Rutinas beauty para las que ahora sí tienen tiempo

Reconócelo: antes te daba pereza. Por eso, este es el momento de probar todos esos rituales que ibas posponiendo en tu agenda.

Rutinas en casa, desde mascarillas a exfoliantes

Rutinas en casa, desde mascarillas a exfoliantes.

Cuando ha pasado más de un mes de confinamiento parece que hay pocas cosas que nos quedan por hacer… En términos de belleza nos hemos puesto mascarillas; hemos eliminado la manicura permanente de forma casera; sabemos maquillarnos de forma natural y hacernos moños y trenzas de todo tipo. Pero, aunque no lo creas, te queda todavía todo un mundo beauty por descubrir.

Nos referimos a todos esos protocolos o rituales para cuidar tu piel o tu pelo que has ido posponiendo durante meses por falta de tiempo. O, simplemente, por pereza. Pues bien, ahora, puede que tengas más de una hora muerta al día. Y la pereza se ha transformado en hiperactividad casera. Por eso, te animamos a que descubras por fin cómo se hace el multimasking del que tanto has leído o termines tu tratamiento de ampollas para el pelo. Aquí encontrarás unas cuantas ideas para ponerte al día. Son entretenidas, beneficiosas para tu aspecto y, de paso, quizá te quitas unos cuantos botes del armario del baño:

1. Exfoliación de pies a cabeza: Probablemente nadie te tiene que recordar que uses el exfoliante facial una vez a la semana. Muchas aprovechamos el momento de la ducha para hacerlo y limpiar en profundidad la piel de la cara. Pero y ¿qué pasa con el resto de tu cuerpo? Es el momento de acabar con las células muertas de pies a cabeza. Seguro que tienes algún exfoliante corporal sin terminar en casa… Pues no lo dejes más y úsalo en piernas, brazos, glúteos y espalda. Si no, la facialista y beauty hunter Claudia di Paolo nos da una receta DIY: “Azúcar, miel y limón”. Esta fórmula también es perfecta para manos y pies. “En ese caso, aclara, pon después una crema hidratante y cubre con guantes de plástico durante 15 minutos para un efecto sauna”, aconseja. Si, por algún casual, tienes un exfoliante capilar, no lo dudes: ¡aprovecha para probarlo! Este gesto, no muy extendido aún, desobstruye los poros del cuero cabelludo, elimina restos de sebo y caspa y, además, activa la microcirculación. Es importante que sea con un producto específico. Si no tienes, puedes hacerte con scrubs, peelings, exfoliantes o aceites esenciales purificantes. Se aplican antes del lavado con un masaje profundo, se dejan actuar el tiempo marcado y se lava bien después.

2. Labios perfectos. Pensabas que por estar en casa te ibas a olvidar de las grietas y los labios secos… pues, todo lo contrario. “Los ambientes de las casas más secos, el polvo y situaciones de estrés se pueden manifestar con reacciones de dermatitis irritativas en esta zona y provocar mayor deshidratación”, explica la doctora Elena Martínez, dermatóloga de la Clínica Pilar de Frutos. La doctora nos recomienda exfoliarlos una vez a la semana: “Se puede usar el mismo producto que aplicamos en la cara, masajeando con suavidad”. La facialista Silvia Oliete, directora de Blauceldona, añade un paso más a este ritual: Un masaje de cinco minutos en todo el orbicular de los labios (el músculo que los rodea) con una crema nutritiva, insistiendo en las arrugas del contorno con ligeras presiones y movimientos”. Por supuesto, termina con un toque de rouge, capaz de animar cualquier día gris de confinamiento.

3. ¡Ampollas terminadas! Que levante la mano quien se haya dejado algún tratamiento capilar sin terminar… Los sérums en gotas para aplicar en el cuero cabelludo o las ampollas son eficaces a la hora de aportar fortaleza, densidad y vivacidad a la melena, pero -seamos sinceros- requieren de una gran dosis de constancia y también de tiempo. Si este es tu caso, dedica 5 minutos cada noche (mejor hazlo antes de sentarte en el sofá, en lugar de antes de irte a la cama) a masajear tu cabeza con este tratamiento. Agradecerás el mimo y notarás los resultados en unos días.

4. Un buen automasaje drenante. Lo sabemos. Bastante haces en tu día a día con echarte la hidratante corporal. Por supuesto, ahora no debes de saltarte este paso. Es más, ¿por qué no te regalas, cada dos o tres días, un masaje drenante? Desde Matriskin nos detallan cómo hacerlo:

En las piernas, comienza masajeando los tobillos circularmente y asciende hasta la rodilla. Para en las corvas y bombea. Continúa con movimientos ascendentes externos e internos hacia las ingles. Finalmente, sube tu pierna a una silla para poder masajear, de manera ascendente, el muslo por la parte de atrás, terminando en los glúteos.

En el abdomen, traza con tus manos un triángulo. Masajea en sentido a las agujas del reloj y si hay acumulación de grasa, pellizquea. En flancos y caderas, primero pellizca y termina con masaje circular.

Por último, los brazos: levanta por encima de la cabeza y masajea de codo hacia axila y hacia al e hombro. No olvides la zona al lado del pecho, cerca de la axila.

5. Ejercita tu cara. Olvídate de aplicar tu aceite, sérum o crema a restregones. Nunca ha estado bien hacerlo así, pero ahora, además, puedes disfrutar de este momento y sacar partido de la forma de aplicación. Si tienes masajeadores faciales olvidados en un cajón (rodillos de jade, limpiadores sónicos…), toca recuperarlos. Que no, ponte un tutorial en YouTube y manos a la obra. Te recomendamos los de yoga facial de Diana Bordón o los masajes kinésicos de Darphin. Estos últimos, que van buscando los ganglios, “ayudan a equilibrar la piel y el sistema linfático, ayudan a drenar y nos equilibran a nivel holístico”, explica Hemely Varela, directora de formación de Darphin. Ella nos da los pasos del masaje kinésico detox:

Con las palmas, desliza por frente y mejillas hacia las orejas, baja por los ganglios linfáticos del cuello y bombea. Sigue con movimientos de alisado: con el puño, alisa la frente en tres niveles, y después las mejillas para volver otra vez a los ganglios del cuello y bombear. Termina con el movimiento del corazón: usa las yemas de los dedos para drenar todo el contorno del rostro hacia el cuello y bombea.

6. Un buen multimasking. ¡Cuántas veces habrás leído sobre él! Este ritual, como tantos otros en los últimos años, llegó desde Corea para animarnos a aplicar varias mascarillas a la vez en función de las diferentes necesidades de nuestro rostro. El efecto es divertido y pintón, pero también supone una inversión de tiempo que no siempre teníamos. Si te animas a probarlo, ¡adelante! Es importante que, antes de nada, mapees tu cara para saber qué le conviene a cada zona. En términos generales, suele funcionar una fórmula purificante para la frente, otra exfoliante para barbilla y nariz y la hidratante, iluminadora o détox, para las mejillas. Otra opción es usarlas dos veces por semana alternándolas. Pero ¡cuidado!, no caigas en el overmasking. “Un exceso de mascarillas nutritivas o hidratantes podría generar granitos si se utilizan más de dos veces por semana; las astringentes o purificantes podrían provocar deshidratación y dos veces por semana es el máximo permitido”, advierte Laura Romero, directora de Formación de Guerlain. Además, nos recuerda respetar los tiempos de exposición (sobre todo en las purificantes y exfoliantes); no masajearlas si no es necesario y no dejarlas toda la noche si no están formuladas para ese fin.

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