Tu drama con los eczemas y las rojeces empieza en la ducha: esto es todo lo que estás haciendo mal

El orden de los factores sí altera el producto, y el motivo de tu piel reactiva puede ser que no te estés duchando correctamente. Te lo explicamos.

Orden correcto limpieza ducha
Orden correcto limpieza ducha / Istock

Sí, sabemos que ducharse es una de las partes más sencillas de nuestra rutina diaria, pero eso no significa que no cometamos errores durante el proceso. La ducha es uno de los momentos más placenteros del día, pero también el lugar en el que podemos dejarnos llevar por lo a gusto que nos sentimos bajo el agua y cometer errores que nos pueden salir muy caros. Y el peor de todos es hacer mal el orden de tu rutina de cuidado en la ducha. Atenta.

Con el ritmo de vida tan ajetreado que llevamos es más que posible que el momento ducha lo utilices para todo, y que además de lavar el cuerpo y el pelo, acabes haciendo parte del skincare o incluso el lavado de dientes en ella. Esto no tiene por qué suponer un problema para la salud de tu piel, siempre y cuando sigas el orden correcto de lavado, que no es otro que pelo, cuerpo y cara. ¿El motivo? Pues tal y como explica la farmacéutica Lena de Pons en este vídeo, la clave está en la 'agresividad' de los detergentes de cada uno de los productos.

Así, siempre debemos empezar por la limpieza del cabello, porque los detergentes de los champús suelen ser bastante fuertes y los acondicionadores y mascarillas contienen perfumes bastante potentes, algo que si entra en contacto con la piel del cuerpo (sobre todo si la tienes sensible) y no se aclara bien, puede provocar rojeces y eczemas si estos ingredientes hacen que la barrera hidro-lipídica de la piel sufra un desequilibrio.

Si siempre hacemos la rutina capilar completa antes de lavarnos el cuerpo estaremos eliminando seguro cualquier rastro de producto para el cabello de nuestro cuerpo, ya que después de aclarar todos los productos de pelo, enjabonaremos y volveremos a aclarar el cuerpo, por lo que estaremos eliminando el riesgo de rojeces.

El problema viene cuando, por falta de tiempo, aplicamos la mascarilla y mientras la dejamos actuar aprovechamos para lavarnos el cuerpo y la cara, porque entonces es muy posible que, como el último producto en aclarar es uno capilar, se queden restos en la piel del cuerpo creando picores, molestias y sarpullidos.

Lo mismo ocurre con la limpieza del rostro. Lo ideal, si lo hacemos en la ducha, es dejarla para el final, ya que los productos faciales son los menos agresivos, y por tanto los detergentes de los jabones de cara no solo son respetuosos con esa zona, sino también con la piel del cuerpo, por lo que si son los últimos en ser aclarados no supondrán ningún problema, incluso en las pieles más sensibles y reactivas.  

Y tú, ¿te estabas duchando bien?

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