Razones para amar (y odiar) a Mayim Bialik
La actriz de "The Big Bang Theory" tiene opiniones contundentes... y es difícil estar de acuerdo con todas.

A Mayim Bialik se lo consentimos todo. Una niña actriz que, en vez de darse a las drogas y al 'twerking', se saca de la manga un doctorado en neurociencia y un libro de recetas veganas no puede hacernos sentir de otra manera. Y la protagonista de "Blossom"renacida como estrella de "The Big Bang Theory"tiene razones para merecer nuestra admiración. Aquí van:
Bialik ha escrito tres libros, nada menos: "Beyond the sling", sobre la maternidad con apego; "Mayim's vegan table", con sus mejores recetas veganas; y el más reciente, "Girling up", sobre los retos y dificultades de hacerse mujer en la sociedad actual. Se declara feminista y hasta intenta conciliar su fe (es judía ortodoxa) con las peculiaridades del conocimiento científico y la vida hollywoodiense. Asegura que cree en un poder superior con la misma certeza con la que cree en la gravedad, y es imposible no adorarla cuando habla de la “operation hot and holy” (operación buenorra y santa), como llamó a su búsqueda del vestido perfecto para los Emmy, que cubriera su escote y sus brazos y a la vez no destacara por puritano en la siempre exhibicionista alfombra roja.
Su página web, GrokNation, es un hervidero de debates interesantes: ¿por qué el ADN es fascinante? ¿Es feminista usar el nudismo como herramienta activista? ¿Por qué debemos ver ese nuevo documental sobre el clítoris? ¿Cómo puntúa la nueva serie animada de "Star Wars"en el test de Bechdel? El nombre de la web está tomado de la novela de ciencia ficción "Extranjero en tierra extraña" (algo que encantaría a los personajes de "The Big Bang Theory") y se define como un lugar donde todos pueden hablar sin tapujos y con los niveles de frikismo bien altos. Algunos de sus vídeos, como el que afirma que no hay conflicto entre ciencia y religión o el que pide que dejemos de llamar “chicas” a las mujeres, se han hecho virales.
También es una investigadora de cierta consideración (puedes leer si quieres, que mira que lo dudamos, su tesis sobre el hipotálamo y el trastorno obsesivo-compulsivo en el síndrome de Prader-Willi) y colabora con el proyecto Texas Instruments para animar a las niñas a elegir carreras científicas.
Así que en estos momentos estás deseando que Mayim Bialik te adopte o, al menos, te acepte como amiga en Facebook. Pero en su vida no todo es diversión y sombreros demenciales estilo "Blossom". Sí, Mayim educa a sus hijos en casa, practica el colecho, el porteo y la lactancia prolongada; pero también se niega a darles paracetamol, antibióticos o antihistamínicos y anima a las madres a abrazar un enfoque “holístico” en lo que a salud se refiere. Incluso se ha declarado contraria a las vacunas (aunque luego suavizó su postura), lo que levantó ampollas en la comunidad científica a la que, recordemos, ella misma pertenece. Vamos, Mayim, que eso nos lo esperamos de biólogas nivel Ana Obregón, no de ti.
No son estas sus únicas opiniones controvertidas. En 2014, durante el conflicto de Gaza, donó dinero para enviar chalecos antibalas al ejército israelí. Se justificó diciendo que “todo soldado es el hijo de alguien” y que “todos los soldados merecen ir al frente protegidos contra el fuego enemigo”, frases que habrían tenido sentido si hubiera enviado chalecos a ambos bandos (bueno, eso también habría sido peculiar). Se confiesa sionista y critica a la izquierda por atacar a Israel en vez de a los machistas países musulmanes... Pero luego se lanza a defender el burkini porque ella misma usa bañadores decimonónicos y nadie debería penalizar la modestia ajena.
Así que aquí estamos. ¿Amamos a la científica, a la mujer segura de sí misma, a la abogada de la maternidad 'crunchy', a la guía de adolescentes perdidas, a la actriz feminista y devota? ¿O le ponemos dos velas negras a la opresora de Palestina, a la demonizadora de vacunas y medicamentos a la mojigata playera? Después de una profunda reflexión, solo podemos repetir la frase con la que empezaba este texto: a Mayim Bialik, haga lo que haga, se lo consentimos todo.
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