Premios Goya 2017: Así es Emma Suarez, mejor actriz y mejor actriz de reparto

Son las elegidas por Predo, sí, Almodóvar, para dar vida a la protagonista de su nuevo y duro drama con tintes de misterio . Ellas som Emma Suárez y Adriana Ugarte. Sus nuevas musas. 

Emma Suárez y Adriana Ugarte

Las nuevas chicas de Almodóvar estrenan “Julieta”. 

/ Juan Aldabaldetrecu

"Almodóvar quiere verte". Eso le dijeron a Emma Suárez durante el Festival de San Sebastián de 2014, donde ella presentaba película de Isaki Lacuesta. Curiosamente, ella tenía en su mesilla de noche “Escapada”, de la Premio Nobel Alice Munro, regalo de su gran amiga Ariadna Gil y punto de partida de “Julieta”, la película que Pedro presenta al mundo el 8 de abril. «Las cosas pasan cuando tienen que pasar: Pedro me llamó cuando estaba en el momento adecuado para aportarle algo. Siempre quise trabajar con él, pero nunca se convirtió en una obsesión. Es más, creo que lo saboreo más ahora que si hubiera sido hace veinte años. Tiene mucho más significado para mí ahora, a los cincuenta», explica la actriz.

WOMAN: Llevaba un tiempo desdibujada, ¿quizá porque se mantiene lejos de la tele y más en el teatro?

EMMA: Debe de ser, porque yo no he parado de trabajar, y con grandes compañeros (“La avería”, de Blanca Portillo; “Deseo”, de Miguel del Arco; “Los hijos de Kennedy”; con José María Pou). Pero ahora estoy haciendo más cine: me fui a rodar dos meses a República Dominicana, “Contra la pared”, con un director turco, después hice “La próxima piel”, de Isaki Lacuesta –que se estrena a finales de abril, en el Festival de Málaga– y, después de trabajar con Pedro, rodé con Miguel del Arco. Como buena mujer, madre de dos hijos, tranquila no estoy nunca. Con decirte que no tengo tiempo ni de sentarme a ver la tele, palabra... 

Bueno, me han soplado que es que ni tiene...

Es que no me interesa. A veces veo una película en Filming o en La 2. Pero cuando acuesto a mi hija, estoy tan derrotada que me voy a la cama.

¿Ni siquiera le da una oportunidad a las series?

Es que necesitan una constancia que yo no tengo. La última que me recomendó Ariadna Gil, “Homeland”, me enganchó y vi diez episodios seguidos. Pero no es lo mío. 

Usted siempre ha sido muy especial, una rara avis lejos de las alfombras rojas.

Es que ser madre es una prioridad en mi vida, mi primer compromiso. Aunque soy más caótica que otra cosa... Para mí, trabajar es como ir de shopping, me desestresa, me saca de la rutina, me llena. Y lo demás no me interesa. No quiero estar de moda; tengo cosas más importantes que hacer... Salvo cuando tengo que promocionar mi trabajo, como ahora.

Ser madre la habrá ayudado a dar vida a Julieta...

Con un personaje así, todas las experiencias, vivencias y encuentros suman. Hay también un gran trabajo de investigación, porque he tenido tiempo para prepararlo: he buscado referencias como Jeanne Moreau (“Ascensor para el cadalso”), el libro “El año del pensamiento mágico” de Joan Didion. Cuando leí el guion, me quedé fascinada con un personaje tan magnífico. Ha sido duro, porque en Julieta, el dolor está latente en cada instante y he tenido que convivir con él seis semanas. Ha sido un viaje duro, pero ese era el desafío. Y lo que importa en el cine, al final, son las películas. Estoy muy feliz y orgullosa del resultado y creo que ha merecido la pena el esfuerzo.

Siempre la llaman para personajes conflictivos, dramáticos, psicológicos... ¿Usted es así? 

¡No, hija! Soy una persona tímida, es verdad, pero también alegre y cariñosa. Soy una currante nata y ahora, con la madurez, he conseguido cierta serenidad, he aprendido a tomarme la vida con más relatividad. Tampoco fui muy ambiciosa nunca: solo aspiro a poder dormir tranquila, a ofrecer a mis hijos una buena vida y a estar orgullosa de mi trabajo. Pero, bueno, eso no es nada fácil.

¿Cómo ha sido la experiencia Almodóvar?

Pedro me conoce desde hace años y ha sabido sacar lo mejor de mí. Aceptar su reto ya te pone alerta, te exige el máximo, no puedes distraerte con los laureles futuros, si llegan. Es un cineasta maravilloso, un artista global que tiene la última palabra en cada aspecto de su obra.

O sea, que es difícil proponerle algo...

Tú puedes proponerle, él te escucha... ¡y luego hace lo que quiere! (risas). Ten en cuenta que está reescribiendo sus guiones, tan precisos y estudiados, en cada toma. No te permite cambiar ni una coma. Siempre tiene la última palabra. En todo.

¿Lo mejor de rodar “Julieta” qué ha sido?

Un personaje tan maravilloso, con tantos matices, con tantas ventanas abiertas. Pero, ¿cómo quedarse solo con una parte del talento? Con Pedro, no puedes hacer compartimentos.

¿Hay papeles en los que ya no se ve?

Claro, porque ya los has hecho, porque no te sientes en la misma etapa emocional del personaje y que te cuesta afrontar. Aunque también hay pelis que no me han ofrecido y que me hubiera encantado hacer y otras que he hecho que me horrorizan, pero no me hagas pensar en ellas... Siempre me han gustado los retos, pero ya no tengo la necesidad interna de lanzarme a cualquier aventura por el hecho de vivirla. Antes era muy osada y un poco insegura. Ahora es justo al revés. Ya tocaba (risas).

No ha tenido oportunidad de trabajar con Adriana Ugarte, porque encarnaba a la Julieta joven. ¿Siente que se ha perdido algo?

Seguro que sí. Si hay algo que me encanta de mi trabajo es el contacto con mis compañeros, algo que se da mucho más en el teatro que en otros medios. Yo soy capaz de ver quién llegará lejos. Hay algo indefinible que está ahí en el aire, llámalo don, talento... Y por ahora, nunca me he equivocado.

¿Y a usted se lo dijeron?

Y acertaron. Pero yo esperaba más y mejor, porque soy una soñadora. Pero no únicamente en mi profesión, sino en el mundo en general. 

WOMAN: Adriana, tuviste que pasar por tres pruebas hasta poder conocer a Pedro, ¿cómo fue ese momento?

ADRIANA: Me citó en su casa. Tenía unas ganas de conocerle tremendas… y cuando le vi y nos miramos, solo sentí: ¡Guau, qué caballero tengo delante! Transmite la elegancia y la personalidad propias de la gente brillante. Y me gustó mucho, mucho.

Y ya respiraste tranquila...

Pues, no, porque siempre tuve esa inquietud de que me rechazara… pero durante el rodaje también. De que nuestra piel chocara, de que viera algo que no le convenciera. Es estresante, sí, pero al mismo tiempo muy estimulante: es una inseguridad deliciosa, el no tener nada conseguido. Es bonito. 

Con la fama de exigente que tiene...

Pedro es un director muy exigente, pero del mismo modo es muy agradecido: siempre tuvo palabras de premio y de consuelo para mí. Cuando me veía preocupada, me decía: «Por favor, vete muy tranquila, bonita.» Y yo pensaba: ¿Me lo como, le secuestro, me lo llevo a El Escorial y no sale de mi casa? Es muy rico.

¿Cómo te sentiste en la piel de Julieta?

Es un personaje que evoluciona y tiene matices distintos: desde joven y jovial hasta la madre angustiada. Estos contrastes me enamoraban. 

¿Por qué crees que te eligió para el papel?

¿Porque soy responsable y comprometida? No tenía ni idea, pero me lo dijo el otro día y fue una frase muy directa, bonita y sincera: «Yo te elegí por actriz y por tu c…» (supongo que se refería a mi valentía). Y lo dijo delante de todos mis compañeros. 

De todas las facetas de Almodóvar, ¿cuál te sorprendió más?

El Pedro persona: es pura bondad y no permite que absolutamente nadie a su alrededor sufra, nunca. Y a costa de su proyecto, del resultado y del éxito. Y eso yo no lo había visto. Los demás te piden un poquito más, si hace frío te aguantas… pero él, si hace falta, vuelve a reescribir la secuencia. Y se han reescrito secuencias por proteger y por cuidar. 

¿Eres más actriz después de “Julieta”?

Cada película es un antes y un después, pero también cada entrevista, porque intento darle valor a cada experiencia. Pero trabajar con un mago, con alguien tan brillante, marca y te revela partes de ti misma que no conocías. Siempre le decía: «Pedro, me has roto los esquemas.» Porque cuando me sentía cómoda, me obligaba a empezar con el tablero en blanco. Te deja en una situación de vulnerabilidad terrible y maravillosa al mismo tiempo. Y me gusta, porque me ha enseñado a trabajar desnuda. No me atrevería a decir que soy más actriz, pero sí que ahora me conozco mejor.

¿Sientes que estás en el mejor momento de tu vida? 

Desde que empecé, hace once años en “La Señora”, he estado vinculada a proyectos y equipos que transmitían mucho cariño y calidad. Creo que estoy en el momento más maravilloso para mi edad… Noto que esta profesión me ha tratado muy bien, desde el principio. Y no me ha emborrachado. No tengo prisa: quiero que la vida dure mucho.

Has tenido compañeras de lujo en “Julieta”, ¿con quién te quedas?

Me han impresionado mucho Susi Sánchez y Rossy de Palma. Son dos damas de la escena con un corazón gigante, profundo y tierno. Si ellas están en tu vida, ese día tiene calidad.

¿No fue desgarrador acabar el rodaje? 

Da pena que se acabe, pero mi casita está fuera: con mi familia, mis amigos de siempre, mis dos perros. Cuando acaba una película tienes ganas de reencontrarte con tu mundo. Lo que más me gusta de mi vida es mi trabajo, pero a mi familia la amo por encima de todo. Soy muy italiana para eso.

 

Peluquería y maquillaje: I.G. (Kasteel Agent) y María García para Lancôme. Agradecimientos: Barceló Emperatriz (López de Hoyos, 4. Madrid).

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