Cinco pistas para descubrir si tus cremas son sostenibles

Parece el adjetivo de moda. Pero para que un cosmético pueda adjudicarse este apellido -que tiene poco de moda y mucho de necesidad- debe cumplir una serie de valores. Toma nota de cómo identificarlos y así pasarte al bando de la sostenibilidad. 

Mujer con estética sostenible
Mujer con estética sostenible

Cuántas veces has escuchado o leído en lo que llevamos de año que algo es sostenible… Seguramente, infinitas. El armario sostenible. La cesta de la compra. Y, por supuesto, tu neceser. Pero ¿realmente sabrías distinguir si las cremas -o cualquier otro cosmético- que estás usando son realmente sostenibles? Para adjudicarse este adjetivo, no vale con parecerlo. Ya que el compromiso con la sostenibilidad esconde una serie de valores y acciones que no siempre cumplen todas las marcas (aunque por suerte, estas son cada vez menos).

Para empezar, veamos la definición oficial según la RAE: “Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”. Por tanto, la sostenibilidad va mucho más allá de que una crema se cuelgue o no el cartel de natural, eco, zero waste o bio. Y, por supuesto, supera el hecho de ser una simple tendencia. Es cierto que parece ser una moda más a la que, además, se apuntan muchas celebrities: Jessica Alba, Drew Barrymore, Giseele Bundchen, Emma Watson, Gwyneth Paltrow... Pero existe todo un mundo detrás. La primera condición para que un cosmético sea sostenible es que proteja y respete el entorno natural. Evidentemente, tiene que hacerlo cuidando también la piel y/o el cabello.

Además, si ampliamos el punto de vista, y revisamos el programa de Desarrollo Sostenible de la ONU, existe un tercer aspecto fundamental: la inclusión social. ¿Sabrías ahora decir si los productos que atesoras en tu baño y neceser son sostenibles? ¿Puedes reconocer si algo merece de verdad llevar el extra de “conscious beauty” (o belleza consciente)? A continuación, te damos algunas pistas para que te conviertas en una experta de la sostenibilidad.

- Los ingredientes. Han de ser cuanto más respetuosos, mejor. Y en varios sentidos: con el medio ambiente; con el entorno social que trabaja con ellos y con la piel. Por tanto, si se trata de activos naturales deberían cosecharse y ser recolectados cumpliendo con los principios de la agricultura sostenible. También es importante saber si la marca o laboratorio trabaja con comunidades locales y practica el Comercio Justo. Además, es muy interesante que practiquen la proximidad. Evidentemente existen algunos ingredientes exóticos que no se pueden encontrar ni siquiera en nuestro continente, pero, seamos honestos, cuanto más cerca se encuentren las materias primas y los proveedores, menos gasto energético y contaminante desencadenará su procesamiento. Por último, el tema de los ingredientes incluye un punto controvertido: la selección de los mismos. Como nos explican desde Innia Beauty "en general, las marcas que se catalogan dentro de la belleza consciente ponen especial detalle en la selección de activos de sus fórmlas, evitando algunos a los que los consumidores les tienen miedo". Sin embargo, insisten desde la marca, "la cosmética que se comercializa dentro de la Unión Europea debe cumplir una estricta regulación que no permite el uso de ingredientes considerados nocivos". Es decir, lo habitual es que las marcas eco, orgánicas o bio sean sostenibles, pero eso no impide que otras que no lo sean puedan cumplir también criterios de sostenibilidad.

- El envase importa. Y no te imaginas cuanto. Veamos un ejemplo: al reducir el peso del tarro de Revitalift, L'Oréal Paris consiguió ahorrar 434 toneladas de vidrio al año. Por tanto, otra pista importante es el packaging. Los formatos sólidos son los más sostenibles, así como los rellenables y las ecorrecargas, una opción que cada vez más marcas proponen para sus cremas y maquillajes. Si emplean plástico o cartón, intenta comprobar que sea reciclado y reciclable. Lo ideal es que, como se ha comprometido todo el grupo L'Oréal España, se deje de usar plástico virgen en favor del reciclado o de materiales alternativos, como la caña de azúcar. En este aspecto tú también entras en juego: cuando se termine el producto tíralo en el contenedor adecuado.

- Con sello. No es algo imprescindible, pero que un cosmético cuente con una certificación ofrece una garantía extra. ¿Cuáles son los sellos de la sostenibilidad? En realidad no existe uno como tal, pero sí varios que demuestran el compromiso de la marca, como Fair Trade y Fair for Life, que certifican el Comercio Justo con los proveedores de materias primas. Por su parte, Ecocert, Cosmos, Cosmebio y Natrue identifican el origen natural y orgánico de los ingredientes. Otros sellos menos conocidos, como Cradle to Cradle garantizan que el producto impacta de forma positiva sobre el planeta. Con respecto al Cruelty Free, existe cierta controversia. En principio, como aclaran desde Innia Beauty "los cosméticos fabricados y comercializados únicamente en Europa no pueden testarse en animales, por ello, algunas marcas no usan el claim de 'cruelty free' aunque lo sean".

- Proyectos de RSC. Es la manera más activa de contribuir al cambio e ir avanzando en el camino hacia la sostenibilidad. Existen tantas iniciativas como marcas: educativas, formativas, medioambientales, en apoyo de la mujer, contra la violencia de género, a favor de la salud mental, en pro de la investigación médica... La solidaridad, afortunadamente, no conoce límites y podemos afirmar que cada día más firmas de cosmética apoyan al menos un proyecto de este tipo. Curiosamente no es algo que anuncien a bombo y platillo. Si te surge la duda: consulta en su web, seguro que encuentras información al respecto. Las redes sociales también suelen ser un buen altavoz para su lado más comprometido socialmente.

- Reducir su huella de carbono. Descubrir esta pista es para nota. Porque si bien es cierto que cada vez más grupos, laboratorios y pequeñas marcas del mundo de la belleza se suman a reducir su impacto medioambiental, no es fácil conocerlo. Algunas lo publican en sus informes anuales. Otras en sus webs corporativas. A veces se hacen eco en sus redes sociales o en algún reportaje de una revista... En fin, que comprobar este punto requiere de ciertas dotes de investigador. ¿Y cómo se reduce la huella de carbono? Existen mil maneras: reducir el gasto de agua y energía en las fábricas y oficinas; disminuyendo las emisiones de CO2 en el transporte de mercancías; poniendo en marcha fondos de compensación de emisiones...

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