Un apartamento años 50

Maderas claras, estilo nórdico y un vintage con sabor étnico. Así es el apartamento milanés de Vicky Staris, estilista de la firma de moda Missoni.

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/ Xabier Vázquez

Este es un piso que seduce por su elegancia, la selección del mobiliario, el equilibrio en las proporciones y, sobre todo, por la presencia arraigada pero discreta, de la cultura mediterránea. La razón cabe buscarla en los orígenes de la propietaria: Vicky nació y creció en Chipre (aunque ya lleva 15 años viviendo en Italia) y en un guiño a su pasado ha querido recrear la atmósfera envolvente de su casa familiar: la mesa de la abuela, aquella butaca de la infancia, el viejo diván del salón… y, especialmente, la luz, una presencia impalpable pero penetrante que en este apartamento crea matices y reflejos sobre las superficies de madera y los tonos grises irisados de los espacios. «Elegí los colores incluso antes de que hubiéramos empezado las obras de rehabilitación de la casa –cuenta–. Quise que las paredes fuesen grisáceas, pero no un gris cemento, demasiado frío, sino un tono más azulado y vivo.» La luz es también fundamental: cálida, íntima, familiar ligeramente rosada… como el color de la piedra con la que se construían las viviendas chipriotas.

La casa, que data de los años 80, integraba habitaciones pequeñas y funcionales, pero Vicky y su pareja, poco fans de esta época a nivel cons- tructivo, se plantearon una restauración completa, incluso se añadió un nuevo piso, se agrandaron los baños y se enfocó de nuevo el espacio de la cocina, una idea del marido de Vicky, Andrea Clementi. «No sabía cómo solucionar el problema del frigorífico, así que acabamos por hacer una columna central, con puertas en los dos lados.» Decorada con un estilo muy años 50, la casa también presenta detalles de la década posterior y, sobre todo, se caracteriza por una mezcla muy personal de objetos de reconocible diseño con otros comprados en mercadillos. «Una tarde, un amigo se presentó con dos sillas que encontró en la calle. ¡Me encantaron!, así que al momento entraron a formar parte de la decoración de mi casa.» Otras piezas, la lámpara de cobre de Louise Pulsen o las silla Eames se adquirieron en tiendas del estilo de Mauro Bolognesi, especializada en diseño italiano y escandinavo. En la casa no faltan tampoco detalles de orígenes y estilos muy diversos: objetos procedentes de Japón, China, Marruecos… Buena muestra de ello son, por ejemplo, los tatamis japoneses que se encuentran en uno de los cuartos.

La planificación de los espacios se llevó a término desde un punto de vista muy práctico. En las habitaciones abundan los armarios empotrados y en el salón llama la atención la puerta de madera plegable que oculta la zona de estudio. «Esta última y la solución para el frigorífico son ideas sugeridas por Michele Cozzani Ditria, una amiga que trabaja como directora de arte para una firma de moda y a la que, como a mí, le apasiona la decoración», comenta Vicky. Soluciones que le han permitido conseguir una perspectiva única del salón-comedor-cocina. «Me encantan los espacios abiertos», afirma. Como en toda la casa, proyectada con un claro estilo vintage, los baños también siguen esta tendencia gracias al recurso decorativo (de los años 60) de marcar en negro la junta entre las baldosas, creando así sugerentes tramas de líneas. El mármol desempeña en estas piezas una función importante, dando vida a los lavamanos exentos. Comparte protagonismo con la madera natural, que reviste la zona de baño, mientras que en la cocina aparece lacada. En las habitaciones, la mezcla de estilos se hace todavía más evidente. A la decoración retro y el estilo minimalista se añade el toque étnico: una antigua caja china para el té, un rey y una reina asiáticos… «Adquirimos esta pareja durante un viaje a Indonesia. Y desde entonces, no sé por qué, hemos ido comprando otras muchas parejas de objetos y muebles: sillas, lámparas, macetas, tazas…» Es tal la cantidad de parejas, que los propietarios ya han bautizado el apartamento como ‘la casa de las parejas’. Y es que hasta los objetos inertes lucen mejor a dúo.

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