Se abre la temporada de escapadas rurales… y estos son los dos pueblos españoles que todo el mundo quiere conocer

Los días van poco a poco haciéndose más largos y en breve comenzarán a retoñar árboles y arbustos. ¡Y el cuerpo nos pide naturaleza! Es hora de ir reservando la primera escapada rural del año, y tenemos dos sugerencias perfectas: Lekunberri y Morella, las dos localidades españolas que han entrado en la lista 2021 de los mejores pueblos que cada año elabora la Organización Mundial del Turismo.

Morella es un precioso pueblo bien conocido por los amantes del turismo rural. (ya formaba parte de la red de pueblos más bonitos de España, y de las siete maravillas rurales del país). Su magnífico castillo del siglo XII, incrustado en la roca, preside un entramado de callejuelas medievales enmarcadas dentro de una muralla magníficamente conservada, con 16 torres y seis puertas de entrada. En su casco viejo se respira el esplendor que vivió Morella en los tiempos de los almorávides, y pasear por sus calles adoquinadas es un viaje en el tiempo que merece la pena disfrutar con calma… y con paradas obligatorias en palacios, casas solariegas, conventos e iglesias (no te pierdas por nada del mundo su espectacular basílica gótica). Por estas calles pasaron el Cid, Jaime I el Conquistador y Abderramán III, entre otras celebrities medievales, y siguen conservando intacto su encanto histórico.

Fun fact: aquí se fabrican también los zapatos Mybluchers, así que si eres fan, aprovecha para visitar sus talleres. Ah, y cuando llegue el momento de matar el gusanillo, prepárate para disfrutar de la deliciosa gastronomía local: miel, quesos, setas, cecina, carnes de caza cocinadas a fuego lento y la trufa negra como condimento principal son sus estrellas. Pide croquetas morellanas, olla masovera o sopa morellana… y a la hora de los postres, flaó, relleno de requesón.

Lekunberri no se queda atrás en el capítulo gastronómico. El delicioso recetario navarro encuentra aquí su punto de fusión perfecto: txistorra, carnes, verduras de la huerta (cardo, alcachofas, espárragos, pimientos del piquillo…) y, por supuesto, queso Idiazábal y cuajada para terminar la comida a lo grande. Pero esta localidad navarra ofrece mucho más que gastronomía. Su riqueza natural es enorme, y es el lugar perfecto para los amantes del senderismo: el valle del Larraún (con parada obligatoria el nacimiento del río Larraún), la cueva de Mendukilo o la vía verde Plazaola son algunas de sus excursiones más recomendables, entre hayedos y robledas y con visitas ocasionales de los rebaños de ovejas (estamos en tierras de queso Idiazábal).

En el capítulo histórico, merece la pena pasear con calma por su casco antiguo, contemplando los caseríos señoriales del siglo XIX o el lavadero tradicional, y terminar en la iglesia gótica de San Juan. Es imprescindible también una visita al cercano monasterio de San Miguel de Aralar y ¿por qué no? una concesión al entusiasmo fan visitando los escenarios de 'El guardián invisible' (convertidos en territorio de thriller por Dolores Redondo) en el cercano valle del Baztán. La clave, como siempre, está en disfrutar.