El eyeliner invisible o tightlining

Se lleva el efecto "cara lavada": apuesta por un eyeliner discreto, un trazo suave que no aporte un aire muy maquillado.

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Kate Bosworth, acudiendo al desfile de Dior en la semana de la Alta Costura de París.

En su make up destaca su cutis de porcelana, que realza con un blush en tono rosa melocotón, ojos maquillados con un trazo de eyeliner muy sutil (con un toque metalizado en el lagrimnal) y labios en naranja coral.

El efecto cara lavada es un hit imparable en el ámbito de la belleza. Un look que, contra lo que pueda parecer, requiere de una técnica impecable que consiga recrear la ilusión de una tez sublime casi sin maquillar, cuando realmente detrás hay un minucioso make up. Precisamente, para conseguir la perfección del rostro sin desvelar el trabajo que requiere, surge el tightlining o, lo que es lo mismo, el eyeliner invisible. Una técnica tan fácil de llevar a cabo, como sorprendente en su resultado, que crea un efecto de aumento del tamaño del ojo y de espesor en las pestañas tan natural que resultará imperceptible.

Apunta los pasos a seguir:

Elige un eyeliner de fácil aplicación, en lápiz o en gel. Cuanta mayor resistencia tenga al agua, mejor será el efecto, ya que evitará el riesgo de que manche el párpado inferior.

Utiliza el pincel o la punta del lápiz para cubrir la parte interior del párpado superior o móvil. Preferiblemente se hará un eyelining solo desde la parte media del párpado a la zona exterior cubriendo, sobre todo, las zonas que quedan entre los pelos de cada pestaña.

Cuanto más se avance hacia el lacrimal, más se percibirá este efecto y menos natural resultará

El proceso finaliza con una máscara de pestañas que separe bien cada pelo, para lo que te recomendamos una con cepillo de silicona

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