Desiree Vila: "Siempre hay opción de medalla"
La saltadora paralímpica, embajadora de Samsung, ya tiene su cita: el 5 de septiembre, a las 19 horas, buscará su sitio en el podio en París ante la atenta mirada de su abuela. Y de millones de españoles.
Cuando hablas con ella y la ves comerse el mundo a golpe de tenacidad, simpatía y naturalidad, en lo último que piensas es en su prótesis de pierna. Es una luchadora y su positividad engancha. Por eso se ha convertido en la deportista paralímpica más importante de nuestro país: no por sus éxitos deportivos -aún por llegar, aunque atesora un diploma olímpico al acabar sexta en los juegos de Tokio 2020-, si no por su capacidad de visibilizar y normalizar la discapacidad. Hablamos con ella antes de su gran cita en los Juegos Paralímpicos de París 2024 (28 agosto al 8 septiembre).
Son tus primeros Juegos Olímpicos completos, sin restricciones de público a causa del COVID, ¿qué es lo que más ilusión te hace? ¿Vivir en la Villa Olímpica?
A mí lo que más ilusión me hace es que va a estar mi familia y van a estar mis amigos y mi pareja. Porque yo la Villa Olímpica, pues en Tokio ya la viví. Y sí que es verdad que, como bien decías, era un poco más rollo por las mascarillas, porque supuestamente no podías estar con atletas de otros países, aunque yo me saltaba las normas porque yo soy muy sociable... y no sabía si iba a volver a vivir unos Juegos, así que lo viví a tope. Pero sí que es verdad que se sintió un poco solitario y ver el estadio vacío, sin público, no es lo mismo. La ilusión de París es mi familia: mis padres sí que me han visto competir, pero mi abuela no porque nunca coincidió que compitiera en Galicia. Y va a estar mi chico también, vienen muchos amigos... lo que más ilusión me hace es poder estar en el estadio y pedir palmas y que esté mi familia ahí, animándome.
Porque vas a correr ¿los 100 metros?
No, yo hago salto de longitud. En Tokio me clasifiqué para la longitud y me llevaron también a correr los 100 metros porque por aquel entonces los entrenaba. Pero después de Tokio ya decidí enfocarme en la longitud, que es mi prueba.
¿Y tienes opciones de medalla o el premio ya es estar?
Bueno, yo creo que siempre hay opciones de medalla. Al final, en una competición internacional, no hay nada escrito. Obviamente, las favoritas son la australiana y la italiana. Y luego hay dos atletas muy fuertes, una americana y una suiza, que también fue la que ganó medalla en Tokio. Y a partir de ahí, los quintos, sextos, séptimos puestos estarán entre las japonesas. Estaré yo ahí intentando luchar por estar en el top 5. Pero cualquier cosa puede pasar. En la longitud tenemos tres saltos y luego los tres de la mejora. Si se hacen dos nulos y luego, por ajustar el último, saltas desde más atrás y no haces la marca que tenías que hacer, pues la favorita incluso se puede quedar fuera. Entonces hay que estar ahí. Al final también hay que ver cómo compite la gente: hay rivales que se crecen en la competición, como yo, y otras que suelen competir muy mal comparado con las marcas que suelen hacer en sus casas o en meetings menos importantes. Yo disfruto mucho y soy capaz de sacar mi mejor versión. Esa es mi papeleta, la que tengo que jugar al 100% y a partir de ahí ver qué pasa. Pero siempre hay opción a medallas. No te voy a decir que soy de las favoritas porque no es verdad. Pero en los últimos mundiales siempre he estado ahí en el quinto puesto y a ver si algún día me toca acariciar las medallas o incluso tener una. Luego hay cosas que no dependen de uno mismo. Si las rivales son más fuertes hay que aceptarlo, pero eso me motiva a seguir intentándolo. Mi objetivo también es preparar Los Ángeles 2028.
¿Y qué día empiezas a competir?
Mi competición es solo un día, el 5 de septiembre a las 7 de la tarde, por el tema del calor. En la longitud no tenemos clasificación ni cualificación. Simplemente competimos todas juntas. Son tres altos y luego los tres de la mejora, las que lo conseguimos.
¿La presión viene de fuera o de ti misma?
Creo que más de uno mismo. Obviamente, cuando la gente que además no conoce el mundo del deporte te dice que traigas una medalla... ¡cómo si fuera tan fácil!, al final sientes también que todo el mundo quiere que te ganes. Y eso te impulsa, te anima cada día a ir a entrenar, a luchar.
¿Y no te distrae la atención mediática?
No, es un trabajo extra, que lleva su tiempo, además de los entrenamientos, pero yo siempre he sentido la responsabilidad de dar a conocer el deporte paralímpico, el atletismo adaptado. Gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales podemos hacer, por un lado de altavoz que normalice lo que somos y anime a otras personas a hacer deporte a pesar de sus dificultades y, por otro, es una buena forma de encontrar el apoyo de los patrocinadores. Sólo con la beca que nos da el estado de 1.300 € al mes no se puede casi ni pagar un piso en Madrid, así que necesitamos a patrocinadores como Samsung -que sí se puede nombrar aunque represente a España, porque es patrocinador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos desde hace 26 años- para poder vivir del deporte.
Además este año se ha hecho muy visible, con el selfie con el teléfono plegable Galaxy Z Flip6 que se hacen todos los ganadores en el podio...
Me encanta que lo menciones, porque me parece uno de los mejores momentos de estos Juegos... poder ver ese momento de camaradería entre rivales, una vez terminada la competición... Ha sido un acierto.
Tú ya eres una deportista paralímpica destacada. ¿Le añade presión?
No creo que sea de las más destacadas. Tienen mucha más presión los deportistas que consiguieron medalla en Tokio, porque tienen que demostrar que siguen valiendo una medalla o que siguen estando en el top. Yo en Tokio quedé sexta y me llevé un diploma olímpico, que para ser la primera participación en unos Juegos está muy bien. No creo que vaya con presión extra, todo lo que venga de más es positivo. A mí me conoce más la gente que a otro deportista que haya ganado una medalla porque yo trabajo mucho la parte de las redes e intento tener un impacto en la sociedad más allá de correr y saltar. Necesitamos ayuda de las empresas privadas, de los medios de comunicación, pero también es labor de cada deportista: dar a conocer el mundo del deporte adaptado, de la discapacidad, de las prótesis... Todo eso depende de nosotros y de la implicación que queramos. Cuando yo estaba en el hospital y me amputaron la pierna no tenía ni idea de qué era una prótesis de correr ni que existían los Juegos Paralímpicos. Ahora intento transmitir que si mañana una niña o un niño está en la misma situación sepa que hay posibilidades, que hay muchos deportes que puede practicar y que se puede dedicar a ello profesionalmente. Un 10% de la población tiene discapacidad y hay mucha gente que todavía esconde las prótesis y no se siente segura de mostrar una realidad que no tiene por qué ser negativa. Intento darle visibilidad a través de las redes sociales.
¿Y es complicado preparar una competición a tan largo plazo... con 4 años de antelación?
Lo difícil es mantener la motivación durante un año tan largo. Llevamos entrenando desde mediados de agosto sin festivos sin vacaciones, sin descanso. A eso hay que sumarle que, en un año olímpico, las marcas y los medios de comunicación te dan más visibilidad y hay que aprovechar todas esas oportunidades, pero también es un trabajo extra. Tienes que cuidar tu cuerpo, trabajar esa imagen personal que te ayuda a que la gente sepa de ti aunque no consigas medalla y así puedas seguir en el deporte de élite. Lo más complicado es conseguir el balance entre todo. Lo fácil es la parte física: confío al 100% en mi entrenador y mi preparadora física, en el servicio médico, en toda la gente que me rodea. Es tan fácil como ir a entrenar y seguir sus órdenes.
España es uno de los países más fuertes en el mundo a nivel paralímpico, ¿no?
Cada vez es más difícil porque cada vez hay más nivel y más recursos. Los países ponen una parte de su presupuesto en el deporte y la gente sí se puede dedicar profesionalmente a ello cuando antes quizá no, pero los países fuertes al final son los desarrollados. Son los que se pueden permitir una prótesis para saltar o una silla de ruedas y los que tienen menos estigmas negativos tienen sobre el mundo de la discapacidad. Una persona en Kenia tiene posibilidades de ser maratoniano y, sin embargo, en Paralímpicos quizá no porque hay muchos prejuicios y no tiene recursos. Eso juega a nuestro favor en el sentido en el que España da mucho presupuesto al mundo del deporte y permite que los deportistas podamos tener una vida digna, dedicarnos a esto, cotizar en la seguridad social...
¿Cómo es Desirée de puertas para adentro?
Pues intento ser la misma 24/7, es un trabajo duro que estoy haciendo con mi psicóloga. Soy luchadora, vital, positiva, disciplinada, trabajadora... Esa inquietud y energía de estar siempre intentando hacer cosas las tengo desde siempre. Obviamente, con los años he adquirido una madurez que me ha permitido poner las cosas con perspectiva. Lo malo no me afecta tanto y lo bueno, tampoco.
¿Y cómo desconectas?
¡Pues organizando planes! Lo mismo te monto unas vacaciones, que te organizo una fiesta y hasta una boda (risas). En serio, yo creo que en otra vida sería wedding planner... me apasiona.
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