Gisele Bündchen: la nº1 ¡en todo!

¿Quién, sino este icono brasileño de la moda, podría encarnar el mítico perfume N° 5 de Chanel? Top model en lo más alto, prudente empresaria y estrella de las redes sociales, esta belleza desarma a quien se le acerca.

Gisele Bündchen y Chanel Nº 5
Gisele Bündchen y Chanel Nº 5

Seguro que en el colegio coleccionaba reprimendas por hablar demasiado en clase. Habla con palabras acompasadas, emplea gestos animados y estalla en carcajadas apenas reprimidas: todo ello en un inglés teñido de un delicioso acento brasileño... ¡Qué regalo escuchar hablar a Gisele Bündchen! Casi nos olvidamos de que tenemos el tiempo contado: veinte minutos reloj en mano. Ni más ni menos. 1.200 segundos para tratar de esbozar el retrato de la supermodelo “mejor pagada del mundo”, según la clasificación más reciente de “Forbes”. El encuentro se fijó en el número 18 de la Place Vendôme, en la boutique de Chanel Joaillerie. En el primer piso, un puñado de periodistas bebe a sorbitos un té de jazmín ante el nuevo spot publicitario del mítico Chanel N° 5. El director australiano Baz Luhrmann está al mando. Después de haber dirigido a Nicole Kidman en 2004, ahora trabaja con Gisele. En el anuncio, ella encarna a «la mujer Chanel N° 5 de hoy en día», es decir, a una mujer activa, romántica, deportiva, madre y amante. Sucesivamente, vemos a la belleza brasileña practicar surf en una playa de Los Hamptons; hacer carantoñas a su hija pequeña; trabajar como modelo hiperprofesional durante una sesión de fotos; reír; conducir al volante de su descapotable; llorar; correr por las calles de Manhattan enfundada en un pequeño vestido negro; besar fogosamente a su enamorado llevando ese mismo vestido; volver a llorar y... ¡corten! Los comentarios van por el buen camino («¡Esta chica ha nacido para pasearse en bañador! ¿El chico que besa no es el actor de “Juego de tronos”, Michiel Huisman?»). Pero entonces el servicio de prensa de Chanel nos anuncia que veremos a la supermodelo en grupos de cuatro. ¡Pánico a bordo! En esta entrevista no hay que perder ni un segundo. Así que nos organizamos. Cada una de nosotras sabe en qué momento intervenir. El plan ha sido ya calculado. Gisele no se nos puede escapar. Pero todo esto era sin contar con su desbordante espontaneidad... «Hola chicas, ¡sentaos y poneos cómodas!» En respuesta a nuestras manos tendidas, ella nos besa con calidez. Un comportamiento desconcertante por cómo contrasta con el de sus colegas, habitualmente mucho más distantes.

Nº 5 Y GISELE, DOS ICONOS

Gisele lleva un vestido de punto azul marino y dorado adornado con un cordón de lúrex y perlas. Un cinturón estrecho y un par de sandalias planas doradas. Todo de Chanel. Simple. Chic. Se desplaza hacia el sofá. En este instante, la magia se pone en marcha... La transparencia del punto permite adivinar un cuerpo tonificado de curvas perfectas. Los tobillos de Gisele son de una finura inaudita; sus extremidades son tan largas y delgadas que se diría que son elásticas... Por no hablar del cabello: una melena ondulada soltada de forma descuidada sobre los hombros, que parece gritarnos: «Hace cinco minutos estaba haciendo surf en una playa de Montauk.» Su belleza nos deja desarmadas. Gisele nos habla de este nuevo papel de musa para Chanel: «Chanel N° 5 es la fragancia más emblemática que existe. Es mítica.» Gisele se acuerda entonces de la primera vez que oyó hablar de la casa francesa. «Cuando empecé a trabajar como modelo, a los 14 años, no sabía nada de moda. Acababa de salir de Horizontina, mi pequeña ciudad de Brasil. Cuando llegué a París para la Fashion Week, mi agente me anunció ilusionadísimo que me habían seleccionado para pasar el cásting de Chanel. Estaba contenta, pero para mí era un cásting más. Aún no había captado lo que era Chanel. Pero conocí a Karl Lagerfeld. ¡Y entonces sí que lo entendí!» Gisele recupera el aliento. Echamos discretamente un vistazo a nuestros relojes: han transcurrido cinco minutos y ninguna de nosotras ha abierto aún la boca. Pero, ¿qué importa? Es evidente que esta chica posee un poder magnético que nos hace olvidar nuestro plan. «Cuando pienso en Chanel, pienso en chic, en clásico, en fuerza. Chanel es Chanel, ¿verdad?» Por eso, entendemos que encarnar a la mujer Chanel N° 5 después de iconos como Marilyn Monroe, Lauren Hutton, Catherine Deneuve o Nicole Kidman, es un desafío extra para ella.

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INICIOS DE TIMIDEZ

Porque Gisele es una mujer de retos desde la infancia. El primero se remonta a sus años en la escuela secundaria. En esa época creció más rápido que los demás, pero no engordó ni un gramo. Sus medidas le valieron rápidamente un sobrenombre, de esos que solo los adolescentes saben asignar: “Olivia”, en homenaje a la enamorada de Popeye. «Sí, eso en el mejor de los casos. También me llamaban “Saracura” (grulla, en portugués).» Gisele encontró entonces la fuerza y el consuelo en el deporte. O en los deportes: montaba a caballo, descendía rápidos en canoa, hacía surf y dirigía el equipo de voleibol de su instituto. «De adolescente, de hecho, quería ser jugadora profesional de voleibol», recuerda. La suerte decidió otro destino. En 1993, es descubierta por un agente y participa en el concurso Elite Model Look. En 1996, deja a sus padres y a sus cinco hermanas, entre ellas, su hermana gemela Patricia (que más tarde se convertiría en su agente), para mudarse a Nueva York y lanzar su carrera. Sus inicios son tímidos. Su mandíbula cuadrada y su nariz irregular no concitan la unanimidad. Segundo desafío: dejar las críticas atrás y comprender que no se puede gustar a todo el mundo. Entonces, decide convertir en su credo la frase «Be who you want to be, not what others want to see» (sé lo que quieras ser, no lo que los demás quieran ver). «En seguida comprendí la importancia del deporte y la meditación. Aún hoy, todos los días me levanto a las cinco de la mañana y medito durante veinte minutos. Es un tiempo que me dedico solo a mí y que necesito para reencontrarme conmigo misma. La clave es sentirte bien en tu piel.» El primero en creer en ella es el diseñador de moda Alexander McQueen, quien la hace desfilar en 1997. A partir de ese momento, la carrera de Gisele levanta el vuelo. Encadena los desfiles con las portadas de las revistas, posando tanto para Mario Testino como para Steven Meisel. Y llega la consagración: se convierte en un ángel para la marca de lencería Victoria’s Secret. En 2000, “Vogue” le dedica tres portadas, la revista “Rolling Stone” la proclama «la chica más bella del mundo» y la propia Claudia Schiffer admite que Gisele Bündchen es la única de la nueva generación que se merece el título de supermodelo, a semejanza de las “hermanas mayores” Linda Evangelista, Naomi Campbell o Kate Moss. El éxito de Gisele es fenomenal.

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EMPRESARIA DE ÉXITO

En paralelo a su carrera, la top construye un imperio como empresaria. Multiplica las colaboraciones, en especial con la marca brasileña de chanclas Ipanema; lanza Sejaa, su propia marca de cosmética ecológica; crea una línea de lencería, Gisele Bündchen Intimates. Además, es la propietaria del hotel Palladium Executive, en el sur de Brasil. En 2013, la revista “Forbes” estima el salario anual de esta mujer de negocios en 42 millones de euros, y la sitúa a la cabeza de la clasificación de las tops mejor pagadas del mundo. Sin embargo, Gisele mantiene un estilo de vida de perfil bastante bajo: nunca, o apenas, se la ve en la prensa rosa. ¿Su filosofía? La familia y los zumos de verduras. No hay más que echar un vistazo a su cuenta de Instagram (¡seguida por tres millones de usuarios!) para convencerse de ello: Gisele de paseo por los parques de Boston, donde vive con su marido, el quarterback Tom Brady, y sus hijos Vivian y Benjamin; Gisele en la posición del loto en una playa de Costa Rica; Gisele engullendo col verde; Gisele besando a su padre... Bienvenida al mundo supersano de Gisele B. De repente, viéndola contarnos su vida con la sonrisa en los labios, la elección de la casa Chanel se impone como una evidencia. Gisele es la encarnación perfecta de la mujer moderna. Aquella que conjuga con virtuosismo la vida de familia y la profesional. Aquella que trabaja pero que sabe seguir siendo madre y mujer. Y por último... aquella que es dueña de lo que todas soñaríamos tener: gloria, felicidad y belleza. «Y aparte de todo esto... ¿cuál es su secreto para tener una melena como esta?», se aventura a preguntar una de nosotras, tras recuperar de forma milagrosa el habla. «Pues no hago nada de nada: un baño de color al año y el resto del tiempo no lo toco.» Y nos volvemos a quedar boquiabiertas una ronda más.

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