Amaia cambia de aires
Hace justo un año, abandonaba el éxito seguro de La Oreja de Van Gogh para volar en solitario: arriesga para ganar. La entrevistamos para que nos cuente sus planes, ilusiones y la creación de su nuevo disco.

Continúa siendo vital, entusiasta... un torbellino que no para de hablar, de moverse,
de sonreír, de fumar, de retocarse, de cotillear el trabajo de nuestro fotógrafo... pero algo en ella ha cambiado: se la ve guapísima (¡ha adelgazado 15 kilos!) pero, sobre todo, más madura. Decidió abandonar La Oreja de Van Gogh tras once años de éxitos para empezar desde cero y ha tenido que aprender sola. Con la ilusión de las primerizas, decidió participar en todo el proceso de creación del disco (‘Amaia Montero’, Sony): desde la composición hasta las mezclas finales... y eso le ha obligado a ponerse las pilas. «Nunca olvidaré este primer trabajo. Ha sido un aprendizaje profesional, pero sobre todo, personal. He vivido tantas cosas... ha sido como madurar de golpe, pero de forma emocionante.»
A todo el mundo le pilló por sorpresa tu salida del grupo. ¿Qué pasó exactamente, fue algo meditado?
¡Meditadísimo! Ni te imaginas la cantidad de veces que lloré, lo mal que lo pasé aquellos días, la inseguridad, el miedo... pero poco a poco fue imponiéndose una realidad: la necesidad artística de expresar lo que llevo dentro, lo que soy yo. Para los chicos fue una sorpresa porque, claro, hasta que no estuve segura de lo que quería, no les dije nada. Es como cuando rompes con tu pareja: las dudas internas empiezan mucho antes de que se haga realidad el adiós definitivo. Ahora queda el cariño y el respeto después de lo que hemos vivido juntos. Ellos cuatro son como hermanos para mí.
Les has dedicado un tema en tu nuevo disco, ‘Tulipán’. ¿Lo han oído ellos? ¿Qué les ha parecido?
No tengo ni idea. La verdad es que tenemos menos contacto del que me gustaría: les he estado enviando sms y e-mails cuando estaba en Génova, Milán y Los Ángeles grabando el disco y no han dado señales de vida... ¡Estarán muy ocupados! –se encoge de hombros, triste–... Con este tema, he querido rendir un homenaje a todos esos años maravillosos que hemos compartido. El título es un guiño personal: era nuestro saludo justo antes de subir al escenario... y lo cogimos del anuncio de la margarina que veíamos de niños en la televisión.
¿Tú has oído el nuevo trabajo de La Oreja de Van Gogh, ‘A las cinco en el Astoria’, en el que debuta Leire Martínez?
Pues, he de confesar que aún no he tenido la oportunidad... Llevo desde el verano fuera de España grabando y hace una semana que he vuelto de Estados Unidos... no he oído demasiada música, ¡ya tenía bastante con la mía, la verdad! Sí que he descubierto algunos grupos italianos: estuve en Milán trabajando con el productor Claudio Guidetti –el mismo de Laura Pausini, Umberto Tozzi y Eros Ramazzotti– y él me introdujo un poco. Ahora, el disco de La Oreja de Van Gogh es mi asignatura pendiente.
En tu nuevo trabajo, también has escrito un tema para tu padre José y otro para tu madre, Pilar. ¿Sentías la necesidad de darles las gracias o decirles algo especial?
La canción de mi madre se llama ‘Te voy a decir una cosa’ y es un tema directo, hecho con muchísimo cariño. Se me pasaron por la cabeza todas las cosas vividas con ella, desde que a los doce años le dije que me iba a vivir a Madrid para ser cantante
(risas). Soy cabezota y no siempre de carácter fácil, pero ella siempre me ha apoyado, dándome mucha libertad: me ha cosido las alas muy bien.
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