Francesca Sangalli: atreverse es su lema
La italiana encontró en Barcelona la inspiración para hacer de la escudería Cupra un referente de vanguardia, estilo y sostenibilidad. Tavascan, el primer vehículo eléctrico que presenta al frente del departamento de diseño, es la mejor prueba.
Graduada en Arquitectura y especializada en Diseño Industrial e Interior por la Universidad Politécnica de Milán, aterrizó en España con la energía y la visión necesarias para afrontar su puesto como directora del departamento de Color & Trim de Cupra. Y se ha estrenado con éxito, al dar forma al Tavascan, el primer automóvil eléctrico lanzado bajo la vanguardista marca deportiva de Grupo Seat y cuya imagen viene a revolucionar el mercado de los coches de movilidad sostenible.
La labor del departamento de Color & Trim, al que Sangalli llegó hace cinco años, es clave en el área de diseño de la escudería española: no solo se trata de idear colores, materiales y texturas para los nuevos vehículos de la marca, sino que, además, tiene que definir la identidad del producto. Un auténtico ejercicio de branding, tan creativo como difícil. «No hay que fijarse en lo que hace la competencia, porque eso implica llegar tarde. Para crear un futuro, tienes que empujarte a crear algo que no haya existido, tanto en formas como en materiales. Es una marca deportiva, pero no podemos ir hacia la nostalgia», explica Francesca.
¿Por qué aceptaste el reto de Cupra?
Trabajo en el sector de la automoción desde hace más de 20 años –estuvo 16 en Mercedes-Benz– y es el que me ha dado la oportunidad de cambiar el futuro de la movilidad a través del diseño. El reto era impulsar la innovación y desafiar el statu quo. En términos de creación, el coche es uno de los productos más complicados porque presenta muchas limitaciones, más allá de las espaciales: tiene que darse un equilibrio entre las tendencias de moda y elementos que deben ser funcionales, precisos, a prueba de fallos y sujetos a rigurosas pruebas de seguridad. Por suerte, el mundo de la automoción está viviendo un momento muy interesante gracias a las nuevas tecnologías: experimentamos con tejidos, formas, tonos. Una generación de coches que no contaminan, que no hacen ruido e indefinidos, tan nuevos en sus formas y colores, que tienes que establecer un nuevo vocabulario para que la gente pueda describirlo por la calle… Emotividad sin limitaciones; eso es Cupra.
¿Es apasionante o da vértigo crear un nuevo concepto de coche de la nada?
¡Es muy apasionante! Y diseñar también una nueva marca. Es el mayor desafío como profesional de mi carrera. Lo bueno de Cupra es que no tenemos ningún tipo de límites, es una marca sin pasado, así que podemos crear un futuro libremente, asumiendo más riesgos.
«Nos dirigimos a las nuevas generaciones, esas que consumen nuevas tecnologías y videojuegos, que admiten la fluidez de género, el plástico si es sostenible y la autenticidad»
¿Lo has tenido más difícil por ser mujer?
En realidad, no. En Cupra celebramos la diversidad. Aunque la industria ha estado impulsada por hombres, las mujeres somos muy buenas en pensamiento lateral: tenemos una visión más amplia del mercado, un punto de vista alternativo, un análisis más profundo... No hay que copiar, sino innovar. Y un entorno diverso puede darnos todo eso.
¿Las mujeres lideran de forma diferente?
Sí que lo creo. Las mujeres aportan mucho en los equipos y lo bueno es que no solemos preocuparnos por competir.
¿Cómo definiría el nuevo modelo, el Tavascan?
El Cupra Tavascan aúna elementos arquitectónicos, vanguardistas y orgánicos. Para los fanáticos del motor, podrá ser un gran todocamino cupé de tracción total y más de 300 CV de potencia, deportivo y urbano a la vez; mientras, los amantes del diseño lo verán como una escultura. Es el material el que define la forma, no al contrario. La inspiración viene mucho del cuerpo humano, ese aire escultural y dinámico... y la emoción también juega un importante papel.
¿Qué objeto o edificio le hubiera gustado firmar, que hubiera salido de su cabeza?
La obra Roden Crater, del artista James Turrell. Es un tipo de cono insertado en un volcán extinto, situado en el norte de Arizona. Es una experiencia arquitectónica brutal.
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