Los 6 malos hábitos a abandonar en 2015

1. Beber alcohol con frecuencia
En muchas personas beber funciona como un efecto dominó. Beben, sus inhibiciones bajan y su apetito se dispara. Este efecto sumado a las calorías vacías que aporta el alcohol se traduce en un consumo de cientos de calorías que desequilibran la dieta. La mayoría de las personas subestima la cantidad que bebe hasta que empieza a llevar la cuenta. La buena noticia es que cuando lo hacen empiezan a cortar la ingesta de alcohol. Lo ideal es beber una noche a la semana y marcarse un máximo de dos copas. El resultado te sorprenderá.
2. Comer productos “de dieta”
Atiborrarse a productos dietéticos no es una buena idea por más que pueda parecerlo. Están repletos de aditivos y conservantes imposibles de pronunciar, y según el testimonio de muchos consumidores, ni siquiera son muy satisfactorios para el apetito, pues después de comerlos la gente sigue pensando en comer otras cosas, y de hecho es lo que casi siempre acaban haciendo. Como resultado, se ingieren muchas más calorías que comiendo productos naturales. Un estudio realizado en 2010 encontró que se queman casi un 50% más de calorías metabolizando alimentos integrales que procesados. Por lo cual es más conveniente cambiar los alimentos de dieta por alimentos frescos e integrales.
3. Comer grandes cantidades de alimentos “saludables”
Muchas personas se sienten tan a gusto comiendo alimentos con buena reputación, por ejemplo, aguacates, lentejas o granos integrales, que acaban comiendo demasiado. Las raciones muy grandes de cualquier alimento te harán ganar peso, aún cuando sean sanos e integrales.
4. Contar calorías
Según varios estudios contra calorías solo sirven en el caso de las mujeres, para poner más estrés en su vida. Y una subida del estrés supone un pico de colesterol, una hormona que dispara el apetito e incrementa el deseo de comer alimentos dulces y ricos en grasas. Además, la información sobre las calorías disponible en el etiquetado de muchos productos y en los menús de los restaurantes no son un sistema perfecto. Muchos expertos creen que lo recomendable no es contar las calorías sino los kilos que se ganan o se pierden.
5. Evitar las grasas “buenas”
Con tantas advertencias de medicos y nutricionistas en contra del consumo de grasa, muchas personas han desarrollado una verdadera fobia a las grasas y no quieren comer ni siquiera grasas de buena calidad como las provenientes del aguacate o del aceite de oliva. Sin embargo, consumir grasas saludables es una estrategia inteligente para perder peso y luchar contra la inflamación, uno de los primeros signos de envejecimiento. Las grasas de origen vegetal te mantienen más tiempo saciada y retardan la acción de las hormonas relacionadas con el apetito, además tienen la capacidad de acelerar el metabolismo. Por si todo esto no fuera suficiente las grasas buenas tienen un alto poder antioxidante que se relaciona con la delgadez, incluso cuando no se consumen menos calorías.
6. Saltarse comidas
Pasar muchas horas sin comer es contraproducente para tu objetivo de perder peso. Lo primero es que quemarás menos calorías para compensar la falta de alimentos. Lo segundo es que sit e pasas el día sin comer tendrás muchas probabilidades de darte un atracón en la cena. Lo tercero es que cómo no es posible quemar calorías retroactivamente el exceso de calorías acabará almacenándose en las células grasas. Varios estudios han demostrado que no solo es importante qué se come sino cuándo se come. Una regla fácil para seguir es comer las mayores cantidades de comida en las horas de más actividad y comer menos en los momentos más pasivos. Y nunca dejar que pasan más de cuatro o cinco horas sin probar bocado.
Realización: Alina Tanasa (alina@absolutelyfabulous.ro)
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