24 horas con Joaquín Cortés en París

Acompañar al “bailaor” por París es una contrarreloj. Está contento y de estreno.

Joaquín pasea por las calles de Montmatre.
Joaquín pasea por las calles de Montmatre.

Es una estrella con mayúsculas. Nuestro bailarín más universal. “Mi soledad” ha supuesto su vuelta a los escenarios españoles. «Vuelvo por placer. Fuera soy un mito. No tengo que demostrar nada», nos advierte. Hoy presenta el espectáculo en París, la ciudad que fue testigo de una de sus primeras actuaciones. «Entonces no tenía ni vestuario. Recuerdo que le pedí a los músicos que llevaran un pantalón negro y una camisa negra.» Ahora luce una colección diseñada por Jean Paul Gaultier. ¡Cómo han cambiado las cosas!

12:00 hCITA EN EL HOTEL

Quedamos en el Four Seasons, en la avenida George V, junto a la torre Louis Vuitton. ¡No hay tiempo! Un café y… Nos vamos.

14:00 h POR MONTMARTRE

Buscar un restaurante donde comer es una carrera de obstáculos. Todos lo reconocen y lo paran por la calle. Una japonesa casi se desmaya cuando Joaquín la abraza para que su novio pueda sacarle una foto junto a su ídolo. Para ellos, es la versión gitana de Michael Jackson. Con una gran diferencia: Cortés es más cercano. Un showman que bromea con los fotógrafos que lo persiguen. «Bueno, ¿dónde comemos?» Entramos en La Pétandière (7, rue Norvins). «Está lleno. Seguro que se come bien.» Está nervioso. Marca el ritmo con las palmas sobre el pecho. El teléfono de su representante echa fuego. Quedan unas horas antes del estreno y Joaquín quiere escaparse un momento para ir de shopping express.

17:30 h ENSAYO

«Vamos a hacerlo una vez. Para nosotros.» Micrófono en mano, dirige a los diecisiete artistas que le acompañan sobre el escenario. Quiere controlarlo tod la iluminación, el sonido, la caída del telón… Se entrega en cuerpo y alma, y pide el mismo esfuerzo a los demás. «Estáis tocando sin ganas. No sé para qué lo hacemos. ¡El ensayo es para todos!» Por un momento, siento que estoy delante del televisor, viendo un capítulo de “Fama”. Las palabras de Cortés me recuerdan a la implacabe Lydia Grant: «Queréis la fama. Pero la fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.»

20:00 h EN EL CAMERINO

Ha llegado la hora de maquillarse. Joaquín no quiere gente a su alrededor. Prefiere estar solo. Al fin y al cabo, ése es el título de su espectáculo “Mi soledad”.

En buena compañía

Como Madonna, Joaquín Cortés ha sabido rodearse siempre de los mejores a lo largo de sus veinticinco años de carrera. «Algunos no me perdonan que colabore con los grandes de la moda, que vaya a eventos y que se publiquen fotos mías con famosos.» Admirado y En buena compañía respetado en medio mundo, nadie puede resistirse a su ‘duende’ y belleza racial. ¿El último? Jean Paul Gaultier. «Me gusta el flamenco y, sobre todo, la visión personal de Joaquín. Tiene sensualidad, carisma y una fuerza impresionante. Su baile me ha sugerido todo el color de la colección», explica Gaultier. Y es que, después de diez años de luto riguroso con sello Giorgio Armani, el bailaor ha contratado a ‘l’enfant terrible’ francés para poner un toque de color a su espectáculo. Es la primera vez que trabajan juntos. Pero ya se conocían. Los presentó Almodóvar en 1999, en el estreno de “Kika”. El resultado volantes, chorreras, corsés (para las ‘bailaoras’), plisados, caireles y monedas. Un imaginario que grita fiesta y alegría, como “Mi soledad”. Un espectáculo que comienza con Joaquín desnudo sobre el escenario y que acaba con el público en pie, tocando palmas al ritmo de las cajas.

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