Orlando Bloom

Después de especializarse en personajes históricos, el actor con mayor número de fans por kilómetro cuadrado se enfrenta a todo un reto: interpretar a un chico normal.

Orlando Bloom

No es como el chico de al lado, sino como el vecino guapo de al lado que sólo algunas afortunadas tienen. Su simpatía le ha granjeado aún más fans de las que genera por su físico, y cumple esa combinación de novio ideal más yerno ideal tan difícil de conseguir.

Es guapo y cae bien, y eso ya es mucho pero, además, también es un buen actor. Lo ha demostrado en películas como "El señor de los anillos" y "Piratas del Caribe", y ahora presenta "Elizabethtown" junto a Kirsten Dunst, su primera incursión en el mundo contemporáneo. Ya tocaba.

Por fin, un personaje actual y moderno. ¿Cómo te sentiste?

Para mí, ha sido una experiencia genial e inolvidable, todo un desafío. Esta película me ha dado la oportunidad de convertirme en Drew, un personaje que pasa por un momento muy delicado y difícil, con problemas como los que pueda tener yo, o cualquier otra persona. A pesar de que estoy muy orgulloso y contento de todas las películas en las que he trabajado, no ha estado nada mal dejar por una temporada las espadas, los caballos y las batallas y ampliar mi registro.

¿Qué es lo que te atrajo de tu personaje?

Lo que más me gusta de Drew es que, en sólo veinticuatro horas, descubre quién es y qué significa realmente vivir. Hasta entonces, su existencia se limita al trabajo, y su círculo de amigos (incluida su novia) forma parte de este universo. Pero en cuanto lo despiden, todo eso desaparece, se esfuma. Entonces, por primera vez en mucho tiempo, se siente solo y cree que no va a poder superarlo, pero en realidad es el principio para enfrentarse a una nueva vida, la real.

Veintiocho años y un currículo para caerse de espaldas. ¿Qué te queda por aprender? Paso por un momento de mi vida en que estoy descubriendo muchas cosas de mí mismo, no sólo como actor sino, sobre todo, como persona. Rodar películas de aventuras y de batallas es fantástico y muy divertido, pero con "Elizabethtown" he aprendido que puedo impregnar a mis personajes de muchas otras cosas, les puedo dar una personalidad profunda, más allá del hecho de ser graciosos, divertidos o valientes. Creo que aún me queda mucho por aprender, el camino es muy largo y yo estoy sólo en el inicio.

¿"Elizabethtown" es una parodia de la América Profunda y del concepto tradicional de familia?

No creo que la película quiera realizar una crítica de esa realidad, ni siquiera una burla. El mensaje es, precisamente, el contrario: "Elizabethtown" es un mundo maravilloso en el que aún existen las familias reales. Con todos los defectos de éstas, pero reales.

¿Impone el hecho de estar a las órdenes de Cameron Crowe? Él es, a la vez, director de cine y escritor, y eso se nota. Se fija mucho en la personalidad de los personajes, y es muy concreto a la hora de describirlos para que los interpretes. Sabe capturar toda la energía y la alegría que hay en una película y, a la vez, está completamente abierto a la improvisación de los actores.

La vida de actor puede llegar a ser muy estresante. ¿No te cansas nunca?

Adoro el trabajo que tengo, pero sin llegar al extremo de ser obsesivo. No me apetece ocupar mi tiempo libre visionando películas, analizándolas o comentándolas. Prefiero pasar un buen rato con mis amigos.

¿Algo más para tus ratos de ocio?

Me encanta viajar, pero también estar con mi familia y mis amigos, porque cuando estoy metido en un rodaje los veo bastante poco.

¿Algún día te acostumbrarás a la fama?

No sé si es algo a lo que uno se pueda acostumbrar. Sé que forma parte de mi trabajo, soy consciente de que soy un actor y todo lo que implica, pero no es fácil habituarse.

¿Y el futuro? ¿Cómo se dibuja? Siempre estoy en busca de proyectos que me puedan interesar. Ahora tengo que acabar la segunda y la tercera parte de "Piratas del Caribe", y me estoy interesando por la producción, que ya empecé a hacer con la película "Haven", el año pasado. Es un aspecto del cine al que no me había dedicado hasta ahora y que, la verdad, me fascina.

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