No es un buen maquillaje, son retoques y Photoshop: la 'influencer' que engañó a sus seguidores... y de la que podemos aprender una lección

Ratolina es una de las gurús de belleza más importantes de nuestro país y la última en demostrar que no todo lo que vemos en las redes es real, algo "especialmente peligroso para los más jóvenes".

¿Maquillaje o Photoshop? El experimento de Ratolina, la 'influencer' de belleza que engañó a (casi) todos sus fans

¿Maquillaje o Photoshop? El experimento de Ratolina, la 'influencer' de belleza que engañó a (casi) todos sus fans. 

/ @heyratolina

¿Qué consecuencias tiene el uso de filtros y retoques fotográficos en nuestra autoestima y en la percepción que los demás tienen de nosotros? El debate lleva tiempo servido y, aunque cada vez son más las voces que se alzan en defensa de la naturalidad (algunos países ya lo han regulado mediante leyes), las redes sociales continúan plagadas de "gente guapa, con un tipazo impresionante y caras preciosas" o, lo que es lo mismo, adaptadas al canon estético imperante, que, en muchas ocasiones, solo puede lograrse pasando por Photoshop.

"¿Y cómo está afectando esto a la gente? ¿Cómo sabemos que lo que estamos viendo en Instagram es real? Respuesta: no lo sabemos", asegura en su último vídeo Marta Bel Díaz, más conocida como Ratolina. La 'influencer' manchega, especializada en el mundo del maquillaje y la belleza, se ha atrevido a hacer el experimento en primera persona. ¿El objetivo? Demostrarle al millón y medio de seguidores que tiene entre YouTube e Instagram que, con un poco de maña y las apps adecuadas, es sencillo transformar nuestra imagen para lograr unos labios más gruesos, una nariz más fina, un cabello más volumioso... y todo ello puede acarrear efectos negativos.

Usando una conocida aplicación llamada FaceApp (sí, la misma con la que los famosos jugaban a ponerse años para ver cómo serían de ancianos), Marta ha retocado una foto suya que después ha subido a su perfil anunciándole a sus fans que en su próximo vídeo les enseñaría el paso a paso para recrear ese maquillaje. Pero, como ha explicado más tarde, ese maquillaje no existe, ya que todo el cambio (ojos ligeramente más grandes, pelo más largo, un óvalo facial menos redondeado...) es fruto de los retoques digitales.

Según cuenta, la idea surgió después de toparse con varias fotos "muy retocadas" de 'celebs' como Jennifer Aniston, Anne Hathaway, Keira Knightley, Gwyneth Paltrow o Kate Moss. "Son caras fácilmente reconocibles porque las hemos visto en películas, en prensa, en redes... por eso cuando las retocan hasta este punto de cambiarles las facciones, nos salta la alarma". Pero, ¿qué pasa cuando no conocemos a la persona que aparecen en la foto? "No somos capaces de reconocer si tiene filtro o no porque no podemos comparar lo que estamos viendo con la imagen real de esa persona".

Y precisamente eso es lo que le ha ocurrido a la mayoría de sus seguidores, que no tardaron en llenar los comentarios de piropos. De hecho, fueron muy pocos los que detectaron que algo fallaba en la foto: algunos señalaban su parecido con Kim Kardashian, otros se preguntaban si habría probado el ácido hialurónico y a penas un par se aventuraban a opinar que hubiera usado filtros o retoques.

La primera conclusión, por tanto, está clara: las redes pueden resultar engañosas y, como espectadores, debemos tener espíritu crítico. Pero, por otro lado, Ratolina ha explicado cómo se ha sentido ella misma con el experimento. "Esto hace un daño increíble a la autoestima", resume. "Sinceramente en la primera foto yo ya me veo bien; sin embargo cuando veo el 'después' y empiezo a ver el cambio, me deja de gustar la foto original. Me da pena porque he estropeado una foto que me gustaba, porque ya no me gusta tanto la versión sin alterar de mí misma".

"Además, si yo fuera adolescente, interiorizaría que esa versión de mí, "con el guapo subido", es la que es guapa y el yo real no es válido, no es bonito", asegura. Por eso, en su opinión, lo más preocupante es "las consecuencias que todo esto tiene para la salud mental, sobre todo de la gente más joven, pero de los adultos también". "Tengo 32 tacos, no tengo ya una mente muy maleable en este sentido, pero no puedo ni imaginarme la sensación en una persona de 14 ó 15 años".

Con todo esto, la 'instagrammer' no pretende decir que utilizar filtros en Instagram sea horrible, de hecho puede ser un ejercicio divertido, "aunque no sea especialmente sano", señala. Y, antes de despedirse, lanza un potente mensaje a su comunidad: "No creáis todo lo que veis en redes porque muchísimas veces es falso y, aunque no sea falso, el hecho de que no todos tengamos la misma cara no nos resta belleza a nosotros, sino que da diversidad al mundo y en todos podemos encontrar algo maravilloso, precioso y digno de admirar; sobre todo lo que hay dentro, pero a todos nos gusta sentirnos guapos ¡y no hay nada de malo en eso!"

Síguele la pista

  • Lo último