Alaska: "Ya no tengo que demostrar nada a nadie"

Fangoria cierra un ciclo con su tercer EP “Ex -Profeso”, un trabajo ecléctico y con mucha marcha, que culminará con su concierto en el Wizink. Y gira en 2023.

Nacho Canut y Alaska son Fangoria

Nacho Canut y Alaska llevan 45 años juntos, ¿quién dijo miedo?

/ Juan Gatti

Esta vez, echamos de menos a Nacho y su forma tan libre de ver la vida. Alaska es más sosegada, pero cuesta también encontrarle algún pelo en la lengua... Juntos, siguen siendo únicos e irrepetibles y, por lo visto, imparables.

Alaska, ¿lo de sacar 12 canciones en tres entregas -'Existencialismo Pop' (2020), 'Edificaciones Paganas' (2021) y, ahora, 'Ex-Profeso' con Warner Music- es por ser originales?

No, ha sido por apetencia. Durante el confinamiento, muchos artistas grabaron discos e hicieron conciertos... nosotros, no. Y, cuando terminó, pensamos que meternos en un estudio para grabar 12 canciones iba a ser un infierno, después de tanto tiempo encerrados, así que acordamos que íbamos a ir sacando temas según nos fueran saliendo... y así ha sido. Ninguna de estas canciones es anterior al momento en el que se han grabado. Tampoco es un formato ajeno a Fangoria: al principio tuvimos también tres Ep's y con Caca de Luxe y con Los Pegamoides ya lo habíamos hecho, juntar tres o cuatro canciones... Ahora nos apetece parar y dedicar 2023 a tocar todo esto en directo.

¿Hay algo en común entre los tres últimos trabajos -que ahora se recopilan en una caja deluxe, 'Entre Paréntesis'-?

Un poco sí, pero no ha habido intención, hemos trabajado con absoluta libertad. Y eso que nosotros nos esclavizamos con nuestras ideas, nuestras portadas, somos muy de concepto-caja... Pero aquí no: las tres portadas son de Juan Gatti ni tienen que ver con la música, ni entre ellas. Y la puesta en escena de los conciertos, tampoco, ni los vídeos... libertad total para hacer lo que salga en cada momento.

Todos los títulos empiezan con E-P y son rarunos...

Sí, firmando los primeros discos de 'Existencialismo Pop', se nos ocurrió hacerlo así y nos pusimos a escribir en una hoja todos los que se nos ocurrían y ahí están estos y más (risas). Pensamos palabras con E y palabras con P y cómo nos gustaban que se cruzaran.

La música de estos 5 temas dan muy buen rollo -las letras quizás sean más oscuras-, ¿os habéis vuelto más luminosos?

Pues igual sí... y no. Siempre hay alguna canción o algún título que desmiente todo esto... pero la actitud personal es más luminosa, dentro de que nosotros no somos dos soles... pero estamos para menos tonterías. Y, cuando vemos a las personas que llevan una nube encima todo el tiempo, creemos que son muy pesadas. Supongo que tiene que ver con la edad: nada tiene importancia. No es que relativices, pero sí le das a las cosas la importancia que tienen... Y, de verdad, casi nada la tiene.

Muchas de vuestras canciones se convierten en himnos, ¿cuál te gustaría que lo fuera de este último trabajo?

No me corresponde a mí... A ver, hay canciones muy redondas, sobre todo por las letras de Nacho, que son rotundas como 'Dramas y comedias', 'Espectacular', 'A quién le importa'... Pero tú no puedes ponerte en la cabeza del público, no sé si habrá algún tema en estos discos a ese nivel. Tampoco lo sabía con las que te he dicho. Yo convierto en himnos las canciones de los demás: por ejemplo, a Mario, en nuestro aniversario, le grabo CD's con las canciones que ese año se han convertido en himnos para nosotros. No puedo adelantarte ninguna, porque hasta el 29 de noviembre no se lo regalo.

¿Y del último aniversario?

Nuestra canción fetiche de estos dos últimos años ha sido 'Tiroteo', de Marc Seguí y Pol Granch. es la que habría el CD...

Una de mis canciones favoritas de este último disco es la pop disco-diva eurovisiva 'No me compensa'. ¿Qué es lo que no te compensa a ti?

Es una frase que Nacho y yo oíamos en la furgoneta cuando viajábamos con el grupo: había algunas personas que, después de dar el concierto, salían y a la mañana siguiente, entraban zombies y decían: "Uf, no me compensa, no lo vuelvo a hacer"... Pero seguían haciéndolo día tras día y nos reíamos mucho. Por ahí va la cosa... A mí no me compensa, nada que no me compense. A ver, en el día a día, todo requiere su parte de sacrificio: madrugar, tener hijos, no tenerlos, tener madre, eso sí compensa... Pero si es que no, me niego a seguir arrastrándolo.

Lleváis 45 años juntos... ¿quién aguanta a quién?

Los dos somos una fuente inagotable de aguante. Además, ambos hemos mutado mucho. Fangoria es como las parejas: llega un momento en que las personas empiezan a cambiar y es un milagro que ambos cambiemos, no digo ya hacia el mismo sitio, si no hacia posturas que sean sostenibles. Y Nacho, al principio, era un adolescente tímido y huidizo, antipático e insoportable. Y yo intentaba arreglarlo. Y ahora, Nacho es un animal social y yo no quiero que me hable nadie... seguimos compensados. Y sí que tenemos pillada la medida cuando algo es importante para el otro. Cuando ves que el otro insiste -y a tí te da igual-, no hay más que hablar. Y como todo, en el fondo, da igual... Al final, los grupos se pelean por llevar un jersey rojo o verde o por salir a las 9.15 en lugar de a las 10...

¿Os venís arriba con algunas de vuestras canciones?

En el estudio, todo te viene bien... incluso sabes que hay canciones que nunca tocarás en directo, porque te cuesta mucho cantarla... pero luego hay canciones que adquieren vida propia gracias al público. Nosotros te negaremos siempre que nos influye la actitud del público, porque somos dos robots que hacemos lo que queremos, peor no es verdad. Los conciertos del año pasado, sentados y con mascarilla, no se disfrutaron igual.

¿Vuestra música es internacional, triunfais fuera?

México es nuestra segunda casa. Nosotros somos un grupo independiente, de culto, en Latinoamérica, con un reducido grupo de fans que nos espera con ahínco -incluso en Norteamérica-, pero en México sí que triunfamos.

¿Os presentaríais a Eurovisión?

No servimos, lo decimos siempre. Nos dieran los puntos que nos dieran, no cambiaríamos de cara, no seguimos el juego... Hay que tener ganas de ganar, ambición, ganas de representar al país, de emocionarte con los 'ten points', de llorar con los 'cero points'. No servimos para competir. Además, si Nacho y yo nos hubiéramos presentado alguna vez a un concurso de 'talents' nos hubieran echado a la primera -como a Rosalía, por cierto-, está clarísimo. Pero adoramos que haya gente que sea eso.

Cada dos años, nos descubrís -con vuestras colaboraciones- a un artista nuevo, ¿ese ejercicio es natural para vosotros?

Es inevitable... primero, estás en muchos festivales, donde descubres gente nueva; yo, por ejemplo, en el Benidorm Fest descubrí a Marta Sango... y va a tocar con nosotros en Madrid, en diciembre (Fiesta en el disco-infierno, 5 diciembre, Wizink Center). Recuerdo cuando descubrimos a Dorian en un festival, o a Ana Mena, o a Aitana, o ahora a Marc Seguí y Pol Granch... que estoy obsesionada con ellos. O a Tangana, que tocó con nosotros en 2016 en el Orgullo y, cuando Nacho le pidió una foto y él le dijo que no sabía quién era... fue lo más bonito que le ha pasado en su vida (risas).

De todas las versiones que hay en ti misma (compositora, cantante, tertuliana, icono, hija, esposa, periodista), ¿dónde te sientes más tú?

Jardinera, cocinera desde la pandemia, estudiante... y en televisión. Fangoria es el único proyecto propio, lo demás me encanta, pero se les ha ocurrido a otros. Yo empecé a hacer televisión en 1982 y me acaban de dar la Antena de Oro y me hace más ilusión que los premios musicales, lo confieso. Al principio de Fangorio, éramos una empresa multidisciplinar, hacíamos videojuegos, presentábamos proyectos de tele, pero es algo inabarcable y roba un tiempo que no quiero dedicar a eso. No tengo que demostrar nada a nadie. Ya no tengo la energía ni el tiempo para dedicarme a hacer un proyecto propio en la televisión.

¿Lo has tenido más difícil por ser mujer?

No y soy absolutamente sincera. El mundo en el que yo me he movido no ponía trabas por ser mujer o pequeña al principio o mayor ahora, ni porque Nacho fuera gay. Si lo hemos tenido difícil ha sido por los prejuicios de la industria, de cierta forma de entender la música en los 70, los 80, los 90... eso no cambia nunca. Pero no por el hecho de haber nacido con una determinada identidad.

Pero te sientes cada vez menos libre...

En los 80 se podía hacer cualquier cosa y ahora, casi nada... por el eco. Antes, había una señora presidenta de una asociación de padres cristianos que llamaba todas las semanas a la tele para decir que yo salía en 'La bola de cristal' con un pendiente que era un crucifijo y que eso no se podía consentir. Si esa señora hubiera tenido Facebook, Instagram, Twitter, quizás hubiera conseguido que me cancelaran. Eso es lo que ha cambiado: el eco que nosotros, los que escribimos en los medios, cometemos el error de darle a estas cosas. Algo que se publica en las redes no debería salir de ahí. Jamás un diario debería hacerse eco de algo que se publica ahí... es algo de cajón. Pero el 'clickbait' es un coñazo, porque durante 24 horas, el mundo gira alrededor de eso y tienes que ser muy frío para saber que en 25 horas, la red arderá por otra cosa. Además, ¿qué es ese ego? Si tú no estás de acuerdo, pues fenomenal. Salvo que roce lo delictivo, eso ya no apetece nada.

¿Has logrado construir una vida a tu manera?

Sí, yo no he cambiado el mundo, yo cambié mi mundo desde los 14 años y es lo único que me ha importado. Mi cueva, mi familia, mis amigos y con eso tengo bastante.

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