Desmontamos mitos sobre la alimentación
Pan
El pan (en especial la miga) engorda mucho. El pan no es un alimento que tenga muchas calorías, además de ser pobre en grasa. Es rico en hidratos de carbono, nutriente que constituye la base de la dieta mediterránea. El problema suele ser el contenido con el que se unta o rellena, no el pan en sí.
Alimentos buenos y malos
Existen alimentos buenos y malos. No es así. Lo que existen son comidas que debemos consumir con más regularidad que otras. Conviene ingerir con mayor frecuencia frutas y verduras que bollería, por ejemplo, pero eso no significa que tomar dulces sea malo.
Picar
Picar entre horas te hace engordar. Esto es muy relativo. Picar entre horas puede ayudarte a adelgazar, puesto que si no tomas nada por la mañana, llegarás a la comida con mucha más hambre, lo que hará que te pegues un atracón mayor. Por lo tanto, conviene picar entre horas, siempre y cuando sean alimentos ligeros.
huevos fritos
Durante la dieta los huevos fritos están prohibidos. Es verdad que al freír un alimento aumenta su cantidad de grasa. Sin embargo, el huevo tiene una absorción de aceite limitada, por lo que no importa cuanto eches, el huevo va a absorber una cantidad concreta. Esto no significa que haya que tomar todos los días huevos fritos, pero tampoco tienes por qué eliminarlos totalmente de tu dieta.
Refresco
El gas de los refrescos engorda. Esta afirmación que mucha gente toma por válida, no lo es. Lo que realmente engorda de los refrescos es su elevada cantidad de azúcar, por lo que el hecho de tomar un refresco sin gas no hace que engorde menos.
Monodieta
La monodieta es adecuada para adelgazar. Mucha gente decide estar una temporada alimentándose únicamente de una comida, como la famosa dieta de pollo y piña. Esto puede resultar efectivo en el momento, pero estamos privando a nuestro cuerpo de nutrientes que necesita, además de exponernos al desagradable efecto rebote
Saltarse comida
Saltarse una comida compensa un atracón anterior. Muchas personas se sienten culpable después de una comida abundante y deciden saltarse la cena. Sin embargo, se consigue el efecto contrario: llegas con tanto hambre a la comida siguiente que acabas ingiriendo el doble de alimentos.