemente, su época más feliz. “Si la literatura está en decadencia es porque los escritores están demasiado tristes. Hacen falta más risas”, aseguraba. Pero en 1971, un cáncer se llevaba al amor de su vida y Gloria no quiso reír más. No obstante, siguió adelante y adquirió una nueva filosofía: “La vida es una mierda de vaca de la que tenemos que hacer un pastel de manzana.”

1980 fue una buena época para las ventas, arrasaba en la Feria del Libro, llenaba todo tipo de auditorios por los pueblos de España… Se convirtió en un personaje que todo el mundo reconocía, con su voz ronca, fumando, vestida con chaleco, pantalón y corbata.

Pasó la fama arrolladora, pero Gloria seguía vendiendo miles de libros para niños. Escribía todos los días, daba recitales, recibía amigos en casa, viaja. Cuando supo que iba a morir de un cáncer de pulmón, se fue a despedir del mar.

Nos dejó el 27 de Noviembre de 1998. En su lápida se puede leer:

“Gloria Fuertes Poeta de Guardia (1917-1998)

Ya creo que lo he dicho todo

Y que ya todo lo amé.”

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