Ácido hialurónico: el mejor tratamiento para corregir las arrugas y recuperar el volumen del rostro
Cristina Selva, especialista en medicina estética del Instituto de Cirugía Plástica y Medicina Estética de Quirónsalud Zaragoza, explica los secretos de este potente activo rejuvenecedor y algunas recomendaciones a la hora de aplicarlo
El ácido hialurónico es una sustancia natural (un polisacárido que pertenece a la familia de los compuestos llamados glicosaminoglicanos GAG) que se encuentra en la piel, en el cordón umbilical o en el humor vítreo. Su uso en medicina es muy amplio. Entre sus aplicaciones, destacan las funciones de retenedor de agua, rellenador cutáneo y redensificador de la piel. Y además de alisar las arrugas, estimula la producción de colágeno e hidrata la dermis.
Conforme pasan los años, se pierde hidratación y elasticidad, lo que conlleva la aparición de arrugas y líneas de expresión. “El ácido hialurónico es un componente perfecto si lo que se busca es combatir los efectos del paso del tiempo y el envejecimiento”, apunta Cristina Selva, especialista en medicina estética del Instituto de Cirugía Plástica y Medicina Estética de Quirónsalud Zaragoza. “Este tipo de tratamientos integrales -continúa-, son muy eficaces para abordar estos aspectos de manera global y devolver la juventud al rostro”.
Beneficios de los fillers faciales con ácido hialurónico
Con las últimas técnicas de infiltración de este potente activo, se puede conseguir un efecto lifting, así como restaurar los volúmenes perdidos en los pómulos, el mentón y los labios. “En esta clase de tratamiento se utilizan diferentes densidades de ácido hialurónico y toxina botulínica -una sustancia que relaja la musculatura hiperdinámica-, para poder tratar el tercio superior del rostro (patas de gallo, entrecejo y frente) y conseguir un rejuvenecimiento facial armónico”, detalla la doctora.
Entre los principales beneficios de la técnica, destaca que se observan resultados inmediatos en cuanto a la reducción de arrugas, hidratación y recuperación de volúmenes, además de ser una terapia no invasiva. “Esta precisión del tratamiento se debe a las innovadoras técnicas que llevamos a cabo en el Instituto, siempre de manera individualizada, con el objetivo de obtener un resultado natural. Normalmente, los mayores efectos se obtienen un mes después, aunque empiezan a ser evidentes, en el caso del ácido hialurónico, a los dos o tres días posteriores. Si se aplica toxina botulínica, los resultados se observan a partir de la semana de su realización”, puntualiza Cristina Selva.
En este sentido, para que sea más efectivo y evitar cualquier problema de salud, hay que tener en cuenta que no todo el personal médico y sanitario está cualificado para realizarlo. Es importante escoger a un profesional habilitado y formado en este campo que pueda resolver cualquier posible complicación, así como que el centro en el que se vaya a llevar a cabo cumpla la normativa y legislación sanitaria vigente. “En el Instituto de Cirugía Plástica y Medicina Estética de Quirónsalud Zaragoza utilizamos primeras marcas y productos de alta calidad cuyos laboratorios cuentan con departamentos de I+D que buscan siempre dar excelencia al tratamiento. A su vez, nuestros profesionales están en constante formación para aplicar la tecnología y las terapias más novedosas”, señala la especialista.
¿Cómo es el procedimiento individualizado?
Este tipo de tratamiento se puede realizar en cualquier época del año, sin ingreso hospitalario y tiene una duración media de entre 30 y 45 minutos. Cristina Selva explica que “lo primero es realizar una historia clínica detallada de cada paciente donde este expone sus inquietudes. A continuación, hay que analizar a la persona, tanto en reposo como en movimiento, y evaluar los resultados que podemos ofrecer. Tras este análisis, procedemos a realizar el plan: indicamos la técnica y el producto que utilizaríamos, el número de sesiones necesarias y las revisiones que se precisan”.
Con respecto al número de aplicaciones, señala que “depende de cada persona, ya que varía según la cantidad de producto necesario aplicado en base al estado inicial. Asimismo, cada tratamiento precisa algunas sesiones de revisión. De hecho, normalmente indicamos a nuestros pacientes que es aconsejable acudir a consulta una vez al año para realizar ese seguimiento”.
Con respecto a las contraindicaciones, en general, no se puede aplicar en mujeres embarazadas, durante la lactancia o si se sufre alguna infección. “Si se presentan situaciones específicas en las que no se recomienda, se tratan en la primera consulta informativa con el paciente. Hay un porcentaje muy bajo de posibles reacciones al producto y, además, existe un tratamiento o antídoto para ello”, concluye la doctora.
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