El miedo a no poder ser madre

Tras el superventas ‘Cómo no ser una drama mamá’, la periodista publica ‘La idea de ti', sobre el largo camino que hubo de recorrer hasta lograr ser madre. Un libro muy necesario en un país donde, en diez años, se ha duplicado el número de mujeres que dan a luz con más de 40 años y, con ello, las dificultades para fecundar.

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Maternidad / Istock

Ya desde la primera página, engancha el nuevo libro de la periodista navarra Amaya Ascunce. La autora del fenómeno editorial ‘Cómo no ser una drama mamá’, que se convirtió en un superventas, vuelve a conectar con quien la lee. En esta ocasión, en 'La idea de ti: La vida tiene un plan y nunca es el que piensas’ (Bruguera), abre su alma para contar, con mucha sinceridad, el largo camino que hubo de recorrer hasta lograr ser madre.

Ese 'la idea de ti, el título del libro, tan bonito que parece sugerir una historia de amor en él, en realidad, esconde el profundo miedo de la autora a no lograr ser madre, a perder a su bebé aún antes de que naciera. “No me atrevía a hablar de mi hija, ni del bebé, no quería ponerle nombres…”, explica la escritora, “La idea de ti fue una manera de empezar a hablar con ella de manera abstracta. Y me ayudó a hacerla real”.

Pese a todo, su libro sí que contiene una historia de amor en su interior, un amor profundo que vemos florecer y que sigue creciendo cada día, el suyo por su hija. Quizá el momento en el que sientes más felicidad como lectora es cuando, al fin, hacen contacto piel con piel. Ojo, que emociona, pero también te hace reír con el sentido del humor, que la escritora utiliza con mucho arte para desdramatizar e, incluso, para quitar hierro a los momentos más poéticos. Da la impresión de que es marca de la casa.

Porque hasta llegar ahí, la directora de Elle.es, traza un mapa lleno de oscuridad, de incertidumbre y ganas, de momentos muy bajos, muy duros. Lo hace con una desgarradora honestidad, muy necesaria ante el tema de la maternidad sobre el que, como ella subraya, “nos han contado muchos cuentos”. Su libro ayuda a informar, a dar un visión de la maternidad, tan necesaria, que poco tiene que ver con el ideal que se vende tantas veces. Hay poco almíbar y mucha realidad en la historia que narra.

En ella, explica muy bien Ascunce el pensamiento mágico que asalta hasta a las mentes más racionales, cuando se trata de algo que duele tanto por dentro, de un deseo con mucho de atávico, que parece instalarse en algunas personas, en algunos momentos de su vida, cuando el reloj biológico señala el que parece el punto máximo de maduración: tener descendencia. Tanto, que te puede llevar hasta a colgar objetos en la puerta de tu casa en una supersticiosa, y desesperada, búsqueda de buena suerte. Últimos cartuchos a los que se recorre cuando ya no se encuentran senderos que transitar.

La periodista y escritora Amaya Ascunce, autora de ‘La idea de ti’.

La periodista y escritora Amaya Ascunce, autora de ‘La idea de ti’.

 

/ Leticia Díaz de la Morena

También, en el libro, propone un concepto interesante, el de ‘las embarazadas que están a salvo’, quienes engendran sin problemas y dan a luz sin complicaciones. Lo contrario de lo que le ocurrió a ella: “Cuando sabes todo lo que puede pasar, sabes que no estás a salvo. Las otras embarazadas tampoco lo están. Pero no lo saben”.

Contar esa otra realidad, cada día más frecuente, la de las parejas que intentar tener hijos pasados los 35 años es muy necesario. En nuestro país, el número de madres que dan a luz con más de 40 años se ha duplicado en los últimos diez años. Por voluntad propia u obligadas por la necesidad, las mujeres cada vez retrasan más la decisión de ser madres. Según el INE, la edad media de la maternidad en España se situó en 32,6 en 2021, tres décimas más que en 2020. Y eso suele conllevar más problemas para fecundar.

En España, una de cada seis parejas no consigue tener hijos. Según el informe Saber más sobre fertilidad y reproducción asistida, de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), cada vez hay más las parejas en edad reproductiva con problemas para concebir. Entre el 25% al 35% de los casos es por esterilidad del varón, pero la edad avanzada de las mujeres es la principal causa del aumento de dificultades para tener descendencia.

Entre esta tendencia demográfica y la decisión, también al alza, de muchas mujeres de no tener hijos, como contaba muy bien la periodista y escritora en su libro ‘No madresMaría Fernández-Miranda en su libro ‘No madres’, toca cambiar el lenguaje y el modo de abordar a las mujeres cuando llega la treintena y parecen salir de debajo de las piedras personas que preguntan sin descanso, ¿cuándo vas a tener un bebé? Preguntas que pueden simplemente molestar, como una injerencia en la privacidad o, incluso, llegar a doler.

Como cuenta Ascunce en ‘La idea de ti’, cuando están intentando quedarte embarazada y se tienen dificultades de fertilidad, la gente suelta, con frecuencia, eso de ‘si te relajas, todo irá bien’. En ocasiones, lo que en principio es buena voluntad, acaba en comentarios que hacen daño. Caer en ello es fácil, por eso conviene reflexionar y aprender. “La mayoría de la gente que me dijo esas cosas me quería”, apunta la escritora.

“Yo misma le dije a una compañera una de esas frases cuando se quedó embarazada de manera natural después de un primer hijo por FIV [Fecundación In Vitro]”, admite, por eso, recomienda “nunca jamás, bajo ningún concepto, lepreguntes a alguien por qué no tiene hijos, si esa barriguita es de embarazo, o le digas que se relaje. Habla del tiempo, es mejor para todos”.

¿Cómo surge escribir ‘La idea de ti’ y de dónde sacas ese título tan bonito, que sugiere una historia de amor?

Me llamó mi editora y me propuso un libro que no me encajaba y yo le propuse otro. Me senté a escribir y salió este que no es ninguno de esos dos. El título era mi manera de hablar a mi hija. Cuando estaba embarazada, tenía tanto miedo de perderla, que no me atrevía a hablar de mi hija, ni del bebé, no quería ponerle nombres… Ni siquiera a la hora de pensar en ella, podía nombrarla como algo que existiera. Estaba aterrada. La idea de ti fue una manera de empezar a hablar con ella de manera abstracta. Y me ayudó a hacerla real.

El libro 'La idea de ti: La vida tiene un plan y nunca es el que piensas', de Amaya Ascunce (Bruguera).

El libro 'La idea de ti: La vida tiene un plan y nunca es el que piensas', de Amaya Ascunce (Bruguera).

/ D.R.

¿Por qué crees que es necesario tu libro? ¿Hablamos lo suficiente de las maternidades?

Bueno, no sé si es necesario mi libro. Lo que es necesario es tener información e historias que estén fuera de todos los cuentos que nos han contado. Saber que no todo el mundo puede ser madre o padre, que no todo el mundo quiere, que algunos que quieren, se arrepienten… Todo te ayuda cuando estás en algunas de esas situaciones porque te hace sentirte acompañado. También creo que es necesario que las mujeres tengan información sobre su edad fértil y las posibilidades reales de tener un bebé sano a partir de los 40, o de cómo a los 35 la fertilidad se despeña, y de que los tratamientos no siempre funcionan.

¿Has sentido pudor al escribir el libro, ahora al contestar preguntas sobre él? ¿Cómo lleva eso alguien que se considera tímida y qué te hacía desear escribirlo?

No soy tímida, soy introvertida. O algo así. Porque después de este libro ya no sé qué pensar de mí misma. Desde luego que siento un pudor enorme. A veces no sé por qué lo he escrito. Cuando la gente me habla de cosas que digo no tengo ni idea de qué contestar. Imagino que lo escribí porque creo que el poder de los libros, el poder para sanarme a mí y tratar de ayudar a otros… Pero, en mi vida normal, la mayor parte de mi entorno se ha enterado por el libro de mi historia. No es que este me resultara más tabú que otros temas y por eso no contara nada. Siempre soy así. No soy alguien que comparta qué está viviendo de verdad, qué me preocupa… Pero no sé, igual me estoy convirtiendo en otra persona. Estaría bien, la verdad. Es mejor soltar y contar.

En el libro hablas de tu maternidad como un privilegio. ¿Por qué la ves así, como ha cambiado tu idea de ser madre, desde antes de serlo hasta ahora? ¿Sigues sin ser una mala madre?

Se han confundido dos temas que trato en el libro. Yo me siento una afortunada por poder ser madre pero entiendo a muchas otras mujeres que se ven enterradas por la maternidad, la carga mental, la pérdida de su vida anterior. Pero no es mi caso. Por eso no me siento del club de las malas madres en ese sentido, a pesar de que creo que son un motor muy importante por la conciliación y hablar claro sobre maternidad en España. En cuanto a lo del privilegio, me refiero a que muchas personas piensan que es un derecho ser padres. Yo no lo creo. Tenemos un problema muy grande de fertilidad, creo que hay que informar, poner medios… Pero no es un derecho.

Yo intenté ser madre durante un tiempo -tenía 35 o 36–, no duré mucho: abandoné. Pero recuerdo la ansiedad, el horror cuando veía la sangre de la regla, la tristeza infinita… ¿Cómo es, para que lo entiendan las lectoras, ese proceso, cuando te das cuenta de que no es fácil, en tu caso, al menos, no lo es?

Yo estuve el embarazo entero sin poder mirar mis bragas. Me limpiaba sin mirar. No podía soportarlo. No solo fueron los meses de negativos, el miedo al aborto me tenía paralizada. Estamos educados en que seremos madres o padres. Lo das por hecho. En realidad, nos educan en NO quedarnos embarazadas. Y cuando llega el momento, después de años de terror al embarazo, descubres que no es fácil. En España creo que casi un 10% de los niños nacen por una in vitro, 1 de cada 10, y esos son las parejas que lo consiguen. Imagina la cantidad de gente que pasa por ver pruebas de negativos mes tras mes. Pero de eso no se habla. La intimidad está por medio pero también que afecta a algo muy intenso como es no poder fecundar en el hombre o no poder albergar vida en el caso de la mujer. Tenemos una carga cultural enorme en torno a eso.

‘La idea de ti’ puede ayudar mucho, por un lado a mujeres que estén en un caso parecido al tuyo. Pero también a todo el que lo lea, a ponerse en el lugar, a ver si con empatía cambiamos el lenguaje, las preguntitas.... ¿Qué les dirías a esas personas, a las de ‘si te relajas, todo irá bien’, o a las que te acosan a preguntas sobre si vas a tener hijos?

La mayoría de la gente que me dijo esas cosas me quería. Eso es lo jodido. Ellos querían que yo estuviera mejor, que me quedara embarazada, y repetían cosas de oídas. Yo misma le dije a una compañera una de esas frases cuando se quedó embarazada de manera natural después de un primer hijo por FIV. Lo que he aprendido es que no puedes solucionar la tristeza o la frustración de la otra persona. Solo puedes acompañarla, que sepa que estás ahí. Eso, y darle toda la información posible. Y si no es alguien muy conocido, nunca jamás, bajo ningún concepto, le preguntes a alguien por qué no tiene hijos, si esa barriguita es de embarazo, o le digas que se relaje. Habla del tiempo, es mejor para todos.

Hablas del duelo tras una fecundación fallida. Hace unos meses, leí un artículo que me impresionó mucho sobre el duelo tras un aborto y lo poco sensibilizados que estamos ante ello. ‘No estés triste, ya tienes otro’, le decían a una madre que había sufrido uno. ¿Qué particularidades tienen estos duelos, qué decir para consolar a algún ser querido si les ocurre?

Solo hay que acompañar. No vamos a poder solucionar su dolor. Se trata de estar a su lado y también de entender cómo quieren vivirlo. Hay mujeres que no piensan en un aborto como un hijo muerto, pero otras sí, otras agradecerán que les preguntes por esos hijos no nacidos: sus nombres, el día de su fecha de parto, cómo fueron concebidos… Ellas estaban conectadas con esos hijos, o con las ideas de esos hijos. La sociedad trata de pasar rápido a lo siguiente. “Recupérate, tendrás otro, estarás bien”. Pero tú necesitas tu tiempo.

Hay un concepto que me ha gustado mucho en el libro, ‘las embarazadas que están a salvo’. ¿Podrías desarrollarlo? ¿Cómo veías a esas mujeres y qué diferencias encontrabas con tu caso y el de tantas personas intentando quedarse embarazadas?

El otro día me lo comentaba una compañera. Ella fue una de esas embarazadas a salvo con su primer hijo. Era joven. Se quedó en seguida. No tenía cerca ninguna historia de dolor. Pero el segundo ya empezó a tener dudas. Conocía algunos riesgos. Ahora está del tercero y me contaba todos miedos, todos los casos que había conocido. Es lo que te decía: lo que nos han contado es que lo normal es quedarte embarazada y que todo vaya bien. Pero no es así. De mis amigas más cercanas, más de la mitad hemos tenido algún aborto. O varios. Cuando sabes todo lo que puede pasar, sabes que no estás a salvo. Las otras embarazadas tampoco lo están. Pero no lo saben.

En tu nuevo libro, explicas que lo has conseguido, que no eres una drama mamá, quizá por fuiste una drama embarazada… Justo tu primer libro, ‘Cómo no ser una drama mamá’, fue un exitazo. ¿Lo esperabas? ¿Por qué crees que funcionó tan bien y, sobretodo, qué es una drama mamá y cómo se hace para no serlo?

No me esperaba el éxito para nada. He vendido casi 30.000 ejemplares que en España es bastante. ¡Se sigue vendiendo! Creo que estuve en el momento y en lugar adecuados. Empezaba el boom de las madres en internet, fui de las primeras blogueras en publicar con una editorial grande, cayó bien los medios y tuve una super promoción. Suerte. Y que el libro enganchaba con las hijas. El libro no es para madres. Son las historietas que toda nuestra generación ha vivido como hija. Como que mi madre me siga diciendo que me retire el pelo de la cara o que los interruptores de la luz también se limpian con 43 años. Yo no lo soy. No lo entiendo porque he sido una embarazada a tope de drama. Pero como madre estoy más tranquila. Te parecerá una tontería pero en el momento que nació, sentí que la responsabilidad de que siguiera viva no era solo mía. Se repartía con mi marido, abuelas, el abuelo… Como si yo hubiera podido hacer mucho dentro de mi barriga para salvarla…

Una vez nacida tu hija, y ya sin drama, ¿qué te preocupaba entonces, y qué te preocupa a día de hoy, de su educación, el futuro… ?

Me preocupa hacerlo bien. Saber poner límites pero no perder ni un poco de esta locura de amor y cariño que siento. Ayudarle a que se sienta segura, a salvo, que sepa que puede contar conmigo. Que sepa que soy viento a favor en su vida. Ayudarle a ser lo quiera ser. Y no sufrir yo con sus elecciones. Espero no hacerlo. Pero de momento no sufro por nada de eso. A ver la adolescencia que tiene tanta mala fama.

En el libro dices que con tu hija has aprendido muchas cosas, qué la persona que eres frente a ella es distinta a la Amaya que conocías. ¿Cómo has cambiado, qué ha sido lo mejor y lo peor, o lo más duro, qué te ha enseñado todo este camino? ¿Echas algo de menos de la anterior Amaya?

Lo más duro fue mostrarme vulnerable. Porque para evitarlo, me llenaba de ira, de tristeza. Ha sido complicado aceptar la persona que era, y mi propio deseo de ser madre. Soltar el control, que en realidad no lo consigo todavía. Eso no lo he aprendido del todo. Aunque sé que tengo que hacerlo. Porque en realidad no tenemos el control. Y no echo nada de menos. Bueno, miento, dormir bien, que seguimos durmiendo bastante mal.

Y, por último, ¿qué piensas, qué sientes al mirar a Manuela?

Es algo animal. No sé cómo explicarlo. Es como un amor muy bestia, muy tonto también, porque tienes la sensación similar a estar enamorada, pero diferente. Mira al principio, y a veces me sigue pasando, cuando me despertaba, en esos momentos que estás ajustando la percepción, de repente pensaba: ahí al lado está Manuela. Y me levantaba de buen humor. Como si vinieran los Reyes Magos muchos días. Sé que suena absurdo y cursi pero me sigue pasando

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