10 instrucciones para hacer el cambio de armario y mantener alta la moral
Nuestro armario vive en un limbo que hay que cambiar... ¡ya!
El climático ha tenido una consecuencia insospechada. El verano no se acaba de ir, el otoño no acaba de entrar y entre tanto nuestro armario vive en un limbo de vaqueros, vestidos de algodón, sandalias, eso que ahora se llama jersey fino y minifaldas vaqueras. Las generaciones anteriores lo llamaban entretiempo y hasta había ropa para esa temporada de indefinición climática. En nuestros días el entretiempo es tan corto que no merece que introduzcamos una categoría más en el cambio de armario.
Entramos en la segunda semana de octubre con el armario a medio cambiar y con treinta grados a la sombra, pero sabemos que en cualquier momento esto se acaba y que hay que enfrentarse a ese duro momento que supone sacar los jerseys (no tan finos), las gabardinas y algún abrigo aunque haya calor. Todo el mundo sabe que el frío llegará en medio de la semana y no habrá tiempo de bajar las cajas del trastero. Nuestro consejo es que lo hagas cuanto antes, de una vez, que le dediques todo el tiempo necesario. El objetivo es no tener que volver a pasar por esto. Será más fácil si sigues estas recomendaciones:
1. Ábrete una botella de vino
Con una copa de vino en la mano cualquier actividad, incluida el cambio de armario, se convierte en festiva. Dedícale un buen vino al asunto, concéntrate y di aquello de "este trago lo vamos a pasar". Pon música. Haz una fiesta y deja de quejarte. Solo vas a cambiar el armario, no vas a bajar a la mina.
2. No lo hagas por partes
Esto es importante para no alargar la agonía. Termina lo que empiezas. Dejarlo a medias solo servirá para tener este drama otro día. No importa que terminarlo te tome todo el sábado. El domingo lo habrás terminado y sentirás el horizonte despejado y libre.
3. Pasa de Marie Kondo
Si no quieres añadir más ansiedad al asunto olvídate de los consejos minimalistas de Marie Kondo.
Solo sigue cuatro criterios para tirar: 1. Está roto 2. Ya no me vale 3. No me lo pongo hace más de un año. 4. No me gusta
No tienes que despedirte de cada prenda ni agradecerle los servicios prestados. De verdad, no tienes que hacer eso. Lo que va a salir definitivamente de tu armario merece una segunda vida (si está presentable), dónalo pero no le hagas un homenaje ridículo. Melodrama, vino y cambio de armario puede ser una mezcla explosiva. Que triunfe la razón y el sentido común.
4. No organices la ropa por gamas de colores.
Sobre todo si no tienes clara la diferencia entre el gris perla y el gris Marengo, o entre el rosa coral y el salmón. Mejor sigue un criterio que te funcione. Por ejemplo: camisetas de dormir, camisetas de la oficina, tops de brillibrilli. No sé. Categorías que entiendas y que te hagan la vida más fácil a la hora de elegir tus looks. No sigas criterios ajenos porque quien va a lidiar con tu armario a las ocho de la mañana eres tú, y te tienes que entender con él.
5.Sácalo todo y limpia el armario.
Y esto es innegociable. Probablemente, lo vas a hacer solo dos veces al año, así que hazlo bien. Vacía el armario y limpia a conciencia. Además del elemental asunto higiénico, te verá bien para calibrar lo que has acumulado en los últimos meses y el espacio que tienes y cuánto necesitas liberar para tener un armario libre y funcional. No estoy aquí para dar consejos pero yo no lo volvería a llenar sino que intentaría tener un armario despejado que me permita ver la ropa que tengo. Somos realistas, no pretendemos que tengas un armario de revista de decoración, con tres prendas planchadas y perfectas colgadas de tres perchas idénticas. Eso solo existe en la maravillosa fantasía de los interioristas pero hay que buscar un punto medio entre el minimalismo y la realidad.
6. Revisa las prendas.
No guardes las que estén descosidas o se le esté a punto de caer un botón. Arréglalas antes de guardarlas. Imagina un día que tengas prisa y saques ese abrigo y se le caiga el botón. Así es la vida y la ley de Murphy. Este día es precisamente para minimizar las sorpresas desagradables del futuro. Tampoco guardes nada sucio o que necesite pasar por el tinte. Esta ITV también incluye la ropa interior, no guardes calcetines desparejados que para soltera ya estás tú.
7. Prendas en el campo de visión.
No sé cómo lo vas a hacer pero intenta que todas las prendas estén en tu campo de visión. Lo que no ves, se olvida y no te lo pondrás todo el invierno. Dobla los jerseys y las camisetas pero no hagas grandes montones para que las puedas identificar de un vistazo.
8. Práctica la técnica de la vuelta a la tortilla.
Este método tiene como objetivo que dejes de ponerte siempre la misma ropa, y consiste en darle la vuelta a la pila de camisetas, jerseys , etc. cada dos meses, de manera que las que quedan abajo y ves menos te queden más a mano. Descubrirás que puedes tener un armario nuevo solo con practicar este método con cierta frecuencia. No tienes tan buena memoria como crees.
9. Invierte en cajas y separadores para la ropa interior.
No son caras y verdaderamente son una buena solución para dejar de tener toda la ropa interior mezclada en un cajón. Organízalo también de un modo práctico para ti. Quizás en una caja los sujetadores que te pones con frecuencia, en otros los que conservas para días especiales, otra caja para los de ir al gimnasio. Lo que te ayude. Lo importante es que estén separados para que no te pierdas tiempo buscándolos
10. Asume las pérdidas con resignación cristiana.
En todo cambio de armario como en toda mudanza siempre hay misterios y duendes que hacen desaparecer las cosas. Hay prendas que nunca encontrarás, que habrás jurado haber guardado cuidadosamente pero han desaparecido. No puedes evitarlo. La vida es dura, y el cambio de armario, mucho más.
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