Rihanna, la rebelde de los Grammy
En una noche donde la mujer, la política y la música se mezclaron, Rihanna decidió que a los Grammy iba a pasárselo bien.
Desde que Rihanna puso el pie en la alfombra roja de los Grammy supimos sus intenciones. La de Barbados venía dispuesta a pasarselo bien.
Aunque estaba nominada en varias categorías, como mejor canción de año y mejor álbum contemporáneo, parecía no tener nada en juego, y como tampoco actuaba, se llevó a su mejor amiga y se preparó para disfrutar de la noche.
El primer indicio fue su look.
Rihanna tiene una conexión especial con la noche de los Grammy y siempre encuentra un look para ella que da que hablar. Inolvidables han sido sus apariciones vestida de Giambattista Valli en 2015, o Azzedine Alaïa en 2013. Este año escogió un diseño firmado por Armani Privé. Rihanna vistió una voluminosa falda negra, de tiro alto, plisada y compuesta por numerosas capas. Que combinó con un crop top tangerina, de pedrería y cuello 'halter' que dejaba su espalda al aire y los tatuajes de su abdomen al descubierto.
Otro indicio fue su 'petaca accesorio'. Como quien lleva un cluth de pedrería Rihanna lució en la gala una petada de cristales.
Entre actuación y actuación, tal y como se puede ver en este vídeo de la web USWeekly, Rihanna compartió confidencias y chupitos' con su mejor amiga.
"Creo que es un buen momento para otro chupito"...
Rihanna estaba en su salsa.
La vimos bailar, reir, disfrutar... E incluso mandarse un 'cariñoso saludo' con Beyoncé.
Rihanna no se iría a casa con un Grammy pero disfrutó como pocas de la noche.
Y por cosas así, ¡te queremos Riri!
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