¿Cuándo me pongo el tónico? ¿y el bálsamo limpiador? Aprende a usar estos y otros cosméticos de tendencia

Todo el mundo suspira por estos productos. Y todo el mundo dice que se los aplica a diario, pero no es fácil aclararse entre tanto paso. Te ayudamos con la tarea.

El orden de aplicación y la forma de hacerlo es esencial para obtener las propiedades de un cosmético
El orden de aplicación y la forma de hacerlo es esencial para obtener las propiedades de un cosmético / Matteo Scarpellini/IMAXTREE.COM

De cuando en cuando, una nueva categoría cosmética se cuela en nuestro baño con la intención de hacernos la vida más fácil… O eso se supone. Porque, seamos sinceras, ¿cuándo se usa la loción o la esencia? Es posible que, en Corea, donde son fans de ambos productos, sepan cómo colocarla en su rutina diaria de 11 pasos.

Pero ni es tan sencillo saber cuándo aplicarla ni tampoco cómo. ¿O nunca te has restregado el contenido de una ampolla por la cara como si fuera lo último que vas a hacer? Que sepas que, sin quererlo, estabas atacando tu piel. “El acto de ‘restregar’ un cosmético por la cara -ya sea un limpiador, sérum, crema…- no es adecuado. Hay que aplicarlos con movimientos ascendentes de masaje, con la presión correcta y siempre esperar a que se absorba y penetre bien antes de extender el siguiente”, nos enseña Paz Torralba, directora de The Beauty Concept . Si, en cambio, estás usando un limpiador deberías hacer movimientos circulares. “En cualquier caso, un mal gestual y ser brusca en la aplicación deriva, como mínimo, en favorecer la flacidez”, advierte Inmaculada Canterla, directora de Cosmeceutical Center.

Así que, ya lo ves. Para obtener el máximo beneficio de cada uno de los cosméticos que acumulas en las baldas de tu armario del baño, hace falta saber cómo y cuándo usarlos. Por eso, hemos elegido los productos más de tendencia para que no te pierdas con ellos.

Bálsamo o aceite limpiador. Las limpiadoras de base oleosa han llegado a nuestros neceseres para quedarse. Pero, ojo, no todo el mundo sabe cómo usarlas. Lo cierto es que pensar en retirar la suciedad con un producto que tiene la textura de un aceite no entra mucho en nuestros esquemas. Sin embargo, su eficacia arrastrando impurezas es estupenda y, además, dejan la piel mucho más suave e hidratada. “Limpian por el principio de que el aceite atrae al aceite, por eso son útiles para desmaquillar, quitar restos de SPF y eliminar el sebo superficial”, detalla Inmaculada Canterla, especialista en dermocosmética. Es imprescindible eliminarla con agua templada e incluso pasar una toalla o disco de algodón. ¿Pueden usar las pieles grasas estos limpiadores? “Sí, aunque quizá le resulte pesado. Además es recomendable que no contenga aceites minerales en su fórmula”, afirma Canterla. Otro tip: estos productos son perfectos para pasarte a la doble limpieza. Primero el bálsamo o el aceite y después un gel o jabón.

Agua micelar. Es una vieja conocida y sin embargo, hay quien sigue dudando de cómo usarla. La mayoría de sus fans -se cuentan por legiones- defienden que se puede usar como único paso de limpieza. Aquí, entramos en conflicto. Algunos están de acuerdo con el poder de las micelas para atrapar la suciedad, pero la mayoría cree que se queda corto. Una buena idea es aplicarlo como paso final, es decir, después de haber aplicado antes una leche desmaquillante o un jabón. También es súper recomendable al salir de la ducha, para equilibrar y calmarla.

Tónico. Otro clásico que vuelve a primer plano cada cierto tiempo. Para los expertos es un básico. “Hay que utilizarlo siempre que la piel pase por agua: después de la limpieza o si hemos puesto una mascarilla que hay que aclarar”, aconseja Paz Torralba. Su función es equilibrar la piel, por tanto, como dice Canterla, “es especialmente interesante en ciudades donde el agua tenga mucha cal o para retirar los restos del gel o jabón limpiador”

Esencia. Como mucha de las novedades beauty, las esencias llegaron de Asia. Allí no se concibe vivir sin ella. Para empezar, no tienen nada que ver con el tónico y, por tanto, tampoco lo sustituyen. De hecho, deberías usarlo después. Lo tienes que concebir como un producto de tratamiento: generalmente hidrata, pero los hay también con propiedades exfoliantes o antioxidantes.

Mascarilla. Seguro, segurísimo, que has incorporado las mascarillas a tu rutina de cuidados. La locura por ellas se desató hace un par de años y ya nadie puede vivir sin ellas. Pero hay algunos trucos que no todo el mundo pone en práctica. Por ejemplo, antes de ponértela, limpia bien tu rostro e, incluso, hazte una suave exfoliación. ¡Marcará la diferencia! ¿Por qué? La piel estará lista para recibir principios activos y los absorberá mejor. Y lee siempre bien sus indicaciones: algunas se aclaran, otras no; las hay que se deben dejar actuando durante toda la noche... Eso sí, si haces esto último, recuerda realizar una buena limpieza a la mañana siguiente.

Booster. Tuvieron su momento, y quizá aún tengas alguno por casa (ojo: recuerda comprobar su duración una vez abierto). La idea es que son fórmulas ultra concentradas que se pueden añadir a la crema hidratante para sumar propiedades o aplicarse a modo de sérum justo antes de esta. Suelen actuar como tratamientos de choque o curas y dirigirse a problemas concretos. Si das con el tuyo, no querrás que falte en tu neceser.

Bruma. Poco podemos decirte de este cosmético tan de tendencia (¿has visto a Josie en Masterchef Celebrity usándola a cada momento?). Se puede usar en cualquier momento del día y con diversas utilidades. Si notas la piel seca, aplica bruma. Si está tirante, te pica o incluso te molesta, ¡bruma! También funciona para fijar el maquillaje, refrescar el rostro... En fin, que en este caso, tú eliges.

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