La fundación de Shakira

La fundación de Shakira
La fundación de Shakira

Cuando Shakira tenía ocho años, su padre se arruinó. Mientras se arreglaban las cosas, sus padres la enviaron a visitar a unos parientes a Los Ángeles. Cuando volvió, se encontró con que las comodidades de su casa habían disminuido drásticamente. «En mi cabeza de niña, fue como si se hubiera acabado el mundo.»

Su determinación de triunfar y ayudar a los demás se mantuvo intacta. A los 14 años, publicó su primer disco, ‘Magia’. Pero el éxito le llegó a los 19 con ‘Pies descalzos’ y, muy pronto, puso en marcha su fundación. «La llamé Pies Descalzos por el recuerdo de aquellos niños descalzos y del álbum que me dio a conocer fuera de mi país.» Pera ‘el exitazo’ en mayúsculas llegó con su primer álbum en inglés, ‘Laundry Service’ (2001) (‘Servicio de Lavandería’ en su original español). Vendió 13 millones de discos, en parte por el vídeo del single ‘Suerte’, que con su rítmico y exuberante movimiento de caderas nos abrió los ojos como platos. En un mercado anglosajón dominado por Spears y Christina Aguilera fue un empujoncito importante.

Sus prioridades inmediatas

¿Cual es tu prioridad, la música o tu fundación? «¡Qué difícil es responder a eso!», exclama. «La música me da las herramientas que necesito para trabajar en mis proyectos más importantes. Una cosa alimenta a la otra. Si no hubiera música, seguro que no tendría ni un euro más para invertir en mi fundación.» Comparte casa en Miami con Antonio. Son el equivalente hispano de los Beckham, aunque, aseguran, todavía no tienen planes firmes de boda. «Este es mi anillo de compromiso», dice ella, mientras nos enseña una enorme sortija de diamantes y oro blanco. Le preguntamos por qué la lleva sobre el dedo corazón de su mano derecha. «¡Ah, es demasiado grande! Todavía no he tenido tiempo de adaptarla.» Antonio, un abogado cualificado, es también vicepresidente de Alas, una fundación para velar por la nutrición, la salud y la educación infantil de los niños latinoamericanos de 0 a 6 años. Shakira es dulce, divertida e inteligente. Está acostumbrada a las entrevistas. «Pueden ser útiles, como los terapeutas. No escribo ningún diario, así que hablar sobre mí en las entrevistas me ayuda a comprender quién soy y lo que hago. Si me tomo algo más de tiempo para responder es porque estoy buceando en mi cerebro para encontrar la respuesta adecuada. Al estar frente al ojo público desde tan joven, no sé otra manera de vivir. Mi familia y mis amigos me recuerdan la realidad; y Antonio también, que es un hombre muy sabio. Si hago alguna tontería me pone en mi sitio en seguida y me recuerda quién soy.» Su representante nos mete prisa. Hay que hacer las fotos antes de que el avión aterrice. Shakira saca un maquillaje compacto y se lo aplica. Después se acerca a Antonio, sentado al otro lado del pasillo, y lo rodea con sus brazos. Aterrizamos en el opresivo clima de la selva tropical y cogemos un autobús hasta el barrio donde se ha construido la escuela. Cuando los niños la ven se tiran a sus brazos. Antonio se mantiene en un discreto segundo plano: «Me gusta venir para darle mi apoyo –dice–. Este tipo de trabajo le exige mucho emocionalmente.» Al abandonar Quibdo, Shakira y Antonio ponen rumbo a Bahamas, donde ella está grabando su nuevo disco. Antes, reparte besos y abrazos para todos. ¡Hasta accede a hacer un vídeo para la hija de un reportero!: «Hola desde Colombia, te envío un beso!»

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