Por qué el agua termal puede ser el mejor regalo para tu piel

Dermatitis atópica y eccema, psoriasis, ictiosis, prurito y prurigo crónicos, cicatrices incómodas, secuelas de quemaduras o problemas del cuero cabelludo son algunas de las patologías más frecuentes que se tratan en el Centro Termal de Avène, un espacio basado en la hidroterapia situado en un entorno idílico en plena naturaleza. 

El agua termal de Avéne es el activo de los productos dermocosméticos de la firma

El agua termal de Avéne es el activo de los productos dermocosméticos de la firma.

/ Avéne

Al sur de Francia, en medio del Parque Natural Regional del Alto Languedoc, se encuentra el Centro Termal de Avène. Un espacio que se ha convertido por su agua en referencia mundial por su dedicación a la dermatología y al tratamiento de las afecciones cutáneas y, por tanto, en lugar de peregrinaje para quienes sufren dolencias tales como dermatitis atópica y eccema, psoriasis, ictiosis, prurito y prurito crónicos, cicatrices incómodas, secuelas de quemaduras o problemas del cuero cabelludo.

Solo llegar allí, tras un largo camino por una sinuosa carretera, te hace sentir bien. La calma y el aire puro que se respira te atrapan. Pero no es por el deseo de acompañar con un idílico entorno a los pacientes por lo que es allí donde está el centro, sino que el motivo por el que Avéne ha situado en ese punto y no en otro su base de operaciones es puramente funcional. Fue exactamente en esas coordenadas en las que se descubrió la fuente Santa Odile que más tarde sería declarada “de interés público” por la Academia Nacional de Medicina por las propiedades terapéuticas de su agua y en torno a la cual se hizo el centro que Pierre Fabre adquirió en 1975 con la intención de adentrarse en el termalismo científico.

Fotografías de los baños de Avéne hace años

Fotografías de los baños de Avéne hace años.

/ Avéne

El principal objetivo del farmacéutico era proteger el recurso hídrico y mantener su pureza, de ahí que no quisiera que se trasladara el agua para evitar su deterioro porque es ella el eje sobre el que se sustenta todo. Desde entonces, se han llevado a cabo –y se llevan, porque desde Avène están en constante estudio y cuentan incluso con un Laboratorio del agua que trabaja en ello– numerosos proyectos de investigación además de exhaustivos controles sanitarios que prueben que se trata de un agua que no ha sido transformada, ni limpiada o filtrada sino que se utiliza en el centro termal tal cual sale del yacimiento con fines terapéuticos.

El agua como base

Para comprender el por qué de los beneficios de este agua hay que irse a su origen. Es 100% pura y tiene una composición constante de minerales muy baja. Su pH es neutro, tiene un equilibrio iónico de bicarbonato, calcio y magnesio, no tiene gérmenes patógenos y está a una temperatura constante de 25ºC y, el hecho de ser rica en oligoelementos es lo que la hacen tan buena para pieles alérgicas o especialmente sensibles.

Son muchos los estudios clínicos que avalan su eficacia y esto es lo que lleva a tantos pacientes de diferentes edades y puntos del mundo a someterse a las curas termales que se realizan en el centro termal de Avène. Estas tienen una duración de tres semanas e incluyen una serie de cuidados generales y otros específicos en función de la patología de cada paciente. Entre los comunes a todos los termalistas se encuentra un baño de 20 minutos, una ducha con pulverización de 360º para que la piel se deshaga de todos los espesores y, posteriormente un brumizador para calmar y lograr un efecto antiinflamatorio.

A estos son a los que hay que unir el resto de tratamientos, masajes y visitas con los médicos para atender en concreto cada patología. En este sentido son muy interesantes también los talleres de educación terapéutica que el centro realiza como apoyo a los pacientes para ayudarles a llevar mejor aquello que les preocupa. Los hay, por ejemplo, de maquillaje médico para personas con enfermedades como cáncer cuya piel ha sufrido consecuencias de la radioterapia o quimitioterapia, o para quienes sufren dolencias cutáneas como eccemas o dermatitis, para que sepan qué pueden hacer y qué no sin riesgo de sufrir brotes o agravamiento; y los hay también enfocados a los niños –uno de cada cuatro pacientes que visitan la estación termal es menor– con higiene alternativa al rascado para aprender a llevar mejor en el día a día su problema.

Disfrutando de un masaje en la Estación Termal de Avène

Disfrutando de un masaje en la Estación Termal de Avène.

/ Avène

Los beneficios del Agua termal de Avène también pueden ser testados por quienes no tengan pieles sensibles ni sufran ninguna dolencia. El programa SensiCure puesto en marcha recientemente por el equipo médico-termal del centro permite que cualquiera que lo desee se deje mimar por los expertos. Pueden ser sesiones de unas horas o estancias de dos, tres o hasta seis días, en los que, además de tratamientos de baños y duchas, se puede asistir a otros talleres formativos y puedes recibir una evaluación dermocosmética personalizada que te ayuda a elegir los productos más adecuados para tu piel para seguir con tu rutina una vez que regreses a casa.

Un auténtico autoregalo de tiempo y cuidados que agradecerá no solo tu piel sino también tu bienestar.

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