Born to run, ¿estamos realmente hechos para correr? La ciencia responde
Según la antropóloga evolutiva Karen Rosenberg, la anatomía del ser humano está más alineada con la marcha que con la carrera
¿Por qué no puedo parar de correr?
En un mundo obsesionado con la velocidad y la eficiencia, la actividad física a menudo se reduce a la práctica de correr. Sin embargo, ¿es esta una técnica realmente natural para el ser humano? Desde el surgimiento de la especie Homo, la evolución ha dotado al hombre con características anatómicas que lo han llevado a convertirse en un excelente caminante, más que en un corredor.
Según la antropóloga evolutiva Karen Rosenberg, la anatomía del ser humano está más alineada con la marcha que con la carrera. Nuestra pelvis ancha, piernas largas y arcos en los pies sugieren una adaptación para caminar distancias prolongadas en lugar de correr a altas velocidades. Nuestros antepasados, los Homo erectus, eran expertos caminantes que recorrían grandes distancias en busca de alimentos. La adaptación de la anatomía humana para caminar se refleja en la estructura de la pelvis, las piernas largas y musculosas, y los arcos en los pies, todos ellos diseñados para la eficiencia en la marcha prolongada.
Correr requiere una serie de ajustes en la biomecánica, como una mayor absorción de impactos, una mayor flexión de las rodillas y una mayor fuerza en los músculos extensores. Estas adaptaciones no son tan pronunciadas en el humano en comparación con otros mamíferos especializados en correr, como los caballos o los guepardos. Pero a pesar de la evidencia de que la marcha es más acorde con nuestra biología, la cultura moderna ha glorificado la maratón como la prueba máxima de resistencia física. Sin embargo, diversos estudios científicos sugieren que correr largas distancias puede tener efectos negativos en el cuerpo humano, como el desgaste de las articulaciones, el aumento del riesgo de lesiones y la tensión en el sistema cardiovascular.
La biomecánica de la carrera humana es un tema de constante debate entre científicos. Mientras que algunos argumentan que la carrera es innata en los humanos, otros sostienen que nuestra anatomía sugiere que correr puede ser una adaptación más forzada. El Dr. Daniel Lieberman, profesor de biología evolutiva en Harvard, ha investigado extensamente la biomecánica de la carrera y destaca la diferencia entre correr descalzo y con calzado moderno, señalando que nuestra anatomía está más en sintonía con la carrera descalza.
Caminar, la actividad física innata del hombre
Por poner un ejemplo, la célebre historia de Filípides, soldado griego que supuestamente corrió 42 kilómetros para anunciar la victoria en la batalla de Maratón, ha dejado una huella duradera en la cultura popular. Pero, ¿es esta hazaña realmente un ejemplo de la capacidad natural del ser humano, o más bien una excepción que confirma la regla?
La biomecánica y la evolución sugieren que el caminar es la actividad física más acorde con la naturaleza humana. La caminata no sólo se adapta mejor a nuestra anatomía, también ha demostrado ser beneficiosa para la salud cardiovascular, la salud mental y la longevidad. Además, caminar permite una conexión más profunda con nuestro entorno, fomentando la contemplación y la conexión con la naturaleza, algo que se pierde en la velocidad frenética de la carrera.
Mientras que la cultura contemporánea sigue promoviendo la idea de que correr es una actividad física esencial, la biología humana sugiere lo contrario. La marcha, con su ritmo constante y natural, parece ser la actividad física que mejor se alinea con nuestra evolución y anatomía.
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