Mala Rodríguez: “No he tenido muchos momentos dulces en mi vida, que todo hay que decirlo, amiga”

La rapera española más famosa publica su autobiografía, ‘Cómo ser mala’, donde descubre que sufrió maltrato psicológico, se acomplejó de su cuerpo y tuvo momentos en los que pensó en abandonar. Pero lo superó todo. Hablamos con ella, sin pelos en la lengua, de esta obra tan honesta como la Mala y tan vulnerable como María.

Mala Rodríguez.

Mala Rodríguez.

/ PUXXOO

La rapera española más famosa del mundo publica libro. Nada menos que una autobiografía, 'Cómo ser mala' (Temas de Hoy), en la que ,Mala Rodríguez, como es habitual en ella, sin pelos en la lengua, cuenta su vida a su modo, con honestidad y sentido del humor. Sin evitar temas tan dolorosos como el maltrato que vivió en su primer matrimonio, los complejos físicos que sintió por la dictadura de la delgadez o los momentos en los que pensó tirar la toalla.

En el libro flota el espíritu de la Mala, esa cantante poderosa que no se calla una, pero también descubrimos a María Rodríguez, la niña que jugaba en la calle y que iba a un colegio de monjas, su vertiginosa carrera –personal y profesional–, hasta llegar la mujer fuerte y empoderada en la que se ha convertido.

'Cómo ser Mala', la autobiografía de Mala Rodríguez.

'Cómo ser Mala', la autobiografía de Mala Rodríguez.

/ D.R.

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Premio NacionalMúsicasActualesjóvenesreferente

Hoy Mala Rodríguez se encuentra en paz y feliz consigo misma. "Me siento mejor que nunca. Con más kilos que nunca, también, pero super a gusto", nos cuenta. Tanto, que pudo al fin mirar hacía atrás y escribir sobre su vida.

¿Por qué decidiste escribir justo ahora tu autobiografía, ‘Como ser mala’?

Porque estaba en un momento ‘sweet' y no he tenido muchos momentos dulces en mi vida, que todo hay que decirlo, amiga. Cuando una está de aquí para allá, no tiene tiempo para pensar ni para mirar atrás. Ya había recibido varias propuestas para escribir un libro sobre mi vida pero no me sentía con el cuerpo. Esta ha llegado en el momento indicado, cuando estaba en paz. ¿Sabes cuándo tú te rindes, que te dices pues ya? Así me sentía yo. Que me quedo aquí, que ya no quiero más ná.

Me alegra mucho de oír eso, pero no te imagino a ti rindiéndote.

Porque está muy mal visto y es una palabra que está muy estigmatizada, pero para mí rendirse es también aceptar y aceptar es una maravilla. Luchar es un codazo, porque no fluyes. Tienes que fluir en la vida, como decía nuestro amigo Bruce Lee. No vale la pena el querer estar ahí emperrada en que las cosas sean como tu quieras. Cuando aceptas todo lo que viene, es una liberación, una paz, un sosiego. Te sientes como en un valle. Y ahí sí puedes escribir, pero antes, no. Es que escribir, y más de una misma, remueve mucho. Para escribir hechos de tu vida, de tu carrera, implica que hayas resuelto antes todas esas cosas. Si no es complicado hablar de estos temas. Por eso fue perfecto, porque estaba ‘happy flower’.

¿Y sigues así?

Sí, estoy ‘happy flower’ total.

Comienzas con una declaración de amor a tu madre y a tu abuela Ana. ¿Por qué decides empezar así tu biografía?

Porque me encanta situar a la persona que lo va a leer en el lugar donde todo comienza, y todo comienza con una 'abueli', ¿no? Para mí mi abuela, aunque me ha durado muy poquito, simboliza todo para mi. Yo me dedico a escribir, es lo que me ha dado de comer toda la vida y ella no sabía escribir. Creo que es tan bonita la historia. Mi abuelo la enseñó, ella aprendió y, desde entonces, hemos ido de a poquito a poco yendo cada vez más lejos.

En el libro reivindicas a tu familia, a la que denominas "rara y enriquecedora, desestructurada y molona". ¿Es también una reivindicación de lo distinto, María?

Sí, por muchos años fuimos como bichos raros. Lo típico, que no se quieren montar en el ascensor contigo, esas movidas. Pero es que de verdad que era guay no tener muebles en casa. La gente ahora lo que quiere es minimalismo, ¿no? Me digo, coño, pero si nosotros llevábamos toda la vida así (risas). Yo me tomo todo como una risa. Esto es maravilloso, cuando tu aceptas y decides que ya no quieres estar luchando, ni peleando. Cuando aceptas que las cosas tienen que ser así, es cuando de verdad entiendes la belleza de la sincronía de la vida. Y dices, qué maravilla, si es que todo ha ido genial.

Oye, ¿has estado haciendo ‘mindfulness’ o algo de eso?

Lo que he hecho es meditar. Desde hace como siete años que empecé a hacerlo y es muy guay para el cerebro, para darle al stop.

Quien lea tu libro va a encontrar mucho de lo que se espera de ti, clara, honesta y sin pelos en la lengua, que quizá sería más la Mala, pero también van a descubrir a María y sorprendes mucho, tú…

Así es. Claro que sorprenderá porque la mayoría, el gran público siempre nos quedamos con pinceladas. Con frases, titulares… Y no profundizamos mucho más allá de los personajes. Yo sé que siempre he sido la Mala, pero vaya, que a mi me ha gustado ser ella porque si no, no me habría metido en muchos fregados, ni habría llegado dónde lo he hecho. También por hacer las cosas a mi manera. Yo he creído en las mujeres, en el poderío que tenemos. Y también te digo que oye, que tampoco se puede estar todo el rato como David Bisbal a tope, ¿no? Yo he tenido también mis momento de tranquilidad. En el libro aprovecho para decir cómo ser mala, cómo hay que cuidarse también, porque para ser mala hay que estar muy en forma de la cabeza, del cuerpo y del espíritu. No puedes estar a tope siempre, necesitas cuidarte.

La cantante Mala Rodríguez.

La cantante Mala Rodríguez.

/ PUXXOO

También hablas de tu relación con las redes sociales, que usas para estar cerca de tus fans… ¿Eres mucho más cercana de lo que pareces desde fuera?

Totalmente. Mucho más. Lo sabe cualquiera que se acerca a mí. Vamos, es que yo me muero con mis clubs de fans, mis niñas. Las cosas que me mandan… Yo les debo tanto. No puedo hablar de ello que me pongo a llorar. Mira, cuando yo no he creído en mí, cuando me han fallado las fuerzas, me la han dado la gente que me ha seguido. Creo que de eso va el libro, de esa motivación que yo he recibido de niña de la gente que me flipaba y de la que yo quiero dar ahora que soy una mujer adulta. De eso va la vida, de devolver lo que te llega.

Hablas mucho de las mujeres. Da la impresión de que las buscas. A las amigas. A las jefas en la industria, que no hay mucha cuando tú empiezas… ¿Qué significa para ti la relación con las mujeres?

Todo. Mi equipo está ‘full’ de chicas y la verdad es que me las he ido encontrando, te lo prometo. En plan, ‘ay qué guay, vamos a hacer cosas’. Y así, siempre. He tenido esa suerte y no ha sido fácil porque me he metido en muchos fregados y no es sencillo viajar por el mundo con un grupo de mujeres tomando el control en un mundo de hombres. Con una tour manager que parecía siempre un torito porque hemos vivido momentazos en los que no sabíamos ni cómo íbamos a cobrar.

¿Era muy machista el mundo del rap cuando empezaste?

El mundo lo era. Lo es. Todo, el machismo está en todas partes. El mundo del rap no es más que un reflejo, nosotros somos reflejos también.

¿Qué piensas cuando oyes que eres la reina del rap?

No me lo creo. Aquí cada una tiene sus aptitudes, yo tengo las mías.

Sorprende también la relación que has tenido con tu cuerpo a través de la ropa, de llevarla super ancha hasta quedarte en pelotas, literal. ¿Qué ha significado ese proceso para ti?

Lo necesitaba mucho. Yo era una niña jaquetona, deportista, con su cuerpo normal y corriente, como en Andalucía somos las mujeres, que no tienen tanto complejos si tienes unos kilitos de más, que está hasta bien. A, de repente, verme en Madrid y acomplejarme mogollón porque me sentí como que tenía que ser más flaca, porque en las revistas todas eran mujeres muy flacas. Me acuerdo que hubo un cambio. Aparte porque cuando empezaba a rapear yo quería formar parte del grupo de igual y, al igual que una ejecutiva se pone un traje de chaqueta para no dar la nota, yo también me ponía mi camiseta ancha para que no se me vieran las tetas y un pantalón ancho también, porque yo quería ser como ellos. ¿Entiendes? No quería que me miraran de otra manera, querían que me consideraran uno más.

¿Escondías tu sexualidad?

Sí. La vestimenta es un uniforme. No quería jugar al juego del sexo. No quería usar esas armas. Me pareció muy guay poder, poquito a poco, encontrarme con mi felicidad, ir haciendo las paces con ella. Encontrar que yo también puedo cantar con unos tacones puestos. Encontrarme a mí misma. Te aseguro que yo no tenía la solución. Yo he ido buscándome, hasta encontrarme. Lo que pasa es que me han pasado cosas en el camino. Tuve un matrimonio con un chico que era muy celoso, muuy, muy celoso. Eso me marcó bastante. No podía usar tanga, ni ir a correr, ¿sabes?

En el libro lo cuentas un poco de puntillas, pero tu matrimonio parecía un caso claro de maltrato psicológico.

Pues sí, pero no quería centrarme en eso, no quería darle protagonismo. Lo que quiero es centrarme en mí. Para decirte que, cuando yo terminé esa relación, me dije, voy a cantar en ropa interior. Y no es que estuviera yo en mi mejor momento, porque me encontraba débil todavía, muy delgada… Había pasado mucha tela, pero poquito a poco, explorando, he ido construyendo mi imagen. Talismanes, cosas con las que me ha ayudado a encontrar fuerza para cantar todo. No ha sido fácil para nada, pero ahora mismo me encuentro mejor que nunca. Con más kilos que nunca, también, pero me siento super a gusto. Creo que muchas personas hemos tenido ese canon de belleza único y eso ha jodido a mucha gente. No hay un solo canon de belleza porque todos somos diferentes y todas valemos. Ese mensaje no me llegó en mi momento, pero ahora sí se está extendiendo la idea de que todos los cuerpos somos hermosos. Con maquillaje eres hermosa, sin maquillaje también. De todos los colores, eres hermosa. Ese es el mensaje que quiero que perdure y que me parece importante.

En ese movimiento ‘body positive’ habéis tenido mucho que ver las cantantes, sobre todo del género de la música urbana. Si en los Oscar la alfombra roja era un desfile de delgadez, en los Grammys había un canto a la diversidad y las artistas os mostrabais con libertad.

Totalmente, es otra cosa. Mira, dijo una cosa un rapero: ‘yo no respeto a ninguna mujer que vaya enseñando el culo’ [se refiere al cantante puertorriqueño Arcángel]. Eso me parece muy malo, y más cuando en sus vídeos salen solo mujeres enseñando el culo. ¿Qué pasa, en tus vídeos sí y el resto no? ¿Qué tiene de malo enseñar el culo si te apetece? Te dicen que te estás hipersexualizando pero, ¿cuál es el problema, solo vale si tú sacas partes de eso? Es un doble rasero totalmente. El otro camino es que nos pongamos un pañuelo en la cabeza, un trapo, y nos cubramos y así no ofendemos a nadie. ¿Si me tapo entera te parece mejor? Es un pasito para adelante, María, un pasito para atrás.

Aparecer en Only Fans, ¿ha sido parte de ese proceso tuyo?

Eso fue una paranoia porque el mismo día que me hice de Only Fans, me abrí una cuenta en Linkedin, pero la gente le ha dado bombo solo a lo otro. Pero yo solo duré tres semanas ahí porque cuando vi la cantidad de gente que se estaba suscribiendo, me dije, yo no tengo tiempo para tener otro novio. Además, le gente era ‘exigentona’, en plan ‘sube esto, sube lo otro’… Yo subiré lo que a mí me de la gana, chavales. Así que lo cerré y ahora puedo decir como una mujer madura que ya podemos poner en mi biografía que tonteé con la prostitución. Estoy de cachondeo, eh. Pero sí te puede decir que a mí nadie me manda nada, ni hacer cosas ahí, ni hacer sentir mal porque todo lo que hago lo hago con la mejor de las intenciones, por curiosidad. No te olvides que en España siempre es todo más lento. En Estados Unidos la gran mayoría de las cantantes tienen cuenta en Only Fans, lo que pasa es que yo no sabía que aquí tiene tantas connotacion sexual. Pero vamos, que fue un puto ‘boom’.

¿Y qué tal por Linkedin?

En Linkedin tengo muchos menos seguidores, pero muchísimos menos, de verdad.

La violencia de género está aumentando entre los jóvenes. ¿Qué le dirías a las chicas jóvenes para evitar relaciones tóxicas?

Muy difícil, mucho. Hay una frase de una amiga mía que es maravillosa, que dice: Un árbol primero tiene que florecer, antes de dar frutos. Esto es básico. Primero deberíamos de centrarnos en nosotras, más que en una relación. Que no tengan prisa. Yo no tuve prisa, me fue muy bien. No es necesario, primero tienes que darte todo a ti. Aprende 80 idiomas, viaja, ten tus experiencias, pero céntrate en ti. Tenemos que mimarnos mucho, darnos todos nuestras caprichos, mucho, mucho, mucho. Y luego, dar frutos, tener una pareja. Pero más mayorcitas. Las relaciones tóxicas vienen porque no tienen educación emocional, ni herramientas para bregar con eso, son pequeñas.

Vamos a hablar de música. En el libro dices ‘la piratería me ha salvado la vida’.

Soy muy exagerada, pero sí que en algún momento sí pasó porque cuando yo firmé ya no se vendían discos, era muy difícil editar en otros países y como que de repente, me hice global porque, gracias a la piratería, me escuchaba lo mismo una persona en Argentina, que en Colombia, Suecia… En todas partes. Pude hacer una gira por todo el mundo sin que estuviera mi disco editado. Imagínate, yo en Japón y la gente cantando canciones. O yo en Finlandia o en Colombia. Tenía muchos seguidores, pero sobre todo eran chicas, mujeres.

Para las mujeres tú supusiste algo importante. No habíamos visto nada como tú, al menos no en nuestro país.

Yo amaba a las raperas, a Lady of Rage o Ladybug, las americanas que estaban dándolo todo. Cómo hablan de sexo, como le hablan a los pibes. Me fascinaban, pero en el mundo de lo latino eso estaba en desarrollo, pero en el mundo latino la cultura es más machista. La cultura machista dicen que se inventó en España y se perfeccionó en México.

Pero tú hiciste un estilo propio en el que reivindicabas lo andaluz como bandera.

Totalmente. Es un orgullo porque siempre se nos ha acallado. A todas las andaluzas que conozco siempre nos han dicho, ‘sí, muy guay, pero el acento este me lo rebajas una mijita, más que nada para que se te entienda'. Y eso va haciendo mella en ti. Yo a día de hoy he perdido mucho de mi acento, solo me sale cuando me enfado o cuando estoy rapeando. Eso es algo de la tierra, es cultura. Me gustaba bien como en otros países había mezcla, se mezclaban los patrones musicales.

En el libro hablas de racismo musical en la industria musical española. ¿A qué te refieres?

Creo que no es culpa de nadie, simplemente tú te identificas con lo que ves que es igual a ti. En el 98, cuando salió Ari [Puello], la única negra rapeando en España, fue muy raro. ¿Quién la escuchaba? La gente de los barrios, pero no dejaba de ser algo marginal. Sin embargo ella ha sido la reina total del rap en España. Rapeaba como nadie. Me acuerdo que cuando la vi en los Conciertos como Radio 3 fue como, ¿perdona? Para mí coincidir con ella en ese espacio tiempo fue muy lindo.

¿Qué te parece la escena musical actual y el reguetón que lo están arrasando todo?

Pues que la gente tiene ganas de cachondeo, hija. Son tantos problemas que hay que ahora mismo no quiero ver una película de miedo, quiero una comedia, y si es romántica, mejor.

¿Qué piensas cuando ves el Telediario?

Yo no lo veo, con Twitter tengo bastante. Me informo ahí, veo de qué están hablando y saco mis ideas.

¿Con quién te gustaría hacer un dúo, una colaboración?

Con Lana del Rey. Las colaboraciones siempre son divertidas. Si pongo la música y me salen los versos, tiro para adelante y no lo pienso demasiado. Si me fluye, si nace. Te he dicho Lana porque me gusta mucho su música, aunque no peguemos nada. Me gusta ella, el guitarreo, las atmósferas que crea y las películas que se monta. Podría ser chulo colaborar con ella, sí.

María, al final de tu libro te dices, ‘despierta’, y te hablas muy bonito. ¿Te quieres del todo, o una mijita grande, ahora?

Del todo y ha costado, eh. Por eso yo creo que la Mala se ha hecho tan fuerte y como que llevaba de la manita a María.

¿Y ahora?

Ahora María es una mujer adulta, empresaria, con una mente muy clara.

¿Has pensado en algo que te quede por hacer?

Tengo un montón de proyectos pero no te los voy a decir porque soy medio supersticiosa. Pero que sepas que en la pandemia he escrito mucho y estoy con un montón de cosas para los próximos meses. Siento que va a ser muy bonito todo lo que va a pasar. Estoy en paz. Va a parecer un poco de risa pero, nunca te rindas porque cuando parece que está todo perdido, hay que seguir y dando lo mejor siempre.

¿Veremos ‘Cómo ser mala’ segunda parte?

No creo, bueno, igual cuando tenga 80 años (risas). Lo que sí te puedo decir es que he empezado un libro que es como una novela histórica erótica, es que soy una tía muy caliente…

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