Cinco preguntas que hay que hacer a las amigas que se quejan de su piel seca

Qué comen, qué beben, qué se frotan y con qué se lo frotan. Varias dudas y otras tantas soluciones.

Portada piel seca

Tan preocupada por la piel del rostro… ¿y el cuerpo, qué?

/ RACHEL BARAN VÍA ARTNAU

Quizá eres una de ellas, una de esas mujeres que dedica toda su capacidad amorosa a la piel que recubre su ser de cuello para arriba y que, de cuello para abajo, esconde escamas de iguana bajo la ropa. ¿Lo eres o no? Responde: ¿Tienes la sensación de que se te cae la piel a tiras? ¿Te parece que, hagas lo que hagas, siempre acabas el día quitándote unas medias negras sobre las que parece haber nevado? Tenemos malas noticias para ti: no haces todo lo que está en tu mano. Pero no sufras, que para eso estamos nosotras aquí, para hacerte las preguntas adecuadas y detectar dónde estás fallando para tener la piel del cuerpo siempre seca. He aquí las dudas que debes despejar antes de lanzarte a la botella de 'body milk':

1. ¿BEBES SUFICIENTE AGUA?

Ya lo sabes, aunque solo sea por la cantinela de modelos y otras 'celebs': cada día debes reponer a tu cuerpo serrano, al menos, dos litros de agua en forma de alimento y bebida. Al igual que el organismo necesita hidratación desde el interior para mantener las funciones biológicas y la salud, la piel también puede beneficiarse de la hidratación desde el exterior, con el fin de mantener el estrato córneo flexible, suave y liso, además de radiante y con aspecto translúcido. El agua es la mejor hidratante que existe; además, ayuda a eliminar las toxinas, las principales enemigas de una tez luminosa.

2. ¿COMES GRASA?

Para que la piel no se descame, además de hidratada, debe estar nutrida. Si te empeñas en comer todo al vapor y sin gota de grasa, tu piel lo puede estar notando, tanto la del rostro como la del cuerpo. Un gurú de la alimentación pro-belleza, el doctor Nicholas Perricone (que, además de tener su propia línea de cosmecéuticos, propone una dieta que siguen muchas 'celebrities' cuando acecha una alfombra roja), aclara este punto: “Para estar elástica y luminosa, tu piel necesita siempre un buena nutrición. Hacerlo desde dentro es la clave. A diario debes tomar, además de frutas y verduras de todos los colores, proteínas de alta calidad y carbohidratos de bajo índice glucémico, una buena cantidad de grasas saludables: salmón salvaje, fletán, sardinas, arenques, anchoas, frutos secos crudos, semillas y aceite de oliva”. A esto, añadimos aguacate. Están fuera de la categoría “grasas saludables” las de origen animal, los subproductos animales y las hidrogenadas. Es decir, manteca de cerdo, tocino, embutidos, sebo de cordero, leche entera, mantequilla, nata, quesos, margarinas, galletas, bollería industrial, helados y salsas comerciales.

3. ¿TE DUCHAS CON AGUA MUY CALIENTE?

Entendemos que la primavera se hace esperar, ciclogénesis explosiva va, ola de frío viene, pero no vivimos en Siberia. No hace falta escaldarse cada mañana en la ducha. El agua ardiendo no sólo es fatal para la circulación (y, por ende, para la celulitis), sino que te deja la piel totalmente deshidratada y luego es más difícil devolverle la tersura por mucho que te emplees a fondo con el 'body milk'. A esa temperatura se priva a la piel de parte de sus aceites humectantes naturales, dejándola seca y sensible. Lo ideal es ducharse con agua templada (entre 25ºC - 30ºC). La ducha debe ser breve. Nuria Floriach, Responsable de I+D de AC Marca Personal Care nos advierte: “No más de dos duchas al día de máximo diez minutos. Por la mañana si quieres activar el organismo y por la noche si buscas relajación”. Si haces deporte a mitad del día, que la de después sea la segunda. Y ninguna más. Y, al salir del agua, bien de crema o aceite hidratante. “Es el momento en que la piel es más receptiva a ser hidratada, justo al salir, cuando aún está un poco húmeda”, sugiere Elena Espada, experta en cuidado de la piel y responsable científica de Dove en España.

4. ¿HAS MIRADO LA ETIQUETA DE TU GEL DE DUCHA?

El uso continuado de un jabón inadecuado puede provocar daños en la piel a largo plazo: piel seca, atópica, eccemas, irritación, entre otros. Mira atentamente la etiqueta porque algunos incluyen en su fórmula detergentes (tensioactivos, sulfatos, como quieras llamarlos) que son agresivos, potencialmente irritantes (tanto para la piel como para los ojos y las mucosas) y, como poco, destruyen los lípidos naturales provocando deshidratación. No compres ninguno que contenga SLS (Sodium Lauryl sulfate o Lauril sulfato de sodio), mejor si el surfactante es SLES (Sodium Laureth Sulfate o Lauril éter sulfato de sodio), un agente limpiador más suave que no daña el manto lipídico de la piel.

5. ¿TE EXFOLIAS PERIÓDICAMENTE?

Ya te puedes imaginar que con una capa de mil células muertas la crema no se absorbe. Debes exfoliar la piel periódicamente ya que así la piel se limpia en profundidad y queda receptiva a cualquier producto que apliques a continuación. Puedes hacerlo con un producto que tenga partículas de arrastre o con un cepillo. Es más, puedes extender en el cepillo el gel exfoliante para que arrastre la suciedad y elimine células muertas acumuladas, pero no lo hagas más de una vez a la semana. Sin producto, puedes cepillar tu cuerpo cada día, friccionando suavemente en movimientos rotativos y ascendentes e insistiendo en codos, rodillas y tobillos, zonas hiperqueratósicas por excelencia. La exfoliación refina la epidermis, ilumina, suaviza, alisa, activa la circulación y cierra el poro.

'Shopping' contra la piel seca:

Síguele la pista

  • Lo último